Un estudio epidemiológico, realizado por las universidades de Harvard y Sao Paulo, encontró que muchos de los casos de cáncer se pudieron haber evitado si el paciente no hubiera tenido sobrepeso u obesidad.
Los especialistas también aseguran que para el 2025 surgirán más de 29 mil nuevos casos de cáncer atribuibles a la obesidad y al sobrepeso, un índice que representará 4.6% de los nuevos casos de la enfermedad en Brasil, lugar donde se hizo la investigación.
“El problema principal reside en que viene registrándose un aumento de las prevalencias de exceso de peso y obesidad en Brasil, por eso los casos de cáncer atribuibles a esas dos condiciones también aumentarán. Al margen de ello, se espera que se produzca un incremento de los casos de cáncer en general, pues la población del país aumentará y envejecerá”, explica Leandro Rezende, autor de la investigación.
La investigación, publicada en la revista “Cancer Epidemiology”, explica cómo el aumento del poder económico que se ha registrado en Brasil en los últimos años ha derivado en un mayor consumo, pero, en el caso de la alimentación, este fenómeno ha quedado supeditado fundamentalmente a la ingestión de alimentos ultraprocesados.
“El estudio muestra esa fase de transición nutricional epidemiológica. Son precisamente esos alimentos altamente calóricos, con una cantidad elevada de azúcar, sal y grasa, los que también constituyen los productos más baratos”, enfatiza Rezende.
La obesidad y el sobrepeso están asociados al aumento de riesgo de 14 tipos de cáncer, tales como el cáncer de mama, de colon, de recto, de útero, de vesícula biliar, de riñón, de hígado, de esófago, de ovarios, de páncreas, de próstata, de estómago, de tiroides y el mieloma múltiple, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para José Eluf Neto, director del estudio, lo interesante es poder medir el impacto de la relación entre el cáncer y la obesidad sobre la salud pública, y con base en ello planificar acciones e inversiones.
“El crecimiento de las ventas en América Latina refleja una estrategia de la industria de alimentos, tal como lo fue o ha venido siendo la de la industria del tabaco. Cuando algunos países empiezan a regular mínimamente la venta y publicidad de esos alimentos, las industrias parten hacia regiones en las cuales las leyes aún no han sido estructuradas para promover la salud de la población”, opina Rezende.
El equipo está calculando también el peso de otros factores (sedentarismo, tabaquismo, la alimentación y consumo de alcohol) sobre la incidencia y la mortalidad por cáncer.