El libro ‘El gesto de fotografiar’ presenta obra inédita de Mariana Yampolsky

La mirada de Mariana Yampolsky era profundamente empática, de una enorme curiosidad; una exploración visual cargada de afectividad y cercanía hacia las personas y los entornos que fotografiaba. Según Deborah Dorotinsky, doctora en Historia del Arte, la fotógrafa se distinguía por una sensibilidad que iba más allá de la mirada antropológica convencional: su cámara capturaba gestos, sonrisas, y expresiones con una comprensión personal de la experiencia humana.

Su trabajo documentaba a las personas, pero también sus entornos y sus transformaciones arquitectónicas, lo que revelaba cómo entendía y valoraba tanto lo humano como lo construido.

Esta perspectiva cobra vida en El gesto de fotografiar (2024), un libro digital editado por la Secretaría de Cultura federal y el Centro de la Imagen, que ofrece nuevas aproximaciones a su obra. A través de una investigación en los archivos de la Universidad Iberoamericana y la colección del Centro de la Imagen, el libro permite redescubrir la forma en que Yampolsky capturaba las expresiones y los espacios y  resaltaba la humanidad que hay en cada imagen.

“Me parece que Mariana tenía una gran fascinación por la experiencia humana y eso es algo que podemos rescatar en este libro. Para ella fotografiar era una forma de respuesta a esa afectividad con la que entablaba procesos de acercamiento a los seres humanos; era muy particular cómo comprendía, tanto nuestra cultura como en el caso del trabajo en las culturas del norte de África y entender una sonrisa o una demanda; hasta resaltar una forma muy gallarda de caminar y ser”, explica la coordinadora y editora del libro, Deborah Dorotinsky, a Reporte Índigo.

¿Qué fotografías de Mariana Yampolsky se podrán ver?

Deborah Dorotinsky reflexiona sobre la riqueza de la obra fotográfica de Mariana Yampolsky, la cual, a lo largo de los años, cree que se ha ido formando un “canon” alrededor de las imágenes más conocidas de la artista, como sucede con otras figuras destacadas de la fotografía mexicana, entre ellas Manuel Álvarez Bravo. Las fotografías emblemáticas, promovidas en vida por Yampolsky, suelen acaparar la atención, mientras que un vasto material inédito permanece en los archivos, aguardando a ser descubierto y valorado.

“Cuando una fotógrafa guarda en su archivo sus negativos tiene ya en mente una cuestión de posteridad, y que va haber un momento en el que alguien más se va a ocupar de mirarlos y trabajarlos. Aquí pasó esto y se podrán ver esos archivos que, quizá, por primera vez, saldrán a la luz”, observa Dorotinsky.

La reciente publicación de El gesto de fotografiar se presenta como una oportunidad para revelar nuevas facetas de la obra de Yampolsky. El proceso de acceso a este archivo, que actualmente reside en la Universidad Iberoamericana, fue complejo.

Aunque Dorotinsky ya tenía un vínculo profesional con la doctora Teresa Matabuena, encargada de la biblioteca y conocedora del archivo, el acceso se comenzó a gestionar casi al final de la pandemia. Gracias a estos lazos previos fue posible un acercamiento inicial a los libros y materiales publicados por Matabuena.

El fututo del archivo de Mariana Yampolsky

Uno de los objetivos del proyecto fue trabajar con fotografías inéditas, y Dorotinsky buscó un enfoque diverso e interseccional para el equipo de trabajo, que incluyera investigadores e investigadoras de distintas edades y antecedentes. A cada colaborador se le ofreció libertad para elegir temas y material disponible, y el equipo desarrolló ensayos que, aunque académicos, buscaban ser accesibles para un público amplio.

“Entre los temas abordados, Eugenia Macías, quien ya había trabajado en una exposición de Yampolsky, eligió estudiar el ritual en las imágenes, dándole continuidad a su investigación previa. Abigail Pasillas se interesó en el personaje de “Superbarrio”, un símbolo de lucha social, mientras que David Fajardo optó por las enigmáticas fotografías de cementerios, incluyendo el panteón israelita”, explica.

Por su parte, Valeria Sánchez Michel exploró la fotografía de arquitectura moderna y vernácula, con un enfoque en las imágenes en color. Y Ana Elena identificó y contextualizó fotografías de mujeres posando con textiles tradicionales, detallando el diseño de las prendas y joyería que fusionan elementos indígenas y contemporáneos.

Dorotinsky seleccionó una serie de fotografías tomadas por Yampolsky durante la filmación de Tepu, la película de Juan Francisco UrrustI, mientras que Rubín de la Borbolla, especialista en arte y cocina popular, trabajó con imágenes de comida y panes regionales, imágenes que resaltan la riqueza de la cultura gastronómica capturada por Yampolsky.

En su conjunto, el proyecto abre una ventana a la obra de Yampolsky más allá de sus imágenes icónicas, invitando a una exploración continua de su archivo y a una mirada fresca sobre sus procesos y elecciones creativas.

“Este libro sólo es una aproximación, porque quedan un montón de temas, hay mucho por trabajar y rescatar. Creo fue un excelente oportunidad la que nos dio el Centro de la Imagen para hacer esta pequeña pieza sobre las fotografías inéditas y sobre nuevas miradas que se pueden encontrar en las fotografías ya conocidas de Mariana.

“Me parece crucial hacer un llamado a todas las personas que estudian antropología y que están trabajando estos procesos de cultura material. También invito a las historiadoras y los historiadores del arte que se dedican a la fotografía a mirar cómo se construyen ciertas formas de ver lo urbano y lo popular, no solo lo indígena. Esa es una de las grandes riquezas del acervo de Mariana”, concluye.

Toma nota

El libro, editado y coordinado por Deborah Dorotinsky Alperstein,  incluye ensayos de:

• David Fajardo Tapia
• Eugenia Macías
• Rebeca Monroy Nasr
• Ana Elena Mallet
• Sol Rubín de la Borbolla
• Valeria Sánchez Michel
• Abigail Pasillas Mendoza
• Deborah Dorotinsky Alperstein