El shampoo seco solía ser un secreto de las personas más involucradas con los productos de belleza. Era mencionado ocasionalmente en revistas y blogs especializados, pero encontrarlo en un supermercado era prácticamente imposible, y la variedad en las tiendas donde sí se vendían dejaba mucho que desear.
Hoy, todo ha cambiado.
Desde hace un par de años la obsesión por la salud del cabello se ha propagado, y la popularización de ciertos blogs sacaron al shampoo seco del mundo oculto en el que se encontraba, directo hacia los supermercados y los tocadores de millones de personas.
Por lo general, están compuestos de almidón de arroz o tapioca, que absorben los aceites naturales del cabello, y dan una apariencia limpia sin haber tenido que pasar por el proceso de agua-shampoo-acondicionador. Se aplican como un aerosol y dejan un aroma agradable, por lo que para muchos son una buena solución temporal para cuando no hay tiempo de bañarse.
Pero la practicidad no es su única bondad. Muchas personas lo utilizan para evitar desgastar el color de su tinte, o de dañar menos su cabello con las sustancias nocivas del shampoo tradicional.
La aplicación varía según la marca, pero casi todas coinciden en tres pasos: rociar el polvo con un aplicador en aerosol, dejar reposar unos minutos y masajear para que penetre hasta el cuero cabelludo, y cepillar para quitar la sensación “polvosa”.
Y es que el resultado final, aseguran, es más volumen en el cabello, un buen olor y la apariencia de que te acabas de lavar el pelo.
Los precios de este tipo de shampoo van desde los 50 hasta los 200 pesos, en las marcas más comerciales, y ascienden un poco más en las especializadas.