Las manos detrás de “Pinocho”, de Guillermo del Toro, son de mujer

El filme nominado en los Premios Óscar como Mejor Película de Animación incluyó a un ejército de personas, entre ellas destacadas creadoras que tuvieron a su cargo la confección de marionetas, como Georgina Hayns en Estados Unidos y Rita Basulto en Guadalajara
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Detrás del mundo fantástico de Pinocho, de Guillermo del Toro, hubo más de un Geppeto trabajando en el taller de carpintería para que el muñeco de madera y sus amigos cobrarán vida en la pantalla grande. Entre ellas hay varias mujeres, como la titiritera Georgina Hayns, quien en su estudio en Portland, Oregón, dirigió a un ejército de personas cuyas manos esculpieron decenas de marionetas; y, en México, la directora Rita Basulto, quien colaboró en el Taller del Chucho de Guadalajara, donde se filmó una de las secuencias de esta producción que busca alzarse con el Óscar a Mejor Película de Animación este año.

Con 30 años de carrera en la industria del stop motion y un currículum donde destacan películas como El cadáver de la novia, de Tim Burton, y Caroline (Henry Selick), Hayns no esconde su entusiasmo al hablar del rompecabezas que implicó dirigir en Shadow Machine, su taller en EU, a 60 artistas confeccionado unas tres mil caras de reemplazo para Pinocho, los personajes secundarios, además de trabajar hombro a hombro con el reconocido estudio Mackinnon and Saunders en Manchester, Inglaterra, que elaboró los protagonistas principales, y con el taller de Guadalajara que se encargó de la seccuencia de los conejos negros. “Colectivamente hicimos unas 250 marionetas”, dice en entrevista con Reporte Índigo. 

“Fue un trabajo duro, pero muy agradable porque reunió a artistas y artesanos de todo el mundo; yo supervisé todo desde la dirección artística, pero no hubo ninguna competencia, todos nos sentimos en un sólo equipo y compartimos los conocimientos de cada uno para hacer las mejores marionetas que jamás se habían hecho en el mundo. Fue una hermosa fusión de arte, tecnología y artesanía”, expresa la creadora británica, quien comenzó su carrera en los 90 en Mackinnon and Saunders, el cual ha puesto su sello a producciones como ¡Marcianos al ataque! (Tim Burton, 1996) e Isla de perros (Wes Anderson, 2018).

Pensada desde hace 15 años, Pinocho se ha ganado aplausos en todo el mundo por el uso del stop motion, una técnica que se remonta a los inicios del cine y que, en pleno auge de la tecnología, viene a demostrar que lo análogico no está muerto. “He hecho películas de animación desde hace 30 años y cada año me dicen que el stop motion es un arte moribundo, pero cada vez tenemos más proyectos increíbles y demostramos que nuestra forma de contar historias está a la altura de la animación por computadora”, destaca Hayns.

En su opinión, la magia del stop motion está en que la naturaleza humana siempre preferirá las cosas tangibles, y sobre todo, las imperfecciones. “Los ordenadores simulan la realidad, pero tienen un nivel de perfección, todo se vuelve simétrico, a los humanos nos encantan las imperfecciones en una cara, por ejemplo; creo que esto siempre será una atracción para ver stop motion porque el cerebro registra que es un mundo dimensional, con objetos creados a mano, con imperfecciones”.

Hayns, quien amó el mundo de las marionetas desde niña y coleccionaba muñecas victorianas que restauraba y vestía con prendas confeccionadas por ella misma, lleva más de tres décadas en la industria del cine de animación, trabajando con reconocidos directores en su natal Inglaterra y en Estados Unidos, donde radica. En todo ese recorrido, dice, ha trabajado con hombres y mujeres, en un ambiente donde no ha experimentado desigualdad de género.

 “Mis mentores son Pete Saunders e Ian McKinnon, ambos hombres, pero me respetaron desde el primer día por mi trabajo, nunca me trataron diferente por el hecho de haber nacido mujer, nunca me he sentido amenazada o como si estuviera sólo en un mundo de hombres y he visto a muchas mujeres a mi alrededor convertirse en jefas creativas de departamento, productoras”, afirma.

Para ella, la clave de un entorno de trabajo positivo radica en el respeto de los conocimientos del otro, independientemente del género. 

“Creo que estamos en una época de extremos, en la que para cambiar el mundo hay que ir en la dirección opuesta, pero eso no siempre es lo mejor, se trata de volver a un punto medio feliz, en el que todos nos comuniquemos y trabajemos juntos, y creo que eso es lo que se ve en Pinocho, una fusión de hombres y mujeres que trabajan juntos, muy felices y hacen una película preciosa”
Georgina HaynsCreadora de marionetas

‘Vivimos una efervescencia’

Desde Guadalajara, Rita Basulto, ganadora de cuatro premios Ariel y miembro de la Academy of Motion Pictures and Sciences, reconoce el ambiente de intercambio que se dio al trabajar con el estudio de Portland.

Directora de cortometrajes como El octavo día: la creación y Eclosión, la mexicana participó en Pinocho como jefa de la segunda unidad de cámara (lighting camera person) y como pintora de los conejos del inframundo, bajo la supervisión de Hayns. Una experiencia “maravillosa y enriquecedora”.

“Fue un reto mantener el mismo nivel técnico con la metodología que llevaban a cabo en Portland, pero el equipo del Taller del Chucho se adecuó rápidamente”, comparte.

Egresada de Artes Plásticas y Medios Audiovisuales de la Universidad de Guadalajara, Basulto ha destacado como artista plástica, pero se dejó atrapar por el cine de animación, donde ha destacado por su trabajo en stop motion.

La directora creativa de Outik Animation y Humanimalia Studio, especializado en fabricación de marionetas de stop motion, también es optimista respecto a la presencia de las mujeres en la industria del cine de animación.

“Cada vez hay más cineastas mujeres y hay una efervescencia entre los nuevos valores que están empujando por hacer sus proyectos propios, también gente de mi generación que está muy comprometida en crear proyectos de gran calidad cinematográfica”
Rita BasultoDirectora de cine

Además está seguro de que cada vez tendremos más películas animadas hechas en México con resultados importantes en taquilla. “Eso es lo que ha visto Guillermo del Toro al apoyar un proyecto ambicioso como El Taller del Chucho y darnos la oportunidad de colaborar en Pinocho”, dice Basulto, quien prepara nuevo cortometraje, Humo.

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