Las historias de personas desaparecidas en México se reúnen en el libro “Narrativas de una vida suspendida”

El Colectivo Uniendo Esperanzas se enfrenta a la cruda realidad de las desapariciones. Su libro no solo busca exponer las historias que se esconden tras las estadísticas, sino también dar voz a aquellos que han desaparecido
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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En el tejido de historias marcadas por la desaparición de seres queridos, surge el Colectivo Uniendo Esperanzas, en el Estado de México. Entre los muchos rostros que componen esta red destaca Verónica Rosas, coordinadora del colectivo y madre de Diego Maximiliano, quien fue secuestrado el 4 de septiembre de 2015, en Ecatepec.

La travesía de Rosas se entrelaza con la propuesta del libro Narrativas de una vida suspendida, el cual surge en un contexto donde 120 iniciativas buscaban hacer memoria con personas desaparecidas. Este proyecto se convirtió en un espacio donde las voces encontraron eco y acompañamiento.

“Entre todas y todos creímos que era lo que más se acercaba a nuestra experiencia. Lo que nosotros queremos es compartir nuestras historias, cada uno desde su experiencia y de lo que implica la desaparición”, relata Verónica Rosas, líder de “Uniendo esperanzas”, expresando su preocupación por el retroceso en la atención a personas desaparecidas en México.

En el libro que compila historias de desaparecidos, la coordinadora destaca la importancia de visibilizar a quienes están ausentes.

“Hay una pequeña parte de las historias de nuestras personas desaparecidas, mencionar que no son cifras, son historias, vidas perdidas. Les invitamos a que lo lean, para que más allá de que sean cifras, conozcan sus historias y también lo que ha implicado para nosotros su desaparición”, menciona a Reporte Índigo.

El colectivo Uniendo Esperanzas presentó el libro Narrativas de una vida suspendida en la Casa Rafael Galván de la UAM. Disponible de forma gratuita en su página web (uniendoesperanzas.org)

Desaparecidos, más que cifras

Rosas insta a la lectura del libro para comprender que detrás de las cifras hay seres humanos con vidas y sueños truncados. Además, lamenta el retroceso observado desde el año anterior en las políticas de búsqueda y atención a los desaparecidos, mencionando la implementación de protocolos que ahora parecen desatendidos.

“A nivel institucional, creo que es muy lamentable que a partir del año pasado se haya visto un retroceso, como la implementación de la ley, el protocolo homologado de búsqueda, los censos y las comisiones. Creo que el mensaje que está dando nuestro presidente es que los desaparecidos no son importantes para nosotros”, expresa.

Con relación al reciente censo gubernamental, Rosas señala errores e irregularidades en los datos recabados, generando aún más desgaste y frustración en los colectivos de búsqueda. “El mensaje que está dando y su discurso es que los desaparecidos ni siquiera son tantos, se fueron porque quisieron”, destaca.

La preocupación de Verónica refleja la urgencia de mantener la atención y el compromiso institucional con la búsqueda y justicia para las personas desaparecidas en México, subrayando la importancia de no olvidar sus historias y demandas.

El desinterés en la agenda política

En medio de irregularidades y desinterés por parte de las instituciones gubernamentales, Rosas comparte su experiencia de acercarse a dos presidentes: Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador.

“Mi caso ya pasó por dos administraciones, dos presidentes, Peña Nieto y Andrés Manuel. Les llevé escritos, cartas, me las recibieron en mano, me las firmaron. Pero no hubo respuesta. Las familias hemos aprendido a organizarnos, porque en un inicio, todos empezamos solos, entonces, al no ver la respuesta de las autoridades, formamos el colectivo”, expresa.

La falta de respuestas condujo a la formación del colectivo, donde las familias se organizan para realizar búsquedas en campo, boletinajes, y acciones de visibilización en diferentes ámbitos, desde CEMEFOS hasta canales.

La normalización de la violencia y la creciente crisis de desapariciones en el país han generado investigaciones de escritorio y retrocesos generalizados. Las familias, luchando contra la desaparición de seres queridos, enfrentan barreras en la falta de avances reales y la priorización de casos recientes.

“En mi caso ya hice todo, buscar en Estados, hablar con diferentes gobernadores, fiscales y no encuentro a mi hijo. Por ello, el libro también es otra forma de buscarlas y visibilizarlos”, añade.

Desde 2015, cuando se llevaron a Diego, el hijo de Verónica Rosas, ha transcurrido ya el lapso de dos sexenios, pero la problemática de las desapariciones en México persiste de manera alarmante.

A pesar de los cambios de administración y la llegada de nuevas autoridades, Rosas subraya la continuación de las mismas formas institucionales.

“Transcurren los años y sigue pasando lo mismo. Desgraciadamente, creo que también esto es parte del fenómeno de la desaparición y la normalización de la violencia. Diario en las noticias, en todos los medios, se habla de desapariciones, muertes, feminicidios, en nuestro caso, también nos afectan mucho. Porque se vuelven casos de larga data, así se llama ahora en el protocolo homologado de búsqueda.

“Es decir, se van convirtiendo en investigaciones de escritorio y le van dando prioridad a las desapariciones recientes. La verdad sí nos enfrentamos a muchísimos desafíos día a día”, informa.

Además, la normalización de discursos que culpan a las víctimas y desaparecidos contribuye a la falta de acción real por parte del gobierno y los medios. La crisis de desapariciones se ha vuelto tan arraigada que incluso en redes sociales, donde se evidencian estos casos, la respuesta sigue siendo insuficiente.

En cuanto a los cambios estructurales necesarios para abordar este problema, Verónica destaca la importancia de compartir historias, desmontar discursos culpabilizadores y contar con el apoyo de instituciones comprometidas. Sin embargo, señala retrocesos como la pérdida de personal en la comisión a nivel nacional, lo que obstaculiza las colaboraciones con instituciones en la búsqueda de familiares desaparecidos.

“Con respecto a la ley de desaparición implementada desde 2018, se evidencia que, aunque es un buen instrumento legal, su desarrollo es lento y la falta de preparación desde la primera instancia, el Ministerio Público, impide que los casos avancen y lleguen a una sentencia condenatoria”, concluye.

Un colectivo que sigue creciendo

El Colectivo Uniendo Esperanzas experimenta un aumento en la integración de nuevas familias durante el último año, evidenciando la persistencia de la problemática en el Estado de México, caracterizado por su alta incidencia de violencia.

Sin embargo, a pesar de estos desafíos, Verónica Rosas señala una fuente de esperanza al destacar la continuidad de la doctora María Berenice Salgado Ambros al frente de la Comisión de Búsqueda, quienes  mantienen un importante contacto para avanzar en la búsqueda, particularmente en el canal de Aguas Negras en Tequisquia.

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