La báscula marca 150, 200 o más kilos, quien está arriba de ella se preocupa por los números, pero lo cierto es que no puede parar, porque factores fisiológicos y emocionales le llevan a ese peso corporal.
Todos se preguntan por qué come tanto, si no se da cuenta de su peso y de lo que eso le hace a su salud, pero pocos se detienen a pesar que, precisamente porque su salud ya está dañada es que no puede bajar de talla.
Los médicos le llaman obesidad mórbida, la cual afecta a menos de 1 por ciento de las personas con obesidad, pero no por ello es poco importante, pues además de la salud física y emocional, afecta la vida social, laboral o estudiantil de quienes padecen esta enfermedad pues no pueden caminar o ni siquiera pararse de su cama, por lo que tampoco pueden valerse por sí mismos.
Cuando las hormonas que regulan el apetito no funcionan adecuadamente, cuando a la comida se le da un valor emocional y se le convierte en una gratificación, la necesidad de ingerir alimentos es más fuerte que otra cosa.
En entrevista, Ruth Carmina Cruz Soto, especialista en endocrinología, obesidad y trastornos de la conducta alimentaria, dijo que hay un componente genético dominantes para obesidad mórbida, además de alteraciones en la glándula tiroides o un inadecuado funcionamiento de la hormona leptina que se encarga de la saciedad.
En ese sentido, Simón Barquera Cervera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud, del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dijo que existen características fisiológicas individuales que llevan a algunas personas a comer cantidades excesivas de alimentos.
Algunas de ellas al perder la capacidad de generar insulina para absorber glucosa desarrollan diabetes mellitus tipo 2 y eso los lleva al médico, pero hay otras personas que no tienen este problema y siguen con una ingesta alta de alimentos que los lleva a la obesidad mórbida.
Consideró que algunas personas comen de manera irregular por motivos emocionales, pero tiene que haber una combinación de factores para llegar a un índice de masa corporal (ICM) mayor a 40, colocándolos en un nivel de obesidad muy riesgoso para su salud general.
Está muy claro que hay un tema fisiológico, lo emocional o psicológico existe y claro que puede generar trastorno al comer, pero por sí solo no llevaría a obesidad mórbida, tiene que haber ciertas características fisiológicas para que la persona se vuelva obeso severo, indicó.
“No es un tema de conducta, falta de motivación o disciplina, es un problema fisiológico, en el organismo tenemos muchas señales complicadas que le ordenan al cuerpo aumentar la ingesta, hacer reservas o disminuir el ritmo del metabolismo, y en ocasiones, aunque intenten bajar de peso no pueden porque su organismo les pide comida”, detalló.
La cirugía bariátrica o bajar de peso con medicamentos prescritos por un médico serio son las mejores opciones que tiene están personas, acompañados siempre de un tratamiento integral con la intervención de psicólogos y psiquiatras, entre otros especialistas.
Al respecto, la psiquiatra Margarita Reyes, expresó que comer es una necesidad, pero cuando se le convierte en un placer, en un gratificantes porque nos sentimos alegres o triste, es cuando empiezan los problemas y el riesgo de perder el control en la ingesta de alimentos.
“Cuando la comida se convierte en un gratificante, liberamos dopamina y se convierte en una adicción; y como todas las adicciones es un barril sin fondo porque comemos y queremos más y siempre más porque ya hay una sobre activación del sistema de recompensa, entonces buscamos la comida como buscar alguna droga para sentirnos mejor”, subrayó.
Agregó que mientras la obesidad se siga viendo como un problema médico y no como un trastorno psiquiátrico, poco va a cambiar el abordaje de este tema y no se podrá dar una verdadera atención integral.