Con este montaje intentan brindar un espacio seguro para que las personas que asistan también puedan externar sus sentimientos y anécdotas. Foto: Especial

La obra “La capacidad de los peces para sufrir” habla sobre la depresión y el burnout

La capacidad de los peces para sufrir es un montaje que apela a la participación del espectador para plantear un experimento social que ahonde en la salud mental

Cada ser vivo está destinado a permanecer en su hábitat para vivir, si alguno de ellos sale pueden llegar a fallecer. La compañía Teatro en el Incendio explora este fenómeno con la pieza La capacidad de los peces para sufrir, una analogía sobre estos animales: al salir de su pecera harán lo posible por sobrevivir intentando respirar fuera del agua. El montaje será estrenado hoy en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo.

“El nombre hace referencia a que todos los días nos tenemos que levantar e intentamos estar en el tope del éxito, de las exigencias de la productividad, hasta el último aliento; somos capaces de llegar hasta la enfermedad con tal de alcanzarla”, dice la coreografía Briseida López, quien realizó esta obra junto al dramaturgo Gilberto Corrales.

La capacidad de los peces para sufrir es una propuesta escénica que mezcla el lenguaje de la danza con el teatro para hablar sobre el estado mental de una sociedad ante una crisis. Para llevarla a cabo, los integrantes de la compañía se juntaron para hablar sobre cómo abordar sus propios procesos durante la pandemia.

La capacidad de los peces para sufrir se realizará del 25 al 28 de mayo en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque. Jueves y viernes, a las 20:00 horas; sábado, a las 19:00, y domingo, a las 18:00 horas

“Algunos de nosotros estábamos pasando por esas sensaciones y ansiedades, por procesos mentales que tienen que ver con la salud mental. Nos preguntábamos qué tan pertinente podría ser entrar en un proceso creativo para hablarlo y exponerlo. Fue muy interesante ver que era algo que nos estaba pasando y lo pudimos depositar en la creatividad”, externa López.

La coreógrafa confiesa que el reconocer sus problemas de salud mental, condujo al elenco a investigar las causas y consecuencias, por ejemplo, del burnout. Además, de ver lo difícil que puede ser incluso mencionarlo o explicárselo a los seres queridos, pues, aún con la pandemia, todavía es un tema tabú.

“Los monólogos tienen que ver con la biografía de los personajes y de los alcances que llevó esto a algunos de ellos, quienes también pasaron por procesos psiquiátricos o químicos para salir adelante. Sin embargo, también el mismo proceso creativo fue muy sanador para quienes estábamos en esa situación. Contar nuestras historias, escuchar las estadísticas y ver que esto se estaba convirtiendo en algo colectivo y que era más común de lo que nosotros nos lo imaginábamos”, explica la coreógrafa.

La pieza se nutre del lenguaje corporal y las consecuencias que se pueden detonar ante una situación de crisis o un burnout. Para la coreógrafa era muy importante mostrar, pues mucha gente se limita en su expresión corporal para hablar sobre su salud mental.

“Tengo años dedicándome a la danza y el cuerpo es toda una manera de conducirnos, pero también vivimos en una sociedad que nos limita la expresión del tacto, a tocarse, no es tan abierto pero sí, el cuerpo es el que siente y carga el estrés y  la depresión”, dice.

“Vivimos en la productividad y en la exigencia diaria de una manera tan fuerte que exponemos nuestro cuerpo al límite”
Briseida LópezCoreógrafa

Con este montaje intentan brindar un espacio seguro para que las personas que asistan también puedan externar sus sentimientos y anécdotas sobre su experiencia con la pandemia.

“El arte y los escenarios son espacios seguros para todos, podemos exponer temas que nos acatan y atañen a todos. En el grupo, Teatro en el incendio, soy casi una década más grande que el resto, fue muy sorprendente ver cómo gente tan joven pasa por procesos de depresión y de desaliento, hasta llegar a las ganas del suicidio. Me asusté al ver la cantidad de personas con las que de repente convive día a día y no sabía que pasaban por eso, fue revelador.

“También me parece que no solamente tendría que pasar estas reflexiones en nuestro trabajo, es un tema social que se tiene que atender desde la sensibilidad y la expresión”, concluye Briseida López.

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