A pesar de que la cantante Lidia Ávila ha estado a lo largo de su vida ante miles de fans durante sus conciertos, por primera vez, actuará con un público reducido que la sacará de su zona de confort, pues se enfrentará al reto de participar en la obra Conejo blanco, conejo rojo, pieza en la que, incluso, personas fuera de la actuación se han presentado.
En entrevista con Reporte Índigo, la cantante confiesa que le da mucho temor, pues desconoce de qué se trata la pieza, ni qué cosas podrá hacer en el escenario, por lo que, en la soledad de su camerino, tratará de hacer trabalenguas, ejercicios de respiración y mantenerse lo más tranquila y relajada posible.
“Es un honor que me hayan contemplado y crean que tengo la capacidad para llevar a cabo este proyecto. Le tengo temor porque me da más nervios cantar en escenarios pequeños con poca gente, toda la atención está totalmente en ti, igual cuando me piden cantar en una reunión. No sé por qué, es algo muy chistoso, quizá por la intimidad, tenerlos aquí cerquita y observar las caras, es complicado”, narra Ávila.
La producción de Conejo blanco, conejo rojo ya la había invitado el año pasado; sin embargo, por cuestiones de agenda no había podido, por lo que la cantante se encuentra ansiosa por participar, a la par de estar de gira con OV7 por sus 30 años de trayectoria musical.
Aunque hace mucho no hace teatro ni televisión, está deseosa por enfrentarse a este reto y subirse a un escenario desconocido.
“No sabemos nada, es más, no sé si todos tienen el mismo guión. Me mata la incertidumbre, pero me llega en un momento increíble, llevo varios meses con la gira de OV7 y que caiga un proyecto como éste, donde estoy retomando a Lidia Ávila, porque sí, soy Lidia la de OV7, pero también soy la mamá, la que le gusta cantar otro tipo de música, la que le gusta el teatro, o sea, estoy retomándome a mí”, platica.
Su camino por OV7
Lidia Ávila se encuentra en un momento increíble de su vida, feliz y en compañía de su familia y con trabajo. Está viendo por sus prioridades individuales y crecimiento profesional.
Explica que, al igual que en la pandemia, este año representa un momento cumbre para su carrera, pues en diciembre cerrará la gira con OV7, agrupación de la cual se lleva todos los aprendizajes del mundo.
Asimismo, junto con OV7 pudo comprender el significado del éxito y el paso de un “fenómeno musical” y cuando algo deja de estar “de moda”.
“Nos ha tocado toda la industria de la música, desde el LP, el cassette, el beta, VHS, absolutamente todo. Somos muy afortunados de seguir haciendo lo que nos gusta, vendiendo boletos, porque hoy en día puedes tener millones de seguidores, pero no vender un boleto para un concierto.
“Tal vez no tenemos millones de seguidores, ni en Facebook ni en Instagram, pero somos de esos artistas que todavía llenan estadios, auditorios, y nos sentimos muy afortunados por eso”, cuenta.
Con una gran sonrisa, la cantante platica que estar en OV7 ha sido lo mejor que le ha pasado, no sabe qué pasará con ellos para el 2024; no obstante, toda esta emoción que ha experimentado a sus 44 años las atesorará por siempre.
Lo último que hizo en el mundo de la actuación fue Palabra de Mujer (2007), una telenovela con Edith González, Ludwika Paleta y Yadhira Carrillo
“OV7 es mi vida entera, yo creo que la banda existirá hasta el día que ya no existamos nosotros, pero nos faltaría mucho, ¿no? ¡Todavía somos jóvenes! OV7 es mi apellido y siempre lo va a ser, estemos en gira, o no. No sé qué vaya a pasar en 2024, porque todos tenemos proyectos alternos; también, de pronto, es sano darnos un respirito”, sostiene la cantante.
Ver por sus prioridades
Los últimos años de su vida, Lidia Ávila había estado dedicada 100 por ciento a OV7, con los 90’s pop tour y luego la gira de los 30 años. Agradece que en todo este tiempo ha estado rodeada de gente trabajadora que la ha apoyado.
“También soy un individuo y tengo que retomar lo que a mí me gusta hacer y cantar, también me gusta cocinar. Estos proyectos me ayudan a ver que también puedo hacerlo sola y que no tengo que estar con los otros seis siempre”, detalla Lidia.
A pesar de las pérdidas por las que ha pasado últimamente y de vivir momentos agridulces, se considera una mujer muy agradecida y plena. La gira, los conciertos, la amistad y la música le han ayudado para poder seguir adelante, aspirando cada vez a retos más complejos.
“He aprendido que todo pasa, lo bueno y lo malo, todo son momentos que si no los disfrutas en ese preciso instante se esfuman y ya. También el éxito pasa, suena a lo mejor muy repetitivo, pero es así, todo pasa, eso he aprendido en esta carrera”, dice.
Hace algunos años, la cantante había probado suerte como solista, poco después de que OV7 anunciara su separación en 2003. No obstante, en esta ocasiones se encuentra más preparada para lanzar su material, el cual grabó en la pandemia, incluida “Ciega” y una nueva versión de “La Llorona”.
“Grabé una nueva versión de una cantautora peruana, se llama ‘Mariposa Azul’, cuando la escuché, pensé que se la había compuesto a mi hermano que falleció hace unos meses, dije, la tengo que grabar, tengo que hacer mi versión”, cuenta.
Lidia Ávila llega a esta nueva etapa feliz, con muchos logros y retos, pero, al final, expresa que todo lo vale por la música.
Lidia Ávila se presentará hoy en la obra Conejo blanco, conejo rojo en La Teatrería (Tabasco 152, Roma Norte, Ciudad de México), a las 20:30 horas
“Antes realmente lo hice por gusto, pero ahora yo decidí qué canciones, cómo cantarlas y cómo quería que fuera el arreglo, todo muy orgánico. En aquel entonces había una disquera y había toda una cosa detrás; ahorita es realmente por el gusto de que amo cantar.
“Yo nací con música, mi familia es muy musical, yo no me veo sin música, sin cantar y sin los instrumentos, en mi casa está lleno de instrumentos, piano, guitarra, todo, o sea, es mi vida entera”, explica Lidia.
Su inspiración
Actualmente, Lidia Ávila ha tomado inspiración de su familia, especialmente de sus hijos.
“Todos los días al levantarme hacen que sea mejor persona, al subirme a un escenario, al irme a trabajar, aunque mi hija se quede llorando, pero es darles un ejemplo de que mamá está feliz, y si yo estoy feliz, ellos también van a estar felices y podré darles lo mejor de mí”, sostiene.