Los claroscuros de ser crítico
Tres especialistas, uno de cine, otro de arte y uno más de música, confiesan que aunque su ejercicio periodístico está en decadencia, su trabajo ayuda a que los artistas y los lectores crezcan de manera profesional y personal
Fernanda MuñozEl crítico hace que la gente se enfrente consigo misma. Cuando una personas escucha o lee una opinión diferente a la suya, tiene mayores posibilidades de crecer intelectualmente, ya que su perspectiva se enriquece con la de alguien más que, generalmente, tiene una argumentación y lógica racional.
“La persona que está dispuesta a leer una crítica, significa que está de acuerdo a que la cambien, a que su opinión sea puesta en tensión, independientemente del campo en el que se esté cultivando”, asegura, a Reporte Índigo, Cuauhtémoc Medina, curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), y excrítico de arte.
Alberto Saladino García, profesor en Filosofía de la UNAM, afirma que las personas que se acercan a la crítica obtienen, con el tiempo, ciertos beneficios, como producir cuestionamientos, juicios y propuestas orientadas a la promoción de cambios y transformaciones a favor de la humanidad.
Medina agrega que las críticas no solamente están a favor del público que las lee y que descubre con ellas nuevas perspectivas de lo que lo rodea, sino que también son una herramienta para sus colegas, pues así, se dan cuenta cómo otros ojos ven lo que están haciendo.
Para el curador, estos juicios son como un espejo para el artista, en donde pueden encontrar diversas opiniones que siempre serán constructivas. También comenta que las perspectivas negativas de terceros deberían tomarse como algo a favor y no como un acto en contra del crítico.
“Siento que en general la figura del crítico no tiene una representación bondadosa, porque lo que encuentras son las representaciones canallescas, que son muy necesarias y que en lo particular encuentro muy divertidas. Pero si la crítica se tomara como se debería, habría una relación entre ellos y el artista que llegaría, en conjunto, a la apreciación de una obra”, sentencia Medina.
Falta de crítica en los medios
A Fernando Zamora siempre le gustó el cine. Luego de que ganara un premio por un ensayo que realizó cuando estaba trabajando para el periódico de una universidad privada, siguió escribiendo en otros medios, compartiendo con la gente la perspectiva que tenía del mundo cinematográfico.
Sin embargo, con el tiempo, Fernando se dio cuenta de una cosa, que México se fue quedando sin espacios para el tipo de trabajo que él ejerce.
El periodista de música Enrique Blanc coincide con Fernando Zamora, y comenta que si bien hay una crisis en los medios impresos de todo el mundo, sobre todo en México hay menos espacio para los críticos musicales. Por ello, el también guionista de radio dice que sus colegas han decidido mudarse a otras áreas, como la educación, donde enseñan cómo interpretar los géneros musicales desde la perspectiva cultural que existe en cada país.
“Más allá de la labor que tiene que ver con e scribir textos o hacer programas de radio, el crítico también puede presentar sus investigaciones en plataformas de streaming. Ahora, también las redes sociales nos brindan un lugar para poder tener un nombre y una firma”, explica Blanc.
Cuauhtémoc Medina siente que actualmente no hay suficiente crítica de arte, que el espacio que antes los medios modernos le otorgaban a construir una opinión ha dejado un vacío “que a veces produce la sensación de que uno no tiene el espejo, por deformado que sea, con el cual iluminarse”.
Para el curador, una de las consecuencias de ese suceso es que los periódicos y algunos seudicríticos están en el amarillismo, pues, para él, la prensa cultural ha dejado de informar, porque está disputando el poco espacio de visibilidad que tiene para hacer escándalos.
También, indica que como una parte de la crítica se ha vuelto no pagada, algunos de sus colegas se han dedicado a enseñar y a investigar, justo como lo mencionó Blanc, curador en programas musicales para la Feria Internacional de Música (FIMPRO).
“Siento que mucha de la crítica de arte actual que sobrevive, parte de una posición en donde trágicamente parece que ya nada le convence, que ya no hay batallas importantes que dar, no parece que esté surgiendo de una curiosidad sensible fundamental”, argumenta el curador en jefe del MUAC.
Represalias en contra
“En una ocasión, hablé mal de Star Wars y la gente me odió, pero me cayó muy bien, porque la verdad Star Wars me choca, la vi 13, 14 veces, pero tenía 12 años. Escribí como señor amargado, y se enojaron muchísimo”, recuerda Fernando Zamora.
En una ocasión, el también historiador de arte señala que antes de que la película Roma, de Alfonso Cuarón, se produjera, algunos otros directores estaban buscando esa historia que conmoviera a las personas y marcara al cine en el país. Él habló mal de un director en específico y un compañero del medio en el que trabajaba se enojó y lo empezó a señalar de amargado y de que tenía pésima narrativa.
Blanc comenta que no todo lo que recibe el crítico son respuestas negativas de su trabajo, pues en una ocasión escribió de un cantante latino, y fue el representante de éste el que le llamó personalmente para agradecerle, ya que nadie se había animado a expresar una perspectiva constructiva diferente.
En ese momento, Blanc se dio cuenta que los periodistas musicales deben escribir de géneros que no están en su lista de favoritos, pero que pueden tener incluso un trasfondo social o un entorno interesante.
Medina comenta que para él sería satisfactorio ver que lo poco que queda de la crítica de arte no estuviera contaminada de rencor. Le gustaría, al igual que sus colegas de cine y música, que quedara claro que no todo lo que hacen es dar de martillazos, sino apelar para encontrar la importancia de una determinada obra.