Lo importante es leer

Es la predicción que aterra a los amantes nostálgicos del olor a libro nuevo: que la literatura impresa desaparezca y los e-books resulten victoriosos en una batalla que lleva años siendo discutida.

Que si los libros electrónicos son el futuro, que si el papel es muy caro, que si la tecnología vencerá o que si nos comerá vivos y de paso consumirá nuestro intelecto. 

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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90%
de las ciudades en Brasil no cuenta con librerías
La asimilación del conocimiento es más sencilla en los libros impresos
https://www.youtube.com/watch?v=tCDRgsXB1wU

Es la predicción que aterra a los amantes nostálgicos del olor a libro nuevo: que la literatura impresa desaparezca y los e-books resulten victoriosos en una batalla que lleva años siendo discutida.

Que si los libros electrónicos son el futuro, que si el papel es muy caro, que si la tecnología vencerá o que si nos comerá vivos y de paso consumirá nuestro intelecto. 

Los partidarios de cada lado son apasionados y están convencidos de su posición pero, de todos modos, se siente cierta desventaja para los rústicos libros en print, los que se tocan y –porque la tentación es irresistible– se huelen. 

Sin embargo, hay esperanza para los melancólicos, porque si la ciencia tiene razón y es escuchada, los libros que necesitan más de un dedo para cambiar de página no desaparecerán.

Más que añoranza

Lo que hace a muchos preferir los libros impresos, a pesar de los inconvenientes del peso, el espacio que ocupan y el precio, no es solo sentimentalismo.

Un estudio del 2012 de la Universidad Andrews, por ejemplo, descubrió que 96 por ciento de los estudiantes universitarios involucrados en la investigación eligieron estudiar de hojas palpables cuando se les dio la opción entre esa modalidad y un libro electrónico, sin importar si eran o no usuarios de e-books. Si este último tipo era la única alternativa, lo usaban sin problemas.

Además, las páginas de Internet nos han vuelto impacientes y estamos acostumbrados a que cuando leemos en una pantalla no debemos poner tanta atención, por lo que es más sencillo concentrarnos cuando hay un libro frente a nosotros.

Quizá por ello, una investigación de la Universidad de Stavanger, en Noruega, reveló que los adolescentes que leían en papel tenían mejores resultados en exámenes de comprensión de la lectura que aquellos que usaban textos electrónicos.

El hábito de leer en libros impresos, además, puede ayudar a que nos familiaricemos de nuevo con la lectura profunda, y es un buen ejercicio para el cerebro.

“Me preocupa que la forma superficial en la que leemos día a día afecte cuando tenemos que leer algo que requiere más procesamiento”, dijo a The Washington Post Maryanne Wolf, neurocientífica de la Universidad Tufts y especialista en las reacciones del cerebro al leer. “Pero el cerebro es plástico durante toda la vida, está constantemente adaptándose”.

Los e-books al rescate

A pesar de sus beneficios cognitivos, los libros impresos son un lujo para muchos. Por ello, empresas como Amazon  –creadora de Kindle, el e-reader más popular del mercado– promueven los e-books como una alternativa de fácil acceso.

“El 90 por ciento de las ciudades de Brasil no tiene librerías; en México, el 93 por ciento. El precio medio del libro impreso en ambos países oscila entre 20 y 25 dólares”, explicó a El País Pedro Huerta, encargado del contenido de Amazon para América Latina. 

“Y no hay una masa crítica como para que baje el precio, así que la distribución digital es la única opción para incentivar la lectura”, agregó.

Y es que los e-books son significativamente más baratos que los impresos, y Amazon ofrece diariamente ciertos títulos con descuentos de hasta 90 por ciento, y plataformas como iBooks, de Apple, permiten leer un fragmento del texto antes de decidir si comprarlo.

Los libros electrónicos también facilitan la distribución de volúmenes que no tienen un público lo suficientemente grande como para justificar su impresión. La tienda de Kindle, por ejemplo, publicó 35 obras en náhuatl.

“Queríamos ayudar a que no se pierda lo local (…). Nadie publicaría algo en papel con una audiencia tan pequeña, pero sí se puede conservar el legado si se digitaliza”, afirma Huerta.

Ahí es donde está el meollo del asunto. Lo importante de leer no es cómo o dónde o por qué, sino hacerlo.

Pensar en los distintos tipos de libros como enemigos es una posición que daña a la industria literaria y a los lectores. Es momento de comenzar a verlos como modelos que se complementan, con ventajas que debemos aprovechar.

‘Topless’ para fomentar la lectura

“Hacer que leer sea sexy” es el objetivo de la Outdoor Co-Ed Topless Pulp Fiction Appreciation Society (OCETPFAS), un grupo de lectura neoyorquino que se reúne cada viernes en distintos lugares –como el Central Park u hoteles que aceptan desnudistas–  para disfrutar de historias cortas de ciencia ficción, del género conocido como pulp fiction.

La asociación se formó en el 2011 y, además de invitar a leer, su intención es recordar a los habitantes de la “Gran Manzana” que es legal andar por sus calles con el torso desnudo.

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