La resistencia del plástico en la CDMX

A pesar de las sanciones estipuladas en la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México por el uso de bolsas de plástico, algunas empresas y comercios siguen optando por ellas, justificando que son biodegradables o compostables, aun cuando no existen normas técnicas que garanticen una certificación por parte de las autoridades ambientales
Viviana Bran Viviana Bran Publicado el
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En materia ambiental, uno de los mayores retos del país es reducir la huella plástica. Aunque el camino aún es largo en la Ciudad de México para contribuir con este propósito, al inicio del año las autoridades ambientales de la capital anunciaron que por ley se prohibiría y se aplicarían multas a las empresas y establecimientos que vendieran o entregaran bolsas de plástico.

Sin embargo, los avances se detuvieron durante el confinamiento provocado por el COVID-19, ya que, por un lado, no se realizaron las revisiones para detectar el uso de bolsas de plástico en los comercios y sancionar a los responsables; y, por el otro, de acuerdo con especialistas en consumo responsable, se han utilizado más en los últimos tres meses.

Durante el periodo de aislamiento hubo un aumento progresivo en la entrega de bolsas de plástico y demás productos catalogados como de un solo uso, esto debido a la creencia de que alimentos, bebidas o productos que se piden a través de aplicaciones móviles estarían más protegidos contra el virus.

Ornela Garelli, especialista en consumo responsable y cambio climático de Greenpeace México, asegura que aunque la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) cancelara las visitas de revisión a los negocios por la crisis sanitaria, no es justificación para descuidar al medio ambiente ni dejar de cumplir la Ley de Residuos Sólidos de la capital del país.

Las instituciones gubernamentales deben ser más firmes al momento de aplicar sanciones. Se entiende que las multas en estos momentos podrían generar afectaciones, sobre todo, en los pequeños comercios y en este caso podrían optar por informar
Ornela GarelliExperta de Greenpeace

“Por otra parte, deberían de voltear la mirada hacia las acciones que está tomando la industria del plástico, pues son ellos quienes no están acatando las legislaciones y se están aprovechando de las oportunidades que les genera la pandemia”, explica la también especialista en plásticos.

Las empresas o comercios que no acaten las normas estipuladas en la Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México podrían ser acreedores a multas de entre 42 mil y 170 mil pesos, de acuerdo con los datos de la Sedema.

Las necesidades que surgieron en torno al manejo de residuos durante la pandemia de COVID-19 orillaron a la Sedema a publicar un decreto en donde se estipulaba que por razones de inocuidad, salubridad e higiene, se permitiría el uso de bolsas de plástico, pero sólo para el manejo de residuos sanitarios y eso, mientras no existieran bolsas compostables, que son las que cumplen con las características que exige la ley.

En el decreto publicado en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México también se precisa que las únicas bolsas de plástico autorizadas serán para el manejo de alimentos como carne de res, cerdo, pollo, pescado y productos cárnicos y lácteos como jamón, salchichas, chorizo, tocino, quesos, cremas y requesón; mientras que para el caso de frutas, verduras, hierbas, semillas o cereales queda prohibido su uso.

El Artículo 35 de Ley de Residuos Sólidos de la Ciudad de México detalla que para transportar este tipo de alimentos se podrá comercializar, distribuir o entregar bolsas de tela o reutilizables que sean de plástico y que estén autorizadas por estar hechas con un mínimo de 50 por ciento de material reciclado post-consumo y ser 100 por ciento reciclables.

Promesa compostable ante el plástico

Para poder continuar con sus actividades, una de las condiciones impuestas por las autoridades ambientales a los comerciantes y empresas que dependen del plástico es que produzcan y ofrezcan al cliente solo bolsas compostables.

Estas son fabricadas con fécula vegetal y tienen la característica de que se degradan biológicamente produciendo dióxido de carbono, agua, compuestos inorgánicos y biomasa, sin dejar residuos tóxicos visibles o distinguibles en el suelo.

Al respecto de su uso, Andrée Lilian Guigue Pérez, directora general de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Sedema, expresó en un comunicado que lo acordado con la industria plástica es que mientras la norma técnica de compostables es publicada y discutida, sólo se aceptarán las solicitudes de las empresas que las fabriquen y que además cuenten con una certificación que lo garantice.

Ornela Garelli argumenta que durante la pandemia diversas empresas, e incluso comerciantes, se han encargado de vender y ofrecer bolsas con la etiqueta de que son “biodegradables o compostables”. “Esto no es posible, ya que todavía las empresas no están autorizadas para sacar bolsas compostables, apenas se está trabajando en la norma que va a regularlas. Lo que pasa es que se están adelantando, en muchos casos ni siquiera tienen certificaciones y sólo ocupan otro color y una etiqueta que dice ‘compostable’, pero sólo es una práctica desleal que engaña a los consumidores”, explica Garelli.

Las necesidades que surgieron en torno al manejo de residuos durante la pandemia de COVID-19, orillaron a la Sedema a publicar un decreto en donde se estipulaban las razones para el uso de bolsas de plástico

Presión a la industria plástica

En la Ciudad de México, cerca de 13 mil toneladas de basura se generan a diario, de esas, ocho mil 600 se envían a rellenos sanitarios y sólo mil 900 se reciclan, de acuerdo con las cifras de la Sedema. La meta de la capital del país es ser una zona de “Basura Cero”. Para 2024, las autoridades planean reducir la cantidad de residuos que llega a los rellenos sanitarios de ocho mil 600 toneladas a dos mil.

Alcanzar el objetivo de la Sedema generará graves afectaciones a la industria plástica, sobre todo al tomar en cuenta que este sector genera más de un millón de empleos de manera directa e indirecta, integra a más de 4 mil empresas, concentra inversiones de hasta 30 mil millones de dólares, aporta más de 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) Nacional y 5 por ciento del PIB manufacturero del país, según las cifras de la Asociación Nacional de Industrias de Plástico (ANIPAC).

Aunque las actividades de la industria y los establecimientos del plástico tomaron un respiro por el consumo que se ha hecho de este material durante la pandemia, lo cierto es que la Sedema a partir del 15 de junio retomó sus actividades de inspección.

Hasta el momento, van 58 establecimientos de comida visitados en las colonias Hipódromo Condesa, Roma y Centro Histórico, además se han realizado 34 recorridos en centros comerciales, mil 532 visitas a locales y se aplicaron 128 apercibimientos por no respetar la prohibición de bolsas de plástico desechables.

Ornela Garelli opina que el problema con el plástico está en la cultura que se tiene en el país, pues las personas ya se acostumbraron a usar y tirar.

No se puede negar que los avances de las autoridades están siendo importantes, pero la pandemia de alguna manera aplazó todo este proceso. Cuando la crisis que despertó el virus pase, la gente deberá recordar que su salud está vinculada con la del planeta
Ornela GarelliExperta de Greenpeace

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