La comunidad cinematográfica se alza en contra de una iniciativa de Ley de Cinematografía que podría dañar a todas las partes involucradas en lugar de ayudar.
En febrero pasado, el senador Ricardo Monreal presentó la Iniciativa con proyecto de decreto por el que se abroga la Ley Federal de Cinematografía y se expide la Ley Federal de Cinematografía y el Audiovisual, en donde resalta que el artículo 19 de la Ley Federal de Cinematografía podría modificarse para que los exhibidores reservarán el 10 por ciento del tiempo total de exhibición para la proyección de películas nacionales en sus respectivas salas cinematográficas.
Esta intención de imposición federal ha causado escozor entre los distribuidores independientes, quienes manifestaron, a través de un comunicado, que se requiere de un trabajo para buscar consenso con la industria, no de manera unilateral como propone el legislador del partido Morena.
En total, 12 compañías de cine alternativo firman el posicionamiento que dieron a conocer a finales de marzo.
A pesar de que estas distribuidoras también proveen de cine mexicano, admiten que este 10 por ciento del que habla la iniciativa es perjudicial y no ayuda a la competitividad de títulos hollywoodenses, contra cintas independientes internacionales y mexicanas.
“Hoy más que nunca, y con la pandemia, se ha demostrado que el contenido manda y esa es una realidad (…) No sé si porque les pongamos una sala, por Ley, de títulos mexicanos, el público entre a verla, es un poco complicado”, comenta Giselle Abbud Manzur, directora de Diamond Films, en entrevista con Reporte Índigo.
Por su parte, David Chelminsky Klip, director adjunto de Zima Entertainment, asegura que de aprobarse esta iniciativa solo favorecería a un solo sector, en caso de que los cinéfilos llenaran dichas funciones; sin embargo, la reactivación de salas el año pasado, recién levantado el semáforo rojo y solo con estrenos nacionales, comprobó que no fue así.
“Por ahí no va, ahora, por ahí se les hace atractivo (a los legisladores), porque no es cuestión de presupuesto, que no tienen; entonces, se quieren congraciar también con algunos de la industria cinematográfica nacional ofreciéndoles cuotas que van en perjuicio de otras compañías, se metieron al bolsillo de otros para tratar de reponer su relación con la industria por los presupuestos que han quitado”, describe Chelminsky.
En México reactivar las funciones con películas nacionales estuvo lejos de ser un éxito en pantalla grande durante el segundo semestre de 2020, ya que títulos como Nuevo orden, de Michel Franco, apenas logró recaudar 29 millones de pesos (MDP); mientras que Cuidado con lo que deseas, película de terror, y El baile de los 41, basada en un hecho histórico, obtuvieron 11 MDP, respectivamente, en todo el año, según cifras de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (Canacine).
Durante este mismo semestre, filmes estadounidenses rebasaron fácilmente estas cifras, por ejemplo, Nuevos mutantes, filme de terror que se llevó más de 61 MDP; Scooby Doo obtuvo poco más de 44 MDP y Tenet, de Christopher Nolan, que en la taquilla de octubre percibió 50.5 MDP.
El camino por seguir de la Ley de Cinematografía
Ambos directivos de las empresas fílmicas comentan que al menos con los distribuidores independientes no ha habido un acercamiento por parte de los funcionarios públicos. David Chelminsky insiste en que, en lugar de ver por una cuota para el cine mexicano, deberían inyectarle dinero para su producción.
“Creo que una industria más fuerte hubiera aminorado la caída en la pandemia, pero la única manera de ayudar a la industria nacional es con más subsidios en la producción, con más incentivos fiscales, y la comercialización tiene que estar abierta al mercado. Si la película es apta para cines, encontrará su lugar en salas, nadie tiene nada en contra del productor mexicano, si su lugar es para ser exhibida en Netflix, ellos la van a comprar”, comenta el director de Zima Entertainment.
Por su parte Giselle Abbud reflexiona y afirma que hay temas más urgentes para el cine que ponerse a legislar por una Ley que va a poner en desventaja a las cintas independientes internacionales, ya que las exhibidoras, no van a arriesgar los grandes blockbusters de verano que les otorgan los estudios de Hollywood.
Pérdidas desastrosas
Canacine reportó en diciembre que el 2020 fue un año de pérdidas del 81 por ciento para toda la industria fílmica, por lo que David Chelminsky opina que el porcentaje se eleva a cerca del 90 por ciento, poniendo de ejemplo a Cinemex, que en definitiva sigue sin operar actualmente y se prevé que esté fuera de competencia a futuro; además de que él estima que los estrenos de filmes independientes se han disminuido a una tercera parte de la actual oferta en salas.
“Inclusive, Cinemagic, una cadena chica ya cerró, lógicamente el ingrediente Cinemex pone más complejidad. Ya sentimos en la industria que lo que quisieron hacer los legisladores es echarnos el último clavito al ataúd, la propuesta hace sentido nulo, el momento de sacarla es un golpe en el estómago, créeme que la industria está pasando aceite”, estima.
El 2019 fue el último año prospero, ya que solamente los distribuidores independientes ganaron 352 MDP, lo que debió representar un 13 por ciento de los boletos vendidos anualmente, alrededor de 47 millones de boletos, estima Giselle Abbud.
Además, Diamond Films llegó a estrenar 29 películas en 2019, tanto títulos extranjeros como dos películas nacionales, como Polvo y Mamá se fue de viaje. Dicha cifra no se ha logrado en los últimos dos años por la crisis sanitaria.
“El año pasado cerramos con cinco títulos. Este año acabamos de estrenar la primera en abril que fue En guerra con mi abuelo, que está ahorita en cartelera, luego Minari y también una de Vadhir Derbez que es su primera película en Hollywood, que se llama The Seventh Day. Hoy tengo tres películas de las 30 que podíamos haber traído”, agrega la también productora.