El año está en su último trimestre y eso solo significa una cosa: un nuevo cambio de horario. A partir del próximo 25 de octubre, las y los mexicanos retrasarán sus relojes, una actividad que, aunque no lo parezca, tiene diferentes repercusiones en el cuerpo humano.
En cuanto se dan los cambios, uno de los efectos más inmediatos que se percibe es la alteración que recibe la melatonina, una hormona que actúa regulando los estados de vigilia y de sueño en función de la luz solar.
De acuerdo con la doctora Selenne Verde Tinoco, investigadora de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM, cuando las personas se exponen al sol, la melatonina empieza a producirse para que en la noche el cuerpo la secrete en el ciclo de oscuridad.
“La gente puede decir ‘bueno, el horario de trabajo es el mismo’; sin embargo, desde la perspectiva de nuestro reloj biológico, nos levantamos una hora antes de lo habitual, ¿qué es lo que sucede? durante este cambio se da una ruptura de nuestra rutina de sueño”, asegura.
Con esta falta de sueño, las personas pueden tener mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares e incluso mayores accidentes automovilísticos, debido a que la velocidad de reacción es más lenta por la falta de descanso.
Hablando del cambio de invierno, la especialista explica que éste pudiera considerarse un ritmo biológico más estable, pues está relacionado a la sincronización con la luz del sol, el amanecer y el anochecer.
Aunque los adultos pueden aprovechar sus actividades en este horario por la luz del día, los efectos podrían aumentar el riesgo de sufrir alteraciones hormonales y emocionales, dependiendo de cada persona.
Además, detalla que los adultos mayores y niños son los que más salen perjudicados por los cambios de horario, pues ellos tienen mayor sensibilidad. Mientras que a la gente de la tercera edad se le dificulta dormir por la disminución de la producción de malatonina, los menores se vuelven muy activos.
Métodos de adaptación al cambio de horario
Para saber recibir los cambios de horario y tener una correcta función del estado de salud, la doctora considera esencial no olvidar que el sueño es un pilar, por lo que se debe tener un horario regular, evitando las siestas no mayores a los 20 o 30 minutos.
“Si tengo un sueño desorganizado o insuficiente, va a favorecer la aparición de enfermedades como la hipertensión arterial, obesidad, diabetes o depresión”, asegura.
Además, lo que también puede dificultar el sueño en un nuevo horario es el uso del teléfono inteligente y la televisión, aparatos que mantienen activo el cerebro por la luz que emiten.
Asimismo, la doctora rescata que es importante hablar de la cuestión nutricional para obtener un sueño más óptimo. Por ello sugiere evitar cenas pesadas, disminuir el consumo de café y el refresco de cola horas previas al sueño.
Por otro lado, recomienda que la gente no acuda a la automedicación para conciliar el sueño ante un cambio de horario. Lo mejor es siempre acercarse a un especialista para aprender a regular esta actividad.