-¿Estás despierta?
-Podría decirse. Mis ojos están abiertos.
-Yo también. Me siento despierta. Muy despierta. No recuerdo sentirme así alguna vez. ¿Sabes de lo que hablo? Todo luce diferente. ¿Sientes también eso, como que tienes algo que mirar hacia adelante?
Thelma y Louise, Ridley Scott, 1991.
Aunque la mayoría de las agresiones las hacen los hombres hacia mujeres, esto no exime que existan otras mujeres que aprovechen la situación de anonimato para atacar a otras. Prueba de ello es la violencia cibernética hacia mujeres en la que se registró que de los usuarios que llamaban “putas” a otras, el 49% eran también mujeres.
Existe también la creencia que las mujeres por el simple hecho de serlo no pueden ser misóginas, pero eso es un error. La educación y el entorno social en un país como México encierra este comportamiento a todos.
En tanto, la hostilidad entre mujeres no es algo que sorprende pues existe. ¿Por qué? Una de las razones que señala Marcela Lagarde, socióloga, es el factor de la competitividad.
Este se construyó como mecanismo de reproducción entre las parejas heterosexuales, de competir por los hombres o por uno.
Pero también porque las mujeres en general, a lo largo de la historia, se han visto limitadas en diversos campos y buscan conseguir lo mismo con muy poco cupo: bienes, espacios, recursos, oportunidades. Según la antropóloga, eso termina por construir insolidaridad entre todas.
“Estamos aún muy aisladas. ¿Por qué, a pesar de compartir experiencias tan parecidas, tan similares, de tanto dolor, las mujeres nos apoyamos tan poco entre nosotras?”, cuestiona Lagarde.
No es casualidad que la mayoría de las mujeres recuerde historias de otras siendo crueles hacia ellas durante la secundaria o la preparatoria y no antes, cuando el desarrollo de los cuerpos pubertos todavía no daba inicio.
Aunque la hostilidad y las agresiones entre mujeres pocas veces escala a violencia física, sí existe una agresión indirecta que pueda reducir la capacidad de las rivales del mismo sexo para competir por una pareja, según un estudio psicológico de Tracy Vaillancourt.
Sororidad
La competencia sea por explicación sociólógica o biológica es difícil de erradicar entre las mujeres, pues ya existe. Por otro lado, son las redes de mujeres (desde familiares hasta convocadas) las que crean un nuevo pacto llamado sororidad que es la solidaridad entre todas.
Se trata de una nueva ética entre las mujeres para no competir.
“Si le pedimos al mundo que respete a las mujeres, asumimos que somos nosotras las primeras en respetarlas”, explica Lagarde en “Claves feministas para la negociación en el amor.
Explica también que no se trata de concordar “embelesadas por una fe, ni de coincidir en concepciones del mundo cerradas y obligatorias”, sino “dilucidar en qué estamos de acuerdo y discrepar con el respeto que le exigimos al mundo para nuestro género”.
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