Live at The Ritz de Guns N’ Roses es rock and roll en estado puro

La banda ofreció una de sus presentaciones más memorables hace ya 30 años; el concierto es recordado por la manera en que los músicos se entregaron, literalmente, al público
Roberto Trejo Roberto Trejo Publicado el
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Guns N’ Roses (GNR) dejó para la posteridad una perfecta postal del mejor hard rock de la década de los 80 con Live at The Ritz, el concierto con el que la banda angelina mostró al mundo que su apetito por la destrucción sería muy difícil de saciar.

Axl Rose, Slash, Izzy Stralin, Duff McKagan y Steven Adler subieron al escenario del famoso salón neoyorquino el 2 de febrero de 1988 para grabar una presentación especial para MTV; la banda ya era conocida entre los jóvenes, pero aún no alcanzaba niveles estratosféricos de popularidad.

Live at The Ritz fue un concierto sucio, lleno de fallas en el sonido y con un peculiar espíritu punk, sin embargo, la manera en que se entregó la banda aquella noche provocó que esta presentación quedará inmortalizada en la historia del rock and roll.

Simplemente eran cinco jóvenes divirtiéndose en el escenario, sonrientes, cercanos al público y con una energía indomable; una faceta del grupo de quedaría en el olvido años después, luego que la banda se convirtiera en un hervidero de problemas y Axl Rose fuera consumido por su propio ego.

“No fue una de nuestras mejores actuaciones ni de lejos. Axl tenía problemas en la garganta y, aunque no tocamos mal, lo habíamos hecho mejor unos días antes. En todo caso, fue relajado, desafinado, punk y por eso merece cierto reconocimiento, se trata de una grabación importante porque muestra la esencia de la banda y el público fue genial”, señaló Slash años después.

De inicio a fin, la presentación de GNR fue electrizante, no sólo tocaron canciones del álbum Appetite for Destruction, lanzado siete meses antes, sino que también rindieron tributo a Aerosmith y Bob Dylan con canciones que luego se volverían piezas inevitables en su repertorio.  

Mención aparte merece la interpretación de canciones como It’s So Easy, Mr. Brownstone, My Michelle, Welcome To The Jungle y Nightrain, sin embargo, la pieza que se robó la noche fue Paradise City; un tema pensado para grandes estadios, pero que funcionó de manera perfecta en aquel pequeño salón.

Slash comenzó a tocar las primeras notas de Paradise City, segundos después, el público empezó a sacudir la cabeza con unos riffs de guitarra con sabor a heavy metal; la velocidad de la canción fue aumentando hasta alcanzar el clímax y la explosión total de GNR.

La escena registrada por la cámaras de MTV es rock and roll en estado puro; Axl lanzándose al público desde el escenario, los miembros de seguridad intentado rescatarlo de ese mar de brazos, mientras los fans intentan llevarse más que un simple suvenir del mítico concierto.

Del otro lado se encuentra Slash tirado sobre el escenario, mientras sufre una sobredosis de rock y cualquier cosa que haya ingerido aquella noche, sin embargo, no deja de tocar el solo de guitarra; el cual por momentos asemeja al sonido de esas máquinas de hospital que miden los signos vitales.

Izzy y Duff se mantienen firmes en su posición; alguien debe hacerlo cuando los pilares de la banda se han entregado a la locura.

Steven no para de reír por la escena que tiene de frente; una sonrisa que se extinguiría meses después, luego de ser despedido por su adicción a la heroína e intentará suicidarse por depresión.

Los de seguridad logran rescatar a Axl de la multitud, el cual lo regresa sin la playera de Thin Lizzy que vestía, así como varios anillos y pulseras de menos.

El vocalista se revisa la muñeca lastimada, pero todo da lo mismo, Axl asume la actitud “esto es rock and roll”, coge el micrófono del piso y termina la canción con los puños en alto. Años después, Rose se volvería a lanzar al público, no para ser alabado, sino para golpear a un fan que lo hizo enojar.

Sin duda, Live at The Ritz es la postal perfecta del mejor hard rock de los 80.

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