Ley de Espacios, una cultura independiente y autogestiva

En la Ciudad de México se aprobó la Ley de Espacios Culturales Independientes, la cual permitirá darles a estos lugares una figura legal para dejar de criminalizarlos y permitirles acceder a estímulos y apoyos fiscales para que continúen con su labor de difundir arte
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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El Congreso de la Ciudad de México aprobó expedir la Ley de Espacios Culturales Independientes de la Ciudad de México, con lo que se reconoce la actividad cultural de dichos lugares que tienen un beneficio directo e indirecto sobre la economía de la capital del país y sobre el bienestar de sus habitantes.

La presidenta de la Comisión de Derechos Culturales, Gabriela Osorio, y quien promovió esta nueva Ley, relata que la iniciativa surgió, primero, porque ha sido una demanda histórica de los espacios culturales desde hace varias décadas y, segundo, porque era una deuda que se tenía con las personas que se dedican al trabajo cultural.

“En este caso, como representante cultural, busqué darle el reconocimiento, el valor que tienen estos espacios culturales para la historia de la misma Ciudad, para los movimientos sociales, para la creatividad y para un sinfín de cuestiones”, explica la diputada en entrevista con Reporte Índigo.

De acuerdo con Gabriela Osorio, este fue un proceso inédito en el Congreso de la Ciudad de México, porque estuvo sustentado en la consulta y el trabajo con la comunidad integrante de los espacios culturales independientes, tratando de abarcar a lo largo y ancho de la capital.

“Es una Ley que se ha construido por los mismos espacios culturales independientes, yo he sido quien los ha canalizado y ha sistematizado la información, y como representante la presenté ante el Congreso, pero al final es una Ley creada por y para ellos”, dice la diputada de Morena.

Una de las virtudes de esta nueva Ley es que define qué son los espacios culturales independientes. Los señala como lugares físicos donde se promueven expresiones artísticas y culturales con una programación independiente, autónoma y comunitaria. Estos no dependen del gobierno, por lo que tienen su propia lógica y muchos de ellos son autogestivos, es decir, no se sustentan por apoyos gubernamentales, sino de sus propias prácticas, ventas y dinámicas.

“Me di cuenta que existe la duda sobre ellos, también por algunas dependencias. ¿Es una casa de cultura? No. ¿Es teatro del gobierno como el Teatro de la Ciudad? No. Había confusión en el tema. Necesitaban un reconocimiento para que no sean tratados como bares, antros o tabledance”, explica Osorio.

La mayor vocación de estos espacios es difundir la cultura diversa que está muchas veces alejada de la hegemónica, lo cual también le brinda a los habitantes una gama de expresiones culturales y artísticas distintas, que muestran otras formas de ver el cine, la danza, el teatro y el mundo.

Otro de los beneficios que tienen los espacios con esta Ley, es que pueden participar en las diversas convocatorias para solicitar algún estímulo fiscal o apoyos para fortalecerse, acceder a distintos programas, recibir asesorías sobre protección civil o sobre temas de turismo para ser reconocidos dentro de alguna ruta turística.

Con lo que se vino de la pandemia, los espacios culturales también tiene una función de cohesión social, porque llega gente de todo tipo, de toda clase social, no hay discriminación y se puede hacer una relación muy bonita, cada uno desde su lugar, aportando en el tema cultural
Gabriela OsorioDiputada local

Alcohol, la discordia de la Ley de Espacios

Como en toda Ley y todo proceso participativo amplio y entendiendo el universo tan variado de los espacios culturales, hay ciertos sectores que no están de acuerdo con el resultado.

“Hay ciertas preocupaciones, sobre todo al ser espacios autogestivos, varios sobreviven de la venta de alcohol y de alimentos, eso nosotros lo traducimos en un permiso por evento que se reduce a seis días durante un mes, así que ellos pueden pedir permiso para vender alcohol a la alcaldía y dividirlos en dos fines de semana, porque estaba la cuestión de cuál iba a ser la diferencia con un bar o un antro”, explica Gabriela Osorio.

Lo que buscaban es que la gente no se aprovechara de esta Ley y dijera tener un espacio cultural independiente por montar una obra de teatro dos veces a la semana y el resto sólo vendiera alcohol y alimentos.

“Este tema ha causado malestar en algunos de los espacios; sin embargo, a todos me he acercado, el que diga que no fue consultado está mintiendo, porque fue un proceso abierto y público, transparente hasta el final”, asevera.

El camino recorrido

Este esfuerzo inició en octubre del 2018 con una serie de reuniones, sobre todo para tener un diagnóstico de cuáles eran las problemáticas de los espacios culturales independientes.

“Me encontré de todo, hay una heterogeneidad bastante amplia, unos por su dinámica, otros por su ideología, muchos son antisistemas y una gran mayoría busca seguir siendo independientes, pero sí requerían ciertos apoyos y estímulos, además de reconocimiento, porque durante mucho tiempo habían sido clausurados, criminalizados o tratados como bares o antros”, platica la diputada.

Después de tener el diagnóstico, en diciembre realizaron una reunión bastante amplia, con más de 50 personas, donde se decidió de una manera colegiada cómo se haría el trabajo de captar propuestas y de construcción de esta Ley. Se hizo el primer foro en el Museo del Chopo.

De acuerdo con datos no oficiales obtenidos del trabajo de la investigadora Elena Román, existen 206 espacios culturales sólo en las alcaldías de Miguel Hidalgo, Cuauhtémoc, Iztapalapa, Iztacalco, Venustiano Carranza, Xochimilco y Coyoacán.

La mayoría de ellos, 80 por ciento, están concentrados en Cuauhtémoc; sin embargo, se sabe que cada alcaldía por lo menos tiene uno.

“Para poder abarcar el mayor número de espacios, hicimos cinco mesas con una dinámica distinta, de diálogo rotativo, no sólo eran foros, sino cinco mesas que con el diagnóstico previo, concluimos en cinco rubros importantes, desde la definición de un espacio cultural independiente, hasta qué políticas e incentivos fiscales podría dárseles de parte del gobierno”, comparte Gabriela Osorio.

Luego, en un evento se presentó la propuesta de ley con esta sistematización en el Museo de la Ciudad de México en agosto del año pasado. Después de eso, todavía recibieron modificaciones y propuestas.

“Yo en octubre del año pasado presenté la ley de forma institucional, los diputados tiene que dejar 10 días para que el ciudadanía haga propuestas, los dejamos y las recibimos, fueron contempladas en el dictamen y tuvimos una serie de reuniones muy amplias con todas las secretarias que están involucradas, la de Desarrollo Económico, de Finanza, Turismo, Protección civil, Cultura y con las diferentes alcaldías”, afirma.

Este esfuerzo inició en octubre del 2018 con una serie de reuniones, sobre todo para tener un diagnóstico de cuáles eran las problemáticas de los espacios culturales independientes

Este fue parte del camino para lograr la aprobación de esta ley, porque el objetivo es que sirva, que no sea letra muerta como muchas leyes son y que fuera más allá de simples buenas intenciones.

Ahora, se tiene contemplado tener un registro por parte de la Secretaría de Cultura capitalina de los espacios culturales independientes que existen para comenzar a dotar de los beneficios de este logro a todos ellos.

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