Desde pequeña, la soprano Enivia Muré sabía que quería cantar ópera, opuesto a los deseos de su familia, quienes le decían que se dedicara a la música ranchera y popular. Se aventuró, incluso, con comentarios de gente que la atosigaba al decirle que no podría vivir de la ópera, pues era una carrera demasiado complicada, y no conocía a nadie del medio.
Sin embargo, Muré se dejó llevar por esa voz que la inspiraba y le decía que no parara, que persiguiera y luchara por esos sueños donde se veía en un escenario como María Callas, soprano a quien admira.
“Me veía en un teatro, en muchos países, simplemente lo soñaba, no sabía si lo iba a lograr, o no, pero yo lo quería, me atraía mucho viajar, aprender de otras culturas, esas pequeñas cosas me hicieron mantenerme en el camino, porque decía ‘algún día voy a cantar en Bellas Artes’; la gente me veía y se reía ‘ay, pobrecita’, pero yo no lo decía por convencerlos a ellos, sino porque algo me decía que podía suceder”, platica Enivia Muré.
Enivia Muré, camino a cumplir un sueño
En entrevista con Reporte Índigo, la soprano comparte que, tras años de lucha y persistencia, hoy puede gozar de los frutos de su trabajo y cumplir uno de sus más grandes sueños, cantar en el recinto de mármol de la Ciudad de México.
El Palacio de Bellas Artes la recibirá para el estreno mundial de la pieza Zorros Chinos, ópera de la compositora mexicana Lorena Orozco, inspirada en la obra homónima de Miguel Carballido, sobre unos zorros que llegan a México, y que se llevan a mujeres víctimas de maltrato para mostrarles un mundo mágico que transforma sus vidas.
“Me siento fuerte y feliz, con una nueva oportunidad; es un nuevo comienzo en mi carrera, haciendo un estreno con esta temática donde habla de la liberación femenina y de empoderamiento, qué mejor tema para volver a iniciar”, indica.
Para la soprano originaria de Puebla es algo muy importante a nivel personal, porque, después del confinamiento, los mensajes sobre la libertad deben de imperar en los escenarios.
Enivia Muré nunca paró de prepararse, de cantar en su casa y crear desde otra perspectiva su música y canto, eso representa los resultados después de una transformación compleja y dura, pues asegura que si su ser humano no estaba fuerte y con una fe profunda, no hubiera podido tomar esa fuerza que necesitaba como creadora y llevar a cabo esta pieza tan potente.
“El machismo es un tema vigente desde el inicio de los tiempos, esta lucha por darle un lugar a la mujer, buscar un equilibrio con el hombre y una convivencia sana. Emilio Carballido lo retrató muy bien con esta obra, se expresa el machismo en su más cruel verdad, pero también la parte amorosa y delicada de un hombre, obviamente en este mundo mágico, porque si no tuviera esta forma de expresión, entonces no llegaría tan profundo al subconsciente popular”, explica.
La música, escrita por Lorena Orozco, también retrata muchos de los momentos que hacen más sensible al texto, Enivia Muré utiliza la palabra como herramienta para transmitir esta ideología y nueva posición que debe adquirir la mujer.
“Este patriarcado que se ha dado a través de los tiempos, como todos los extremos, igual que el feminismo extremo, siempre tiene una consecuencia, yo creo que se busca un equilibrio entre ambos y cada uno buscar su lugar, como hombres y mujeres libres, fuertes y amorosos”, indica.
La narración operística
La historia se desarrolla en Michoacán durante el siglo XVIII. La soprano interpretará a Yuriria, una mujer de escasos recursos que tiene tres hijos y un esposo, a quienes debe de mantener.
“Yuriria es una mujer absolutamente sumisa en un mundo de ignorancia total, sin recursos, para ella es algo muy normal vivir para ellos, hasta que le presentan un mundo distinto que le atrae.
“Es una mujer que entrega todo por todo a su alrededor, como todas, y, a veces sufres de la ingratitud, del maltrato de una familia, un grupo social; por eso creo es importante este personaje, porque no hay que perder la apertura de ver las señales en la vida que te pueden llevar por otro lado”, explica.
Otro de los mensajes, explica Enivia, es que a las madres se les asocia con que viven en un mundo feliz; sin embargo, quienes han pasado por la maternidad, saben que al tener una hija o hijo, a veces, la mujer se pierde.
También sobre el goce de la feminidad y sexualidad, la cual en muchos casos se ve cuarteada cuando llega la maternidad.
“Quien vive la maternidad sabe que las mamás no han podido comer o dormir los primeros cuatro meses, ve la casa, al marido, un mundo muy complejo, se van perdiendo ellas mismas por traer un nuevo ser a la vida, vives en una sociedad donde no puedes disfrutar de nada, y por eso te valoran, pero si falta la comida, entonces ya existe la mamá”, detalla.
Para la soprano Enivia Muré, este escenario es algo muy normal, aún en estos tiempos, cuando “el machismo que se va sembrando desde las familias”, situación que lamenta y que en esta pieza se discute.
“La misma masa ocasiona esos comportamientos que glorifican el machismo, y no nos damos cuenta. Por eso se trabaja a nivel individual para romper con esas ideas, pero son ideas muy fuertes, se necesita generar conciencia en pequeños grupos, es lo que hace una obra como ésta”, explica.
Esta obra llega en un momento adecuado después de que las familias han estado completamente encerradas y, a través de una obra como ésta, puedan verse reflejadas, inspirarse y reflexionar.
“Mi posición como mujer artista se está empoderando mucho más, me siento con la obligación de estar fomentando esta conciencia y unidad con hombres y mujeres a través de lo que mejor sé hacer que es cantar ópera. Este estandarte que Yuriria me está dando ya no lo voy a soltar, porque creo que también es una obligación artística, mantenerme en una apertura para ayudar en todo lo que me sea posible a mis semejantes”, puntualiza.
Proyectos y enseñanzas
La soprano se presentará en España el próximo año, pero su prioridad es trabajar en México: “Mi país está en primer lugar, deseo hacer muchas cosas a nivel de conciertos, grabaciones, producciones donde se abra la puerta; mientras yo tenga fuerzas ahí estaré.
“Aprendí a tener paciencia, disciplina y una fe inquebrantable, porque es una carrera tan larga, complicada, competida y de un círculo tan pequeño en cuanto a las oportunidades aquí y en el mundo. Al final, los que están muy bien preparados, que saben tocar puertas y son más humanos tienen mayor posibilidad.
“Se necesita mucho amor por esto para mantenerte y saber qué es lo que quieres, y aunque parezca que no puede suceder, si te mantienes en ese filo y das el siguiente paso, te das cuenta que valió la pena”, comparte.