“Y vivieron felices para siempre…”, si crees en el amor duradero esto es tu mantra, pero si ves las estadísticas en México, lo cierto es que se trata de una gran falacia.
Sí, como lo lees, en el país son cada vez más las parejas que optan por separarse, los hombres que prefieren seguir la vida como un “picaflor” y las mujeres que no se arriesgarán a tener una relación fallida cuando son el principal sustento en su familia.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2016 (ENOE, INEGI), el 31.4 por ciento de la población de 15 años y más era soltera, mientras que 10.5 por ciento estaba separada, divorciada o viuda.
Y es que el mexicano se casa menos y se divorcia más, de hecho las separaciones matrimoniales aumentaron 136.4 por ciento y 21.4 menos bodas se están realizando en el país.
Olivia Tena Guerrero, especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que socialmente ha cambiado la perspectiva hacia las mujeres solteras (antes llamadas “solteronas”). A ellas, antes, se les consideraba “quedadas” si seguían solas al pasar los 40 años, pero al hombre se le catalogaba y juzgaba como “realizado e inteligente” por los logros que obtenía, pese a que no tenía una pareja estable o formal.
Y subraya que todas las mujeres que han estudiado “manifestaron haber tenido en algún momento una pareja en la que detectaron abuso económico, indolencia, infidelidad, falta de compromiso y de correspondencia amorosa”.
Y hablando de infidelidad, ese es el punto más álgido al analizar la diferencia entre hombres y mujeres que o son solteros o que prefieren divorciarse.
Los hombres, de acuerdo a la experta, su decisión se seguir solteros está intrínsecamente relacionada al miedo que tienen de no poder ser buenos proveedores del hogar y a que están negados a la fidelidad, les gusta seguir conquistando al sexo opuesto, sobre todo si son jóvenes, “pues para enamorar a una mujer de su edad tendrían más competencia que si se enfocan en las jóvenes”, dice Tena Guerrero. Para su sorpresa, “lo que ellos buscan en la mujer es que tengan buenos ingresos, y si tienen una propiedad, mejor”.
Mientras que las mexicanas prefieren la soledad y la autonomía, pues temen firmemente ser víctimas de un hombre y no desean ser coartadas de su libertad por un varón que incluso puede encaminar la relación hacia un entorno violento, lo que es una cruda realidad, pues en la República Mexicana, 41.3 por ciento de las mujeres ha sido víctima de un incidente de violencia sexual a lo largo de su vida.
Les gusta el cuerno
Si a lo anterior se le añade que al mexicano le gusta pintarle los cuernos a su pareja, el resultado es aún más separaciones y rompimientos amorosos. Según el portal Second Love, el 57 por ciento de los encuestados –que tenían entre 20 y 50 años– confesó haber sido infiel por lo menos una vez en la vida. De este segmento, el 31 por ciento tiene 10 o más años de casado, el 68 por ciento tiene hijos y para el 31 por ciento, estos encuentros y affairs han sido ocasionales.
Sí, México es un paraíso para la infidelidad, de acuerdo a un estudio de Ashley Madison, este país ocupa el segundo lugar en infidelidad en toda América Latina.
Según el sitio de infidelidades mencionado, hay alrededor de 850 mil usuarios mexicanos registrados, de los que 180 mil son hombres en edad adulta, que buscan tener un affair con mujeres de entre 20 y 30 años.
El amor en los tiempos millennials
El aumento en la cantidad de divorcios y la disminución de la cantidad de matrimonios también tiene un factor fundamental y ese es la Generación Millennial.
Esto porque hay el millennial está en “edades casaderas” y porque en México hay aproximadamente 30 millones de miembros de esta generación, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Estos jóvenes tienen otras prioridades que van más allá de formalizar compromisos y formar una familia. De acuerdo con The Washington Post, entre los factores primordiales que influyen en su toma de decisiones –y rechazo al matrimonio– están que consideran que casarse es caro y optan por invertir su dinero en otras cosas, no son propensos a practicar alguna religión y ya no caen en los estereotipos que indican que “deben” contraer matrimonio para realizar y cumplir con lo que establece la sociedad.
Además, no la tienen fácil en cuanto al amor se trata o al menos así lo han demostrado. Redes sociales, apps para ligar, miedo al compromiso formal y terapia profesional es lo que distingue a la Generación del Milenio.
Tara Griffith, quien es terapeuta y fundó el Wellspace SF en Estados Unidos, señala que “a diferencia de las generaciones anteriores, los millennials crecieron en un mundo lleno de citas por internet. Ya se fueron los días de conocer y casarse con el chico o la chica de a lado” y agrega que “la enorme cantidad de opciones en las citas de la actualidad puede hacer que el compromiso sea más complicado para una generación que lo ha tenido todo”.
Lo típico, el millennial tiene ese pavor a tomar decisiones definitivas, por ende al matrimonio. “En la era de la información, el mundo de las citas está moldeado por una gran variedad de plataformas para buscar al ‘indicado’. Esto puede llevar a una paradoja decisional y sentimientos extremos de ansiedad, y miedo a perderse de algo por escoger a la persona equivocada. En lugar de alimentar la ansiedad de buscar a la pareja indicada, ayudo a mis clientes a enfocarse en ser la pareja indicada”, puntualiza la especialista Liz Higgins, quien proporciona terapia de parejas y ha trabajado específicamente con millennials.
La “esclavitud” que sienten ver en la presión que ejercen los problemas financieros, el no saber si quieren o no casarse, la incertidumbre a si encontraron a su media naranja definitiva son los aspectos que resumen el combo “millennials en el amor”. Aunado a que las relaciones en la actualidad son casi digitales, efímeras y con la comunicación primordialmente a través de aplicaciones y servicios de mensajería como WhatsApp.
Por ello, el millennial tiende a “huír” de los compromisos y las relaciones a largo plazo y suele tener “ligues” casuales.