“Tengo ganas de salir con carteles a la calle y encontrarme en multitudes para cambiar la vida”, poema de la feminista chilena Julieta Kirwood, escrito durante la dictadura de Pinochet, describe la esencia de la nueva exposición del Museo Universitario de Arte contemporáneo (MUAC): Giro gráfico: Como en el muro la hiedra.
La muestra, que reúne alrededor de 400 trabajos de diversos colectivos y artistas, coordinado por el equipo Red Conceptualismos del Sur, indaga formas de acción gráfica callejera llevadas a cabo tanto por artistas como por activistas y movimientos sociales.
El proceso de investigación fue largo, colectivo y asambleario; es decir, con plenarias en las que cada investigador o investigadora de distintos países presentaban sus avances, para luego, colectivamente, ir consensuando la exposición, que da cuenta de distintas partes de América Latina y Estados Unidos.
En primera instancia, Giro gráfico: Como en el muro la hiedra se presentó en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid, España; ahora llega a las salas 7, 8 del MUAC y al vestíbulo del Centro de Documentación Arkheia.
“En el MUAC ha habido pequeñas modificaciones, sobre todo, porque hay un cambio de escala en el espacio, pero aun así se ha reversionado siguiendo el eje que fue el que aglutinó esas investigaciones, que fue a partir de conceptos”, señala Mongan.
Al interior de la muestra en el MUAC
La investigadora de la Red Conceptualismos del Sur asegura que no es una muestra cronológica ni que conciba el tiempo de una manera lineal, sino que está pensada en el presente y donde cada espacio está organizado a partir de las visualidades o prácticas activistas, artísticas, en conceptos.
“Si bien los conceptos en el Museo Reina Sofía estaban en su mayoría dispuestos en una sala, aquí en el MUAC funcionan de distintas maneras, porque esos conceptos no son estancos, digamos, hay piezas que podrían estar tanto en uno como en otro, pero en su conjunto se puede organizar, reverberar, potenciar los unos a los otros”, comenta la coordinadora.
“Gráficas intempestivas” es el primer núcleo y es donde se lanza la pregunta “¿cómo nace la gráfica en su relación con lo político?”. También tiene un pequeño salto para pensar las reverberancias con algunos trabajos del pasado. Si bien es una muestra del presente, busca pensar el tiempo de una manera espiralada.
También está “Cuerpos gráficos”, que se hace hincapié en la dimensión del cuerpo como parte de la acción gráfica, ya sea como soporte o en su intervención. Otro núcleo es “La demora”, que habla de la relación entre lo urgente y lo demorado, aquellas prácticas que tienen otras temporalidades, como el bordado.
“Arseñal”, que alude a gráficas como bordados, pinturas-pancartas, señaléticas o camisetas para tomar las calles. “Son justamente objetualidades, prácticas que se guardan, como por ejemplo los carteles de Uruguay sobre desaparecidos, que se guardan gran parte del año en el Museo de la memoria y después se quitan para la marcha del silencio”, explica Guillermina Mongan.
Además de “En secreto” revisa prácticas gráficas refugiadas en la intimidad, cuando la calle se vuelve hostil; “Pasafronteras”, saberes transfronterizos y migrantes; “Territorios insumisos”, modos de resistencia centrados en el espacio y en su relación con sujetos y comunidades y “Contracartografías”, que nuclea herramientas de mapeo colectivo.
“Después tenemos dos habitáculos, que son dos instancias de poder pensar cómo es llevar el presente de las prácticas que vienen de la calle, del espacio público, a una gestión, a un modo que tienen los museos de organizar o las mismas lógicas disciplinarias de no tocar, elementos que vienen justamente de uso”, cuenta la investigadora argentina.
Uno de ellos es el Ágora del presente, que se propone como un espacio de deliberación, que pone en diálogo documentación de acciones muy recientes y posteriores al cierre de la investigación; y el otro es la Biblioteca cuir, un contraespacio que reúne numerosos fanzines y publicaciones independientes que podrán ser tocados, leídos y activados por quienes visiten la muestra.
“Son espacios donde también el cuerpo se puede detener, donde hay banquitos; por ejemplo, en la Biblioteca cuir hay sillas que se pueden mover por el espacio, es un contraespacio para recorrerlo, con plantas, para poder irrumpir y marcar otro modo de estar”, dice Guillermina.
Giro gráfico: Como en el muro la hiedra no fue pensada como un espacio encerrado, sino como una caja de herramientas en la que se muestran y comparten modos de hacer para reverberarse.
“Hemos diseñado algunas actividades públicas, estamos previendo para mayo de 2023 un encuentro de bordadoras y bordadores latinoamericanos para tener una escucha y ver cuáles son las luchas o los reclamos, para que circule la voz y que desborde las paredes del museo”, finaliza.
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