¿Cuándo realmente es el fin de una vida y de sus historias? Es la pregunta que lanza la dramaturga Sonia Alejandra García para llevar a escena la obra Fin, pieza que reflexiona sobre el trayecto de los recuerdos y cómo pueden ser transferidos de una persona a otra.
Esta pieza nació por la inquietud de recordar a su abuela y de qué pasaría con todas sus memorias que le contó desde pequeña.
“Venimos de un momento muy triste y pareciera que lo que queremos son imágenes alegres e historias que nos hagan reír, pero yo creo que también hemos abierto una puerta a emociones, como la tristeza, que también nos transforman y hacen crecer, estamos con el corazón un poquito más abierto para profundizar”, comparte la actriz a Reporte Índigo.
En Fin, obra dirigida por Alexander Fávero, una mujer de edad avanzada está acompañada por dos aves: una garza que se llama Memoria y un cuervo de nombre Olvido, quienes la acompañarán por una recorrido a través de su pasado a manera de flashbacks, por todos sus buenos y malos recuerdos, en donde el amor, la vida y el dolor están siempre presentes.
Sonia aclara que quería interpretar la memoria como un ave migrante que va de un cuerpo a otro anidando, pero que ésta, irremediablemente, está acompañada por el olvido.
“La memoria y el olvido también se ponen diálogo con la muerte. Entonces, con esta pieza quiero que la gente reflexione del impacto de la memoria personal en otras vidas.
“Las personas que conocemos y desaparecen antes que nosotros nos dejan pedacitos de su vida, pero nosotros podemos retomar esa historia para volver a contarla y pasarla a otro. El recuerdo como una forma, tal vez un poco romántica, puede prolongar la vida de las personas”, explica.
Gracias a esta pieza, que se llevará a cabo en el Teatro Benito Juárez, la actriz argentina confiesa que pudo darle otro significado a conceptos como la muerte, del cual también aprendió por la cultura de México y sus altares en el Día de Muertos.
En Buenos Aires, abunda, tiene raíces muy mezcladas, donde piensan en la muerte a través de la nostalgia y el lamento. Por ello, en Fin, rescata ambas estas experiencias y así nutrir la obra.
“Mi cultura procesa y acepta la muerte de otro modo, por eso para mí hay mucha mucha sabiduría, por ejemplo, en recordar a los muertos, a mí me encanta este momento de conectarse con quienes no están”, platica.
Por último, para Sonia le queda la enseñanza de valorar el paso del tiempo, y no verlo como un enemigo, sino como un regalo para los demás.
“El tiempo es la vida, el único que tenemos y el mejor regalo que podemos hacerle a alguien y a nosotros mismos. Para mí, el arte y el tiempo son de las cosas más hermosas que tenemos, entonces qué mejor que invertir parte de nuestro tiempo haciendo lo que más nos apasiona”, concluye la actriz.
Une sus pasiones
La dramaturga Sonia Garcia utiliza el teatro de sombras, música en vivo de un violinista y la fotografía para hablar de los recuerdos y del paso del tiempo.
“La fotografía es la captura de una luz que ya sucedió, es el símbolo del recuerdo y la sombra es el interceptar la luz del presente, entonces me parecía muy interesante utilizarlos para hablar de la memoria y de todo lo intangible”, relata.