Una novela heredada

Tras el fallecimiento de su padre, María José de Diego se encontraba frente a la computadora del escritor Eliseo Alberto, en sus palabras “echándose un clavado” en la búsqueda de recuerdos y recopilación de trabajos que quedarán bajo su resguardo para postergar la obra de un grande.

Tenía sentimientos encontrados y sin esperarlo, al igual que su tía Fefe, María encontraría una obra que, iniciada por su abuelo había terminado su padre.

Azaneth Cruz Azaneth Cruz Publicado el
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‘Eliseo Alberto. La obra de mi padre’ es considerada una novela ‘doblemente póstuma’ por María José Diego
“Mi deuda con ellos refiere más hacía sus lectores, a quien ellos consideraban sus amigos”
María José de DiegoHija del escritor cubano Eliseo Alberto
“Mi intervención en esta obra es publicarla. Para mí leer la novela y mostrarla representa un guiño de mi padre que me dice ‘aquí sigo, aquí estoy’”
María José de DiegoHija del escritor cubano Eliseo Alberto
“Mi papá me comentó de aquella novela que había iniciado Eliseo Diego y que (…) decidió continuar (…) yo sería quien la terminaría”
María José de DiegoHija del escritor cubano Eliseo Alberto

Tras el fallecimiento de su padre, María José de Diego se encontraba frente a la computadora del escritor Eliseo Alberto, en sus palabras “echándose un clavado” en la búsqueda de recuerdos y recopilación de trabajos que quedarán bajo su resguardo para postergar la obra de un grande.

Tenía sentimientos encontrados y sin esperarlo, al igual que su tía Fefe, María encontraría una obra que, iniciada por su abuelo había terminado su padre.

“Mi papá me comentó de aquella novela que había iniciado Eliseo Diego y que había hallado mi tía Fefe, la cual —después de que mi padre se supo enfermo— decidió continuar. No sabía bien de qué iba, pero recuerdo que él me decía que yo la terminaría. Al encontrarla en su computadora recordé sus palabras, pero a mí no me daba el corazón para terminarla, por lo que después de leerla y comentarla con algunos expertos decidí que lo único que le hacía falta era ponerle punto final y publicarla”,  platica María José de Diego, hija del escritor cubano Eliseo Alberto.

En una habitación un poco frívola con pisos de madera y llena de libros de la Editorial Planeta, María José de Diego comenzaría a platicar sobre una gran obra “doblemente póstuma” –como ella la llama— sobre la vida de dos grandes escritores cubanos que vinieron a México en busca de oportunidades culturales y de otro tipo vida.

Según María, “Eliseo Alberto. La obra de mi padre” es una novela que retrata la vida de un Eliseo Diego de casa y una reconciliación de Eliseo Alberto con la isla que lo vio nacer, a la cuál recordaba y veía como él siempre quería que fuera.

“La obra de mi padre” es una deuda pendiente que tenía Eliseo Alberto con su abuelo Eliseo Diego y a su vez, la que ella tenía con su padre.

“Mi deuda con ellos refiere más hacía sus lectores a quien ellos consideraban sus amigos. Estoy segura que mientras citen sus obras, leyendo y pensándolos, mi padre y mi abuelo seguirán vivos”, expresa María.

La familia como fuente de inspiración

La familia fue la inspiración de esta novela según María, sin embargo, cuenta con unos mínimos toques de ficción.

El libro contiene mayormente pasajes de Eliseo Alberto, recuerdos de Cuba, de su infancia, de las cartas de su abuela a su abuelo Eliseo Diego, una reconciliación con su amada isla y su yo interno y de su familia.

María José considera que existió un personaje fundamental mencionado en esta obra, su abuela. “Si bien no tiene la mano de mi abuela, tiene su presencia. Las cartas que le escribía a mi abuelo nos hacen entender mucha de la poesía de él”, platica.

Después de que Eliseo Diego obtiene el Premio Nacional de Literatura Juan Rulfo, ellos deciden quedarse a vivir en México, pero seis meses después fallece y fue entonces cuando su abuela considera que sin él no tiene mayor sentido quedarse y regresa a Cuba.

De acuerdo con María, la novela toca hebras sensibles de la familia por lo que mostrar la obra de dos grandes al mundo representaba también un desafío enorme a nivel personal.

“Mi intervención en esta obra es publicarla. Para mí leer la novela y mostrarla representa un guiño de mi padre que me dice ‘aquí sigo, aquí estoy’. A él no le hubiera gustado que la obra que había compartido con Eliseo Diego se quedará en un cajón”, comenta.

María ha encontrado más de un texto de su padre, y no descarta mostrar con el tiempo otras de sus obras. “Es una gran responsabilidad ser nieta de Eliseo Diego e hija de Eliseo Alberto”, comenta.

Del exilio y AL

La familia de Eliseo Diego permaneció exiliada de Cuba desde que éste recibió el premio Juan Rulfo. Enamorados de México y de la forma en que fueron recibidos decidieron quedarse y continuar su vida cultural.

“Este libro es una reconciliación de mi padre con Cuba”, platica la nieta del poeta cubano Eliseo Diego.

Al hablar sobre el tema del exilio y la situación política que se vive en el mundo, especialmente en América Latina, María José expresa que todo forma parte de un proceso al que debemos estar atentos, pues con ello vienen cambios importantes.

“El mundo está atravesando por una enorme fase de cambios. Me da un poco de frustración que estemos acabando con la alegría”, cuenta.

Al hablar sobre la situación de Cuba y la muerte de Fidel Castro las opiniones fueron limitadas, pues no es un tema sobre el que le guste mucho opinar.

“No podemos pretender que después del boom que tuvo cuba políticamente hablando, las cosas cambien de un día para otro, hay 50 años que corregir y que curar”, comenta para Reporte Indigo.

Sin embargo, enfatiza que sí hay algo que le falta a los latinoamericanos. “Estamos atravesando procesos importantes en el mundo… Considero que los latinos somos personas que perdonamos muy fácil, que olvidamos muy fácil. No está mal perdonar, pero no podemos dejar pasar por alto tanto… Suelen pasarnos por encima y nosotros solo decimos: ‘bueno, tal vez lo hizo sin querer’ y en muchas ocasiones no lo están haciendo sin querer. Creo que nos falta la capacidad de reaccionar. Nos falta hacer sentir nuestra voz”, puntualiza María José.

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