‘La Playboy es una revista pornográfica…’ ¿Habrá mentira más grande en todo el mundo?
A lo largo de su carrera, el empresario apostó por un periodismo inteligente, disruptivo, pero sobre todo liberal, pese a las presiones del gobierno, los grupos conservadores y parte del movimiento feminista
Roberto TrejoLa publicación del conejito ha mostrado por décadas a las mujeres de cada generación, pero lo que ha hecho que perdure por más de 60 años es su línea editorial, una que ha logrado con gran clase y estilo victorias clave en la lucha por la liberación sexual, racial y de expresión.
Y es que Hef, como le gustaba que le llamaran sus amigos, irrumpió en la década de los 50 con una propuesta que escandalizó a una sociedad conservadora, que veía el sexo como un tabú y un pecado impronunciable que debía quedar encerrado bajo llave en todas las habitaciones del mundo.
La palabra sexo es actualmente una plaga, está en todos lados, en las revistas, en internet, en las redes sociales, en los diarios, en el cine y la televisión. Pero en la década de los 50, el contenido de corte sexual sólo se podía encontrar en las tiendas más ocultas de la ciudad; Playboy cambió eso.
Hefner tuvo la brillante idea de que la gente llegara a Playboy por los desnudos, pero se quedara por los artículos; la estrategia funcionó muy bien. La revista se colocó rápidamente en el gusto de los hombres pues bien hablaba de sexo, como de política, cultura, tecnología o gastronomía.
La Playboy de Hefner no pasó a la historia por mostrar los pechos de Marilyn Monroe, lo hizo por ser una de las primeras revistas en vencer la censura gubernamental y demostrar en una corte de Washington que prohibir la distribución del material era un atentado contra la libertad de expresión.
La mente detrás del sueño de millones de hombres nació en 1926 en Chicago Illinois. Sus padres eran unos metodistas que no expresaban amor algunos hacia sus hijos y el sexo no era un tema que se tratara en las pláticas familiares, por lo que al crecer, Hefner intentó ir en contra de su formación.
Hefner había sentado las bases de la revolución sexual que estallaría en la década de los 60, pero eso no fue suficiente para él. Su siguiente objetivo fue defender desde las páginas de Playboy los derechos civiles de los afroamericanos en plena época de segregación racial en Estados Unidos.
Al dueño de la mansión Playboy le parecía simplemente ridículo que a un afroamericano le negaran la entrada a uno de los clubes de Playboy y eliminó tal restricción, lo que le trajo problemas con empresarios que no toleraban la idea que chicas blancas sirvieran a hombres negros.
Por aquel entonces, Hefner tenía un programa de televisión llamado Playboy’s Penthouse en el que la diversidad racial era el sello distintivo, pues bien invitaba a Ray Charles, Tony Bennet o Ella Fitzgerald; como era de esperarse, el programa fue rechazado rápidamente por las grandes cadenas.
El hombre se tomó muy en serio la lucha de los afroamericanos y abrió las páginas de Playboy a los dos líderes más importantes del movimiento por los derechos civiles, Martin Luther King y Malcolm X, a quienes el equipo de la publicación les realizó dos entrevistas memorables.
Hefner había cruzado todos los límites permitidos, por lo que en 1963 fue arrestado en Chicago, bajo el argumento de propagar imágenes obscenas de la actriz Jayne Mansfield, aunque realmente fue detenido por criticar en Playboy la relación de la iglesia católica con el gobierno de la ciudad.
La fuerza de Hefner fue tal que el propio John Edgar Hoover, el mítico director del FBI, asignó a una persona para que leyera minuciosamente cada número de la revista; algo que el empresario tomó como clara señal de que él y su equipo estaban haciendo un buen trabajo.
Y no es para menos, pues por las páginas de la revista han pasado líderes mundiales, pensadores y artistas como Fidel Castro, Bertrand Russell, Salvador Dalí, Jean-Paul Sartre, Muhammed Ali, Orson Welles, Stephen Hawking, Carl Sagan, Richard Dawkins y John Lennon.
Claro, Hefner es también el padrino de millones de orgasmos alrededor del mundo por las fotos de sus conejitas, tanto en hombres como en mujeres, pues el 40 por ciento del público de Playboy son personas del sexo femenino; algo que rompe con el prejuicio que ronda a la revista.
Se trata de una publicación de tal relevancia que el Servicio de Bibliotecas para Ciegos y Discapacitados Físicos de Estados Unidos ha traducido la revista a Braille desde 1970. De hecho, el Congreso recortó fondos en 1985 para la traducción de Playboy, pero un juez revocó la decisión, bajo el argumento que hacerlo atenta contra la Primera Enmienda de la Constitución.
Obviamente, Playboy ha tenido una larga batalla contra algunos grupos feministas, quienes han acusado a Hefner de cosificar a la mujer o de representarla como un animal, por vestirla como conejita, además que supuestamente difunde la idea de que las mujeres sólo piensan en tener sexo.
Alguna vez en televisión, la feminista Susan Brownmiller cuestionó sobre estos mismos puntos a Hefner, a los que él respondió que para las chicas usar un disfraz de conejo no es degradante; la mujer lo retó a volver al estudio con orejas y rabo de conejo, algo a lo que Hefner sólo rio.
“Para mí la Playboy era una manifestación de fortalecimiento para la mujer”, declaró alguna vez la playmate Jenny McCarthy, quien coincidió que en que posar desnuda no es denigrante para la mujer, sino que es una manera de liberarla y mostrar su sexualidad con naturalidad.
Los reclamos de algunas feministas perdieron fuerza cuando comenzaron a equiparar las relaciones sexuales entre hombres y mujeres con la violación, al tiempo que declararon al hombre como su enemigo a matar, lo que provocó que muchas personas abandonaran la lucha contra Playboy.
Hefner se despidió de su paraíso terrenal este 27 de septiembre, sin embargo, sus contribuciones a la cultura mundial permanecerán por siempre, ya sea con una mayor libertad de expresión para todos los medios, la lucha por la igualdad racial o la liberación sexual ante cualquier tabú.
“En cuanto a Hef, mi experiencia es que la gente tiene una visión de que él es un lobo, cuando en realidad es un genuino romántico, estaba enamorado del amor”, aseguró hace años en entrevista para History Channel James Caan, actor y amigo de Hefner.