Los beats que te mueven
Victoria Cano levanta pesas cinco o seis veces por semana. Este deporte es su pasión desde hace cuatro años y su rutina dura al menos 90 minutos. Y aunque es una atleta experimentada, en ocasiones siente que su cuerpo ya no puede dar más.
“En ese momento pongo una canción que me guste, y el cuerpo reacciona, despierta y sigue entrenando”, dice.
Además de que la música es un incentivo, le permite desconectarse de los demás, enfocarse en ella misma y en los músculos que está ejercitando.
Eugenia Rodríguez
Victoria Cano levanta pesas cinco o seis veces por semana. Este deporte es su pasión desde hace cuatro años y su rutina dura al menos 90 minutos. Y aunque es una atleta experimentada, en ocasiones siente que su cuerpo ya no puede dar más.
“En ese momento pongo una canción que me guste, y el cuerpo reacciona, despierta y sigue entrenando”, dice.
Además de que la música es un incentivo, le permite desconectarse de los demás, enfocarse en ella misma y en los músculos que está ejercitando.
“Solo soy yo y mi entrenamiento, y eso no lo lograría sin una buena playlist”, señala Victoria Cano, quien participa en competencias de fitness.
Armando González lleva cuatro años corriendo y desde hace cinco meses se sumó al crossfit. El joven de 27 años elige la música con base en el tipo de entrenamiento que va a realizar.
“Si es una rutina que me va a exprimir al 100 por ciento, necesito una playlist que me ayude a sobrellevar esa rutina”, expresa. Pero cuando realiza un entrenamiento más moderado, prefiere una selección de música relajada.
Quizá el deporte en el que más se nota el impacto de la música sobre el rendimiento físico es el ciclismo de sala (spinning).
Alejandra Salgado, quien desde hace seis años practica esta disciplina, comenta que la ausencia de música durante el pedaleo resultaría en un entrenamiento plano. “No habría distintos niveles de esfuerzo físico, por lo que el ejercicio sería menos efectivo”.
Música: una droga para rendir más
Existe un porqué para utilizar la música como un aliado para mejorar el desempeño durante el entrenamiento. Décadas de investigación científica avalan la idea de que escuchar música brinda beneficios físicos y mentales, además de hacer más ameno el ejercicio.
Costas Karageorghis, psicólogo del deporte de la Universidad de Brunel, en Londres, escribió en 2012, en la revista científica International Review of Sport and Exercise Psychology, que la música puede ser considerada una droga legal para mejorar el rendimiento físico mientras se hace ejercicio.
Karageorghis, quien es reconocido a nivel internacional por sus más de 20 años de investigación sobre los efectos de la música en el acondicionamiento físico, trabajó en las olimpiadas de 2012 con dos atletas británicos, el remero James Cracknell, ganador de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Sidney y Atenas, y Dai Greene, campeón del mundo en los 400 metros con vallas en 2011.
En un estudio publicado en 2009 en el Journal of Sport & Exercise Psychology, señaló que los voluntarios que corrían al ritmo de ciertas canciones de rock (Queen y Red Hot Chilli Peppers) y pop (Madonna) aumentaban su rendimiento hasta 15 por ciento.
Los resultados del también autor del libro “Inside sport psychology” (Dentro de la psicología del deporte) demostraron que la música mejoraba de forma significativa el estado de ánimo de los participantes, lo que a su vez hacía más placentero su acondicionamiento. Incluso llegaron al grado de sufrir un colapso al finalizar la sesión.
Todo está en el beat
Para su estudio, Karageorghis armó un repertorio musical a partir de fundamentos científicos. No necesariamente todas las canciones “movidas” resultan efectivas para controlar la agitación, reducir la percepción de esfuerzo y mejorar el estado de ánimo.
Esto solo se logra con lo que el científico de la Universidad de Brunel denomina “música motivacional”.
Entre 120 y 140 pulsaciones por minuto (BPM, por sus siglas en inglés) es el tempo o el ritmo que suelen tener las canciones óptimas para realizar ejercicio de moderado a intenso, según las investigaciones de Karageorghis.
Su hallazgo coincide con los resultados de un análisis de más de 70 mil canciones populares producidas entre 1960 y 1990. Esta investigación, realizada por el doctor Dirk Moelants, del Departamento de Musicología de la Universidad de Gante, en Bélgica, demostró que la pulsación más frecuente era de 120 BPM.
Algunas de las recomendaciones de Karageorghis son “Eye of the Tiger” (109 BPM), de Survivor; “Don’t Stop Me Now” (154 BPM), de Queen; “Beat it” (139 BPM), de Michael Jackson; “I Like To Move It”(123 BPM), de Reel 2 Real feat. The Mad Stuntman; y “Push It” (130 BPM), de Salt-N-Pepa, según publicó Time Healthland en agosto de 2012.
Además, en entrevista para la BBC, Karageorghis sugirió ciertos temas para las etapas iniciales del entrenamiento, como “Mercy” (127 BPM ), de Duffy; “Don’t Stop the Music” (123 BPM), de Rihanna, y “Put your hands up for Detroit” (129 BPM ), de Fedde Le Grande.
Estas evidencias coinciden con los resultados de una encuesta realizada en 2012 a 184 estudiantes universitarios. El sondeo, publicado por el Journal of Research del Consejo Internacional para la Salud, Educación Física, Recreación, Deporte y Danza, reveló que 27.7 por ciento prefería Hip-Hop, 24 por ciento rock y 20.3 por ciento se ejercitaba al ritmo del pop.
Ritmo sin desgaste
“Fisiológicamente, uno es más eficiente cuando está sincronizando sus movimientos al ritmo de la música”, dijo Karageorghis en agosto de 2012 a Reuters.
El experto llegó a esta conclusión luego de evaluar el rendimiento físico de 10 ciclistas sometidos a tres tempos musicales distintos. El estudio fue realizado en colaboración con la doctora Catherine Bacon, de la Facultad de Ciencias Médicas y de la Salud de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda.
Los hallazgos, publicados en 2012 por el Journal of Sports Medicine and Physical Fitness, indicaron que quienes pedalearon al ritmo de la música necesitaron 7 por ciento menos oxígeno que quienes no se movieron en sincronía con el tempo de las canciones.
Karageorghis explicó que la música coordina las acciones de tal manera que se reducen las deficiencias y se optimiza la mecánica del movimiento.
Orquesta en el cerebro
Estudios que emplean técnicas de neuroimagen indican que la sensación de disfrute que inducen ciertos estímulos musicales aumenta la actividad en ciertas regiones cerebrales involucradas en la producción del movimiento. No en vano, las personas sienten el impulso de marcar el ritmo tarareando, moviendo la cabeza o los dedos de los pies al escuchar una canción de su agrado.
Katja Kornysheva, del Instituto de Investigación Neurológica Max Planck, de Colonia, Alemania, e investigadores de otras instituciones, se dieron a la tarea de analizar mediante imagen por resonancia magnética funcional cómo la apreciación de los ritmos musicales modula la actividad de las áreas del cerebro asociadas con las funciones motoras.
En el estudio, divulgado en 2010 por Human Brain Mapping, encontraron que cuando los participantes escuchaban melodías que les gustaban, se disparaba la actividad eléctrica de diversas regiones de la corteza cerebral que son claves para la coordinación del movimiento.
“Optamos por la música, la necesitamos, debido a su capacidad para movernos, para inducir sentimientos y estados de ánimo (…) Nuestros sistemas auditivos, nuestros sistemas nerviosos están sintonizados con la música”, escribió el reconocido neurólogo británico Oliver Sacks en una edición especial sobre música y cerebro publicada por la revista científica Brain.
Los científicos y los deportistas están en el mismo canal. Como dice la atleta Victoria Cano, la “música es divertida, es vida. Y al momento de combinarla con una pasión o con algo que le hace bien a tu cuerpo, hace una excelente fusión”.
Del estudio científico a la app
Los smartphones son imprescindibles para tu entrenamiento, así que te recomendamos estas dos apps para que tu experiencia sea completa.
Esta aplicación, disponible para dispositivos iOS, empata la música con el ritmo de tu acondicionamiento físico. También encuentra las canciones idóneas para distintos tipos de deportes.
Esta aplicación, desarrollada para dispositivos iOS y Android por la compañía de juegos Six to Start, introduce al usuario en una realidad virtual, donde los corredores participan en misiones de temática zombi.
Al ritmo
de la ciencia
Esta es la playlist que sugiere el doctor Costas Karageorghis:
“Eye of the Tiger”,
Survivor (109 BPM)
“Don’t Stop Me Now”,
Queen (154 BPM)
“Beat It”,
Michael Jackson
(139 BPM)
“Push It”,
Salt-N-Pepa (130 BPM)
“Pump it”,
Black Eyed Peas (154 BPM)
“Born to Run”,
Bruce Springsteen
(148 BPM)
“The Power”,
Snap (109 BPM)
“The Best”,
Tina Turner (104 BPM)
“Physical”,
Olivia Newton-John
(124 BPM)
“I’m Sexy and I Know It”,
LMFAO (130 BPM)
“I Like the Way”,
BodyRockers (128 BPM)
“Lose Yourself”,
Eminem (88 BPM)
“Jump”,
Van Halen (130 BPM)
“Single Ladies”,
Beyoncé (97 BPM)
“Run to You”,
Bryan Adams (126 BPM)
“Don’t Stop The Music”,
Rihanna (123 BPM)
“Blame It on the Boogie”,
The Jackson 5 (113 BPM)