La oportunidad de decir adiós a víctimas de la pandemia
El artista Rafael Lozano-Hemmer propone la creación de un memorial remoto y participativo para las víctimas de la pandemia, el cual opera a través del sitio web del MUAC. La idea es que la gente se junte y pueda tener una especie de ritual donde comparte un momento de tristeza y de recuerdo
José Pablo EspíndolaEl artista Rafael Lozano-Hemmer propone la creación de un memorial remoto y participativo para las víctimas de la pandemia.
Debido a las medidas que se implementaron para impedir la propagación del virus SARSCoV-2, los velorios y funerales se cancelaron en México, quitándoles a las personas la oportunidad de despedirse de sus seres queridos.
Muchos vieron a sus familiares y amigos entrar al hospital enfermos, pero ya nunca más los volvieron a ver, en varios casos, ni siquiera sus cuerpos.
Si bien, el estar parado al lado de un difunto en un velorio es una de las imágenes más fuertes que puede tener alguien, es importante porque da una sensación de despido, de paz y de tranquilidad, de que ya descansó, es un ejercicio para pasar página y entender, como dice La Biblia, que “polvo somos y en polvo nos convertiremos”.
“Es un poco la metáfora de que el reloj de arena tiene ciclos, que pasa el tiempo, y cada tres minutos le das la vuelta para que vuelva a empezar, de alguna forma la vida es así, somos ciclos; pero, ¿qué sucede si hay una fisura en el reloj de arena?, ¿qué sucede si hay un pequeño orificio a través del cual se va perdiendo la arena? La fisura es la metáfora del COVID-19, aquí hay mucha gente que muere de forma prematura, porque debería estar todavía en el ciclo del reloj de arena, pero desgraciadamente con esta fisura se sale”, explica el artista, en entrevista desde Montreal.
Los familiares y amigos de las personas fallecidas durante esta pandemia podrán enviar los retratos de sus seres queridos para que sean dibujados con arena, que además de ser una metáfora del tiempo, también es una metáfora de interconexión, porque cada uno de los miles de retratos que se vayan haciendo se estarán generado con la misma arenita.
Después de que aparezca el dibujo, el sistema lo documentará con video y fotografías, luego la plataforma se levantará, se inclinará, y con la gravedad la arena se recuperará en un pequeño cuenco.
“Esa recuperación es la idea de que es la misma arena la que crea a todos los retratos, es una parte fundamental de lo que considero lo poético de este proyecto, que al final estamos todos conectados, estamos todos hechos con el mismo material”, dice Rafael.
La obra tarda 30 minutos en dibujar un rostro, es un proceso muy lento, reconoce el artista, que si funciona 24 horas diarias son 48 retratos al día. La idea es que se quede funcionando varios meses para intentar dibujar miles de retratos.
Derecho al luto para víctimas de la pandemia
Con este memorial, tanto el equipo del MUAC como el artista buscan brindar la posibilidad de compartir una experiencia de solidaridad, de ofrecer el pésame a los deudos que ha dejado esta pandemia.
“Son todas estrategias que tenemos los humanos para comprender que nuestra vida no va a durar para siempre, decía el gran filósofo Montaigne que ‘filosofar es aprender a morir’, y yo creo que el arte es un poco parecido, estamos todos conscientes de que estamos en la Tierra nada más un ratito”, explica el artista.
El mensaje del memorial no es solo lúgubre, sino también de continuidad, de que efectivamente se tiene que observar el paso de estos allegados, pero al mismo tiempo entender que se debe seguir fluyendo, que la vida continúa, por lo que el tiempo es un gran tesoro que hay que valorar.
Rafael Lozano-Hemmer tiene claro que La arena fuera del reloj. Memorial a las víctimas de COVID-19 [A Crack in The Hourglass: A Memorial for the Victims of COVID-19], 2020 debe cumplir tres objetivos.
El primero es que la gente se junte y pueda tener una especie de ritual o de cita en donde comparte un momento de tristeza y de recuerdo. El segundo es que las personas se puedan llevar una especie de recordatorio personalizado de su familiar o amigo.
Y, por último, que permita dimensionar la tragedia para que el público que contemple la pieza observe y celebre que está todavía vivo y le saque el máximo de provecho.
Cuando por fin abran el museo físicamente, el equipo del MUAC quiere imprimir los retratos y ponerlos como una especie de paisaje en donde la gente pueda entrar y ver este mosaico de la misma arena generando tantos retratos y algunos videos.
El memorial opera a través del sitio web del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) a manera de telepresencia y de la página fueradelreloj.net
Los datos, su inspiración
El trabajo de Rafael Lozano-Hemmer tiene que ver con darle un poco de sentido a los datos de la pandemia. Sus obras intentan tomar estadísticas difíciles para de alguna forma hacerlas tangibles.
“Por ejemplo, 80 mil niños mueren diariamente de enfermedades curables, entonces yo hice una obra que muestra a qué ritmo sucede eso, porque cuando oímos un número como este, no podemos darle sentido, no podemos ver la escala de qué tan frecuente es eso, lo escuchamos y es un número más. Igual con COVID-19”, platica el artista.
Cuando comenzaron a incrementar las muertes en México y el mundo, el artista quiso hacer una obra que le permitiera dos cosas: por un lado, dimensionar la escala del problema, poder dar un sentido, una sensación de problemática a esta tragedia y, por otro lado, ofrecer una forma en la que la gente pudiera tomar un luto, confrontando el distanciamiento social.
“A mí me interesan estos temas de los datos, porque son los temas candentes de nuestro tiempo, tenemos como artistas, como ciudadanos, que reflejar nuestros intereses en esos asuntos que nos preocupan”, afirma Rafael.
Aunque Lozano-Hemmer utiliza a la tecnología como una herramienta para expresarse, sabe que es secundaria, que no es el mensaje principal, pero que ayuda a crear experiencias compartidas como ésta.
Para Rafael, quien sufrió de COVID-19 a principios de mazo, uno de los mensajes importantes de esta pandemia es el de la solidaridad, de que a todos les puede pasar, porque para la enfermedad no hay privilegio que valga.
“Hay una sensación de que vuelve la empatía, la solidaridad, de que entre todos podemos resolver algo, porque hablando de datos, COVID-19 es el síntoma de que la globalización nos quiere matar, que la atmósfera nos quiere matar, es decir, un ente, un virus que funciona en China y en Canadá, porque para él no hay fronteras, no hay nacionalismos, por eso los políticos deben tener un visión planetaria de los problemas”, opina el artista.