Ninguna aplicación de mensajes de texto es lo suficientemente buena como para asegurarnos que, una vez abiertos, los videos y las fotos que enviamos a otros usuarios quedan eliminados por completo y en cuestión de segundos.
Ni siquiera Snapchat, porque los mensajes que se envían a través de esta popular app, ahí se quedan.
Prueba de ello está en el acuerdo que Snapchat llegó el pasado jueves con la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), que acusaba a la empresa fundada por los jóvenes Evan Spiegel y Bobby Murphy de engañar a los usuarios con afirmaciones de que los mensajes enviados desaparecen.
Según The New York Times (NYT), la FCC dijo que los snaps compartidos a través de la app se pueden guardar de distintas formas. Se puede hacer uso de aplicaciones de terceros, recurrir a otros métodos simples con las mismas herramientas de los smartphones, como la captura de pantalla –o “screenshot”– de los mensajes de otros usuarios.
La FCC también acusó a Snapchat de transmitir y recoger datos personales del usuario, como la ubicación y los contactos de la libreta de direcciones.
De acuerdo a NYT, con dicho acuerdo, a Snapchat se le prohíbe tergiversar la privacidad y la confidencialidad de la información del usuario. La empresa también deberá iniciar un programa de seguridad “de gran escala” que deberá ser vigilado por las autoridades durante los próximos 20 años.
Snapchat publicó un comunicado en su blog, en el que dice que “incluso antes de que se anunciara el decreto de consentimiento de hoy, habíamos resuelto la mayoría de esas preocupaciones (…) mediante la mejora de la formulación de nuestra política de privacidad, descripción de la aplicación y las notificaciones dentro de la aplicación Y continuamos invirtiendo fuertemente en la seguridad y las tácticas defensivas para evitar el abuso”.