La permanencia de un hijo en casa después de los 30 años reduce la calidad de vida de las madres

La independencia es cada vez más difícil de alcanzar para las juventudes, pero también impacta en el bienestar de los padres y madres
José Andrés Velázquez José Andrés Velázquez Publicado el
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En México y en todo el mundo, las juventudes enfrentan una incertidumbre económica y precariedad laboral. Empleos mal pagados y sin seguridad social, además de una competencia cada vez mayor, provocan que sea más difícil tomar la decisión de independizarse de sus hogares.

Si bien es un fenómeno que se estudia en todo el mundo, hay aristas del mismo tema que hasta ahora son poco exploradas. Ejemplo de ello es el impacto de vivir con un hijo adulto en la calidad de vida de los propios padres.

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Las juventudes cada vez tardan más en salir de casa de los padres

Según información de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) una de cada dos personas, de entre 20 y 30 años de edad, enfrentan un futuro incierto por la inestabilidad laboral y por la escasez de vivienda.

En este contexto, casi 5 de cada 10 jóvenes en México entre 20 y 30 años de edad aún viven con sus padres, según el informe del organismo internacional.

Esto coincide con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) , que señala que el promedio de edad en que los jóvenes dejan la casa de sus padres es de 28 años.

46 por ciento de los mexicanos de entre 20 y 30 años aún viven con sus padres, de acuerdo con un informe realizado por la OCDE. Foto: Especial

Además, otro fenómeno derivado de la tardía salida del hogar es el llamado “hijos boomerang”, quienes salen de casa, pero más tarde regresan por necesidad.

La convivencia de madres con hijos mayores de 30 años reduce su calidad de vida

Maria José Gil-Moltó y Arne Risa Hole, profesores de Economía, analizaron el impacto que la convivencia con hijos adultos tiene sobre la satisfacción con la vida de los progenitores españoles de entre 50 y 75 años.

El artículo de investigación, publicado en Social Science & Medicine, encontró que la permanencia de las y los jóvenes en su hogar de nacimiento tiene impactos tanto emocionales como económicos en sus padres.

Debido a que los jóvenes comenzaron a laborar después de que cambiaran las leyes para el retiro en 1997, su jubilación ahora será inferior a la de sus papás o abuelos o, simplemente, no recibirán ninguna. Foto: Especial
Debido a que los jóvenes comenzaron a laborar después de que cambiaran las leyes para el retiro en 1997, su jubilación ahora será inferior a la de sus papás o abuelos o, simplemente, no recibirán ninguna. Foto: Especial

En primer lugar, la permanencia implica un mayor impacto económico que padres y madres deben enfrentar, o una menor oportunidad para dedicar tiempo a su propio desarrollo personal.

Asimismo, los investigadores explican que muchas veces la presencia de hijos adultos en el hogarcontraviene las expectativas parentales sobre la transición de los hijos a la vida adulta”.

Esto, a su vez, provoca sentimientos de ansiedad o frustración en los padres, que pueden incrementar más cuanto mayores sean los hijos.

Permanencia de hijos afecta más a las madres

Según la literatura consultada por los investigadores, el impacto recae principalmente en las madres. Esto se debe a que tienden a responsabilizarse más de mantener los lazos familiares, cuidar de otros miembros del hogar y realizar una mayor parte del trabajo doméstico.

@yeeyamp Respuesta a @Marta_con_h no soy una experta, pero tampoco me he desvivido, creo que es un gran avance. #meindependicé #independencia #vivirsolo #tipsparaindependizarte ♬ sonido original – Yeyita Marín

“En estas circunstancias, parece plausible que el peso de la carga de la convivencia con hijos adultos recaiga más sobre las madres”, detallan en The Conversation.

Los resultados de la investigación demuestran que la convivencia con hijos adultos mayores de 30 años tiene un efecto negativo sobre el bienestar de los progenitores. No obstante, la convivencia con hijos adultos más jóvenes no parece acarrear ningún efecto.

Otra de las conclusiones a las que llegaron es que la convivencia con hijos de más de 30 años impacta de manera particularmente negativa en la satisfacción de vida de las madres, aunque no así de los padres.

El estudio destaca que esta disminución en la satisfacción de vida de las madres se deriva particularmente de la convivencia con hijos varones de más de 30 años. “La convivencia con hijas no parece tener ningún tipo de impacto sobre el bienestar de las madres”, determinaron los investigadores.

Finalmente, Maria José Gil-Moltó y Arne Risa Hole consideran que su estudio podría considerarse como una motivación adicional para que las y los tomadores de decisiones impulsen políticas públicas en favor de la independización de las juventudes. “No solo por su propio bien sino también por el de sus madres”, concluyen.

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