La formación tradicional de las actrices y los actores de teatro fue de prepararse y trabajar frente a la llamada cuarta pared, aquel límite invisible que los separa del público, pero que, con el paso del tiempo, se ha ido quebrando.
Las puestas en escena fueron arriesgándose y a entrar más en contacto con el público, hasta lograr interactuar con él; una vivencia que sólo se experimenta entre la energía que proyecta el espectador hacía los actores.
Sin embargo, con la pandemia pareciera que esta cuarta pared regresa, pero ahora en forma de pantalla y, ese es el nuevo reto de los actores de teatro, transmitir las emociones, la magia que sucedía en los escenarios, a través de un dispositivo.
Para el actor y director Óscar Olivier, a pesar de que el teatro ha sido uno de los núcleos más golpeados, los actores deben de reinventar sus emociones y buscar nuevas formas para llegar a su auditorio.
“Antes sí nos percatábamos de las risas, los aplausos, una energía que se nos regresaba, pero se trata justamente de ver cómo a través de una pantalla hacerla llegar con la misma calidad, como si el público estuviera en frente; no me tendría que limitar ni evitar que el que está viéndome no suelte una lágrima, es una tarea de nosotros y, los que tendríamos que aplicarnos, pienso yo, serían los actores, directores y ajustar esos métodos que nos ofrece la tecnología”, opina.
La pandemia ha representado para el director un momento de reflexión, de conectarse con las emociones que produce el encierro; esto le permitió acercarse a cuatro actrices y brindar un homenaje a las mujeres que han padecido múltiples adversidades debido al confinamiento por COVID-19.
Olivier reunió a cuatro actrices que se encuentran entre los 40 y 60 años quienes, a partir de unas premisas que les mandó, como mujeres solas, desempleadas, ama de casa joven con una hija de tres años, una mujer de 60 años regresa al hogar materno, expresaron lo que les ha sucedido desde el inicio del confinamiento hasta la actualidad, cómo las ha rebasado, se han levantado o, incluso, narran cómo sus familiares se enfermaron, se recuperaron o bien, no libraron la batalla.
“Me di cuenta que las mujeres son las que han llevado toda la carga y el mayor compromiso de sacar las familias. Una pandemia pone ahora a las mujeres en jaque mate, pero les ha permitido tener la entereza, esa fuerza en lo más profundo de ellas y salir adelante, algunas con maridos, unas solas, con hijos, desempleadas y ahí es donde la mujer día tras día se tiene que reinventar”, comparte.
Un homenaje para ellas en el teatro
Al director Óscar Olivier le interesaba mostrar, en esta primera entrega, las vivencias de acuerdo con la edad de estas mujeres, cada una desde su propia trinchera, sus miedos y problemas. Algunas, incluso, que perdieron absolutamente todo, su casa, el empleo o las que dejaron sus aulas.
Se trata en sí de un homenaje a la lucha de todas las mujeres, de darle la vuelta a algo tan trágico como lo que se vive tras el confinamiento que rebasa a nivel mundial, así como valorar todos los esfuerzos de la mujer por sacar adelante su núcleo familiar.
“No intento bombardear las pantallas con esta cuestión de tragedia, quiero un momento de estas mujeres donde nos cuentan, de principio a fin, cómo ellas le dan la vuelta a este asunto y logran seguir adelante”, comparte.
Para lograr esta obra, Olivier confiesa que se enfrentó a grandes retos, desde cómo abordar la pieza a partir de los lenguajes digitales, hasta hablar con sus actrices para poder transmitir el mensaje a su público y llegar a la conclusión de que su tarea como actores es transmitir emociones.
“Reuní a mi elenco y les dije ‘esto no es televisión, no es teatro, es algo que vamos a aventarnos todos a probar y a ver cómo lo sacamos y qué es lo que sale’, el resultado es lo que me importa. Este tipo de medios, algunos días puede que sirva, quizá en otros no, es una arma de doble filo con la que hay que tener mucho cuidado, pero que si nos juntamos con gente que lo domine, podemos hacer un producto bastante vendible y que compita contra lo ya existente”, explica.
A lo largo de esta emergencia sanitaria que obligó a vivir en encierro, su mayor aprendizaje fue ver la capacidad de sus actrices al adaptarse a nuevos medios, el descubrir y explorar nuevas emociones y llevarlas al máximo, así como no perder la capacidad de sorprenderse.
Estas nuevas exploraciones escénicas, argumenta el actor, no sustituyen al teatro, pues éste siempre será presencial, es donde sucede toda la magia junto con la energía del público. Sin embargo, cree que si el llevar a cabo funciones en línea hubiera tenido un impacto sin que hubiera sucedido la pandemia, la comunidad artística no habría debatido si lo que realizan ahora es teatro o no.
“Creo que no estamos tan lejos de verlo como el único medio por el que nos comuniquemos, ya está sucediendo. Las ventajas son que me pueden ver en todo el mundo, puedo contactar a una actriz en Argentina; al mismo tiempo que nos ha alejado, nos acerca a otras cosas y ahí es ver qué tan generoso es este medio artístico”, argumenta.
Óscar Olivier se ha dedicado durante 22 años al cabaret, género teatral que le permitía tener una conversación directa con el público, por lo que, este confinamiento, le suma aún más retos que afrontar.
“Estoy en un momento que sigo aprendiendo, el ser humano nunca tendrá la verdad absoluta, la vida siempre nos va a poner a alguien que nos enseñe algo diferente y esta pandemia nos ha enseñado mucho y en lo personal me ha agudizado los sentidos para saber cómo pedir las cosas a mis actrices, cómo llegar a la gente en un momento en el que estamos tan vulnerables, valorar el cariño de los demás, ahorita quisiéramos que la familia nos abrazara, somos animales que necesitamos la retroalimentación del otro para sentirnos queridos y amados”, concluye.