Decía el dramaturgo George Bernard Shaw que no hay dos personajes más enigmáticos y fascinantes que un padre y un hijo, y el montaje Mirando al Sol da ejemplo de ello; el creador escénico Cristian Magaloni recurrió a la escritura y el teatro para, de alguna manera, ficcionar la relación con su papá y reconciliar heridas.
Al reto escénico se sumaron los actores Roberto Beck y Juan Carlos Barreto, quien platica a Reporte Índigo que Magaloni le dio a leer el texto antes de la pandemia para abordar la compleja relación entre un padre y su hijo, quienes tendrán un dolor difícil de encarar, pero que, súbitamente, se debe atender a manera de despedida. Así, entre whisky y chocolate, ambos enfrentarán juntos sus miedos, fracasos y virtudes.
“Fue un texto que me conmovió y emocionó por la temática, es un asunto complicado, y hasta cierto punto oscuro, pero es una obra muy hermosa. La realidad es que sentí un poco de precaución de que todavía hay pandemia, varios repuntes, pero nos tenemos que atrever con todas las medidas de seguridad y salvar al teatro, porque, de por sí, siempre ha estado en crisis, ahora se puso mucho peor, tenemos que ser un poco héroes y no aventarnos a lo tonto”, comparte Barreto.
Una obra sobre la eutanasia
Mirando al Sol pone en escena a dos personajes que se enfrentarán en una charla, quizá, la última entre dos familiares. Devela sus secretos y, en ese caso, la decisión de un hombre de terminar con su vida.
Juan Carlos da vida al padre, un hombre mayor con cáncer cerebral que no ha visto a su hijo por casi cinco años.
“Estamos tratando el suicidio, porque él está en una situacion limite, ha tomado el toro por los cuernos y decide quitarse la vida, para esto tiene que dejar unas cosas arregladas, cómo lo va a hacer, la relación con su esposa y su hijo, con él tuvo un incidente que fracturó a la familia. Para él es sumamente importante hablar y no se puede ir sin explicar por qué lo va hacer”, indica.
En México y gran parte del mundo hablar de la eutanasia es complicado y díficil, incluso, prohibido, pero para el actor estos temas se deben abordar en las obras y en la vida misma.
En ese caso, al ser un hombre con una enfermedad terminal, se trata de una decisión respetable, pues su deseo es morir dignamente.
“El cáncer cerebral es una enfermedad devastadora, porque pierdes la conciencia de todo, te vuelves una masa de carne que babea, defeca y medio come, me parece que es vivir sin calidad de vida, sin dignidad y este hombre no quiere convertirse en eso. Sí, el sucidio es un tema oscuro, la religión y la sociedad lo condenan, pero a pesar de eso, es una obra muy bella que habla del amor.
“No es que estemos promocionando el suicidio, ni la eutanasia, aunque me parece un acto justo, porque llega un punto en la vida en la que ya no se puede seguir, ¿qué necesidad de estar conectado a un respirador? No hay calidad, si uno tiene el valor, y tomas la decisión de acabar con todo ese dolor, también se vale, desde mi punto de vista”, aclara Barreto.
Para ambas partes, esta charla será una especie de cierre, de aclarar cuentas, tocar temas que quedaron en el tintero, cosas pendientes. El actor comenta que esta pieza habla puramente del amor, el sucidio es la circunstancia.
Entre las cosas que destaca Juan Carlos del montaje es que es muy sencillo, dos actores en escena dialogando sobre sus emociones, sin ensamble de bailarines ni grandes movimientos, el teatro en su más simple acción, “sin tener quién los salve” más que ellos frente al acto escénico hablado de la vida, la muerte y la familia.
Además, a decir del actor, el texto está abordado con buen sentido del humor, un tema tratado con mucha sensibilidad en los personajes, amor y mucha luz.
“La primera indicación del director fue ‘aquí hay un chingo de amor, y estoy de acuerdo, porque cuando murió mi madre, definitivamente, es un evento doloroso, pero descubrí cosas muy hermosas mientras contemplaba su cadáver y hablaba con mis hermanos. Los seres humanos nos vulnerabilizamos frente a eso, somos más honestos frente a la muerte. Mirando al Sol es quitémonos las caretas, dejemos de fingir, ya no tenemos tiempo para esas cosas, hablemos de lo importante”, apunta.
“Como actor, no se trata de entretener, divertir, que también se vale, viene implícito, no damos solución a un problema, ponemos temas y para algunos puede servir como una especie de guía, un consejo. Tenemos la responsabilidad de saber qué estamos haciendo con nuestro trabajo”.
Mirando al sol desde la propia experiencia
Para el actor esta obra resuena de manera personal, pues él ya pasó por algo similar con la muerte de su esposa.
Además, invita a que la gente vea este montaje y, entre sus propias reflexiones, puedan hablar sobre la vida y así perderle un poco de miedo a la muerte,
“Soy un hombre de 65 años y conforme vas madurando, envejeciendo, te vas acercando un poquito más a la muerte. Soy viudo, mi señora murió de cáncer de pulmón y alguna vez me dijo que si yo la veía conectada a muchos aparatos le hiciera el inmenso favor de desconectarla, porque es un acto de amor; se oye muy oscuro, truculento, muy terrible, pero la muerte era algo que nos va acompañar mientras estemos vivos” opina.
Entre las enseñanzas que ha obtenido de la obra, así como del recorrido por la vida, de manera personal y profesional, considera que, ante todo, las personas deberían tener el derecho a decidir hasta cuándo terminar con su vida.
Sobre todo, si se tiene un padecimiento terminal que atente contra la calidad de vida de las personas.
“Siempre he defendido ese derecho y más porque me ha tocado ver gente cercana, lo que hay que buscar en la vida es morir con dignidad, si se puede y si tú consideras que el suicidio es una posibilidad, no lo promociono, no estoy hablando de alguien que tenga problemas económicos o de tipo psicológico, en este caso es cáncer cerebral, está desahuciado, va a morir poco a poco. Tenemos el derecho a morir como queramos, cuando nosotros decidamos sin afectar a terceros, porque no estamos solos”, puntualiza.
En La madrastra
El actor está en la grabación del remake de La madrastra, con la productora Carmen Armendáriz. Él interpretará a un cura, quien será una especie de padre para la protagonista, Aracely Arámbula. También estará acompañado por Andrés Palacios.