La nueva ‘primera base’
Practicar sexting no necesariamente hace más vulnerable a un adolescente para involucrarse en conductas sexuales riesgosas. De hecho, el sexting no se limita a los adolescentes que suelen involucrarse en comportamientos de alto riesgo.
Así lo concluyó un estudio encabezado por Jeff Temple, del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Rama Médica de la Universidad de Texas, en Galveston, luego de analizar los datos que, durante seis años, cerca de mil estudiantes de preparatoria reportaron en encuestas de forma anónima.
Eugenia Rodríguez
Practicar sexting no necesariamente hace más vulnerable a un adolescente para involucrarse en conductas sexuales riesgosas. De hecho, el sexting no se limita a los adolescentes que suelen involucrarse en comportamientos de alto riesgo.
Así lo concluyó un estudio encabezado por Jeff Temple, del Departamento de Ginecología y Obstetricia de la Rama Médica de la Universidad de Texas, en Galveston, luego de analizar los datos que, durante seis años, cerca de mil estudiantes de preparatoria reportaron en encuestas de forma anónima.
Durante este tiempo, los jóvenes contestaron preguntas sobre violencia en el noviazgo, su experiencia en el sexting –si habían solicitado o enviado imágenes propias en las que aparecieran desnudos– y otros comportamientos de alto riesgo entre adolescentes.
“El sexting se puede estar convirtiendo en parte del desarrollo sexual (…)” de cualquier adolescente, dijo Temple a la revista Time. Podría decirse que el sexting es, sencillamente, una nueva forma de acercarse a un primer encuentro de tipo sexual, o lo que coloquialmente se conoce como “primera base”.
“Este comportamiento no siempre es nuevo, es solo un nuevo medio”, explicó Temple a The Washington Post.
Sin embargo, aclara que esta práctica caracterizada por el el envío de contenido erótico y/o sexual a través de los smartphones “(…) no es segura porque puede compartirse”.
Si bien “el sexting precedió el comportamiento sexual en muchos casos”, apuntó Temple, se encontró que “enviar un ‘sext’ no estaba positivamente relacionado con comportamientos sexuales riesgosos con el paso del tiempo”, señala el estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Pediatrics.
Detrás del hallazgo de que el sexting fue la antesala de conductas sexuales, Temple agregó que existe una teoría de que dicha práctica puede actuar como una puerta de entrada a las conductas sexuales o aumentar la aceptación de ir al siguiente nivel.
Independientemente de que el sexting lleve a los adolescentes a tener sexo y de que esta práctica sea la nueva norma entre los jóvenes, Temple asegura que los hallazgos pueden tener implicaciones positivas. Y que los padres no deben de alarmarse.
Porque si “el sexting sí antecede al sexo, entonces es de importancia para la salud pública”, precisó el especialista a Time.
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