La ‘turbulencia’

Lo que llamamos “un tornillo zafado”, no es otra cosa más que un término que se refiere a los episodios de ansiedad, miedo, depresión e inestabilidad en momentos de  nuestra  vida. 

El Dr. Óscar González, director médico de la Clínica Integra Salud, dijo en entrevista para Reporte Indigo que nuestra vida se asemeja al vuelo de un avión.

Marcela Garza Aguirre Marcela Garza Aguirre Publicado el
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Lo que llamamos “un tornillo zafado”, no es otra cosa más que un término que se refiere a los episodios de ansiedad, miedo, depresión e inestabilidad en momentos de  nuestra  vida. 

El Dr. Óscar González, director médico de la Clínica Integra Salud, dijo en entrevista para Reporte Indigo que nuestra vida se asemeja al vuelo de un avión.

Aludiendo a esa metáfora de González, el avión está en tierra durante la infancia y vuelve a estar en la vejez. Pero cuando el cuerpo siente los efectos del despegue y aterrizaje, en donde sentimos la presión del avión y se nos tapan los oídos, se podría decir que es la adolescencia y la menopausia. Y andropausia en el caso de los varones.

Según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica realizada en México por la Dra. María Elena Medina Mora, el 28.6 por ciento de la población ha experimentado alguna vez un trastorno mental. Es decir,  seis de cada 20 personas se han visto afectadas. Tanto hombres como mujeres, aunque ellos no lo comunican de la misma manera que  lo hace una mujer.

El Dr. González comenta que “todas las enfermedades tienen una parte emocional y tienen una parte biológica. La vida se ha intensificado y el estrés se ha convertido en un problema. La carga emocional está latente. Pero también está la parte biológica y esta tiene que ver con las hormonas y la alimentación”.

Nutrición y balance

La diferencia, en como el cuerpo responde a estos procesos, es la nutrición. Hay tres nutrientes que protegen al cuerpo y al sistema nervioso de estas turbulencias. Los ácidos grasos, en especial el Omega-3, el complejo vitamínico B y minerales importantes como  magnesio.

Los ácidos grasos sirven de soporte y protección ante los cambios, además que son necesarios para producir hormonas.  Este sirve como un antiinflamatorio y ayuda, como paracaídas, a que la bajada de las hormonas y los trastornos sean menos violentos.  

El paradigma de las dietas y de eliminar las grasas de nuestra alimentación, “porque engordan”, tiene un efecto negativo en nuestra producción hormonal. 

Sumado a esto un estudio científico publicado por el Neurology Journal y realizado por la Columbia University Medical Center en Nueva York, afirmó que el consumo de Omega-3 ayuda a combatir la demencia, nos protege de un envejecimiento prematuro y de la pérdida de memoria.

Además, otro estudio publicado en Archives of General Psychiatry y referido el pasado 8 de mayo en la revista TIMES, encontró que la demencia en la vejez es 20 por ciento más probable de ocurrir en personas que sufrieron depresión en su edad adulta (entre 40 y 60 años), que aquellos que nunca sufrieron ninguna depresión.  Y 70 por ciento más probable si la depresión la vivieron al final de esta etapa. 

Y es que el problema no radica en la ausencia de hormonas, sino en el cambio de éstas. 

Los neurotransmisores, la serotonina y la noradrenalina, tienen que hacer un esfuerzo para compensar y equilibrar el cambio en la presencia o ausencia de los estrógenos y progesteronas.

El cuerpo se reinventa para seguir estable sin conmociones.  Este movimiento de la serotonina y la noradrenalina causan los desajustes emocionales. 

Por eso a los adolescentes se les dice que están “locos”.

El avión en vuelo también causa turbulencias, como lo serían los desajustes hormonales  durante y después del embarazo.

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