El lobo mexicano es parte fundamental para el desarrollo del ecosistema; sin embargo, eso no se supo con claridad hasta que la subespecie estaba ya extinta en vida silvestre.
Las zonas en las que se encontraba, desde Arizona y Nuevo México, hasta Oaxaca, pasando por la Sierra Madre Occidental mexicana, de Sonora y Chihuahua hasta Durango y Jalisco, de pronto se encontraron limpias de lobos, provocando un desequilibrio natural.
Fue el enojo, el miedo y la frustración de los granjeros que cultivaban en zonas de bosque, donde el lobo cazaba, los que, a través de la promoción de medidas gubernamentales, decidieron envenenarlo y matarlo.
En los años 70, esta subespecie del lobo gris fue catalogada como extinta, sin pensar que, en un futuro, se necesitaría más que a ningún otro animal de tipo cazador.
María José Villanueva, directora de Conservación en el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) México, detalla que, en definitiva, fueron las creencias de que el lobo era malo por matar docenas de ganado lo que acabó con él.
Sostiene que fue tanto en México como Estados Unidos donde se implementaron las medidas necesarias para erradicarlo, sin pensar que su presencia era necesaria para mantener y proteger los ecosistemas funcionales y limpios.
“Esta subespecie es un indicador de que estamos haciendo las cosas bien, y estamos haciendo las cosas bien cuando tenemos ecosistemas funcionales, limpios y que están generando beneficios”, menciona Villanueva.
Después de más de 40 años, hace sólo cuatro meses, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) cambió el estatus de la subespecie de “extinta en el medio silvestre” a “en peligro de extinción”, una alteración positiva y gigantesca para la humanidad, la flora y la fauna.
Cuando la mayoría de lobos fue erradicada, Estados Unidos y algunos zoológicos mexicanos conservaron una minoría en reserva, la cual fue reproduciéndose bajo el cuidado de especialistas.
Actualmente, en vida libre hay una población de entre 30 y 50 Canis lupus baileyi. Para tener una cifra más exacta es necesario fortalecer los esfuerzos de monitoreo.
Trabajar para conservar al lobo mexicano
Para María José Villanueva, una de las vías más fuertes para seguir recuperando al lobo mexicano es que todas las organizaciones, tanto privadas como públicas, se unan y trabajen en ello.
Considera que aunque WWF realiza sus labores a través de donaciones públicas y del sector privado, no descarta que haya una unión con el gobierno federal con el único propósito de mejorar la vida silvestre del país.
“Nosotros desde la sociedad civil estamos para apoyar al gobierno, brindando también acompañamiento técnico en casos cuando se requiera. Aunque la federación tiene a grandes expertos en el tema, nosotros esperamos acompañarlos”, dice Villanueva.
Además, considera importante que, junto a las autoridades gubernamentales correspondientes, se comiencen a aplicar políticas que integren a la biodiversidad y que reconozcan a la naturaleza como el pilar fundamental de la economía del país.
“Por el momento, estamos planteando que debemos desarrollar planes de educación ambiental y al mismo tiempo estar trabajando con las comunidades que son las custodias de los bosques donde el lobo vive, debemos hacerlas nuestras campeonas”, señala.
De acuerdo con Villanueva, las organizaciones a favor del lobo mexicano y de la vida silvestre deben realizar campañas de sensibilización, para que, junto a las comunidades, puedan lograr que haya una coexistencia y reconciliación con la subespecie
Actualmente, menciona que WWF, por su parte, se encuentran trabajando con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la cual crea centros de refugio y liberación de lobos en sus hábitats naturales.
“La Comisión nos han indicado que con construir un par de estos centros podríamos estar liberando alrededor de 10 lobos al año, lo que permitiría ayudar a recuperar las poblaciones”, asegura Villanueva.