“La música, en mi caso, me eligió”: Gabriela Ortiz

La compositora Gabriela Ortiz fue elegida por El Colegio Nacional para ser su nueva integrante, con este nombramiento ella será la octava mujer en ingresar a la institución, lo cual, comenta en entrevista, permite visualizar la diversidad y equidad de género que debería existir en el siglo XXI
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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La música siempre acompañó a la compositora mexicana Gabriela Ortiz, pues desde muy pequeña, sus padres, fundadores del grupo Los Folkloristas, le mostraron el mundo de los sonidos latinos y, en especial, su gusto por la música de Cri-Cri.

Desde entonces, esta ha sido su forma de vida, gracias a ella ha podido viajar llevando sus composiciones alrededor del mundo, logrando que las orquestas más prestigiosas interpreten su música. Ahora, su trayectoria nuevamente es reconocida al ser la octava mujer en pertenecer a El Colegio Nacional; su selección se dio en base a su calidad creativa y destacado imaginario sonoro.

“Me siento muy contenta y honrada de pertenecer a una de nuestras instituciones más prestigiosas. Para mí es un reconocimiento a mi trabajo y un gran incentivo para seguir haciendo música y componer con responsabilidad”, platica Ortiz a Reporte Índigo.

Durante su adolescencia, la compositora vivió un momento de duda al momento de elegir la música como su profesión pues, en aquel entonces, bailar flamenco era otra de sus pasiones

Con este nombramiento, otorgado el pasado 4 de abril, Gabriela Ortiz espera que se pueda visibilizar todo el talento, así como la calidad artística e intelectual que aún hace falta reconocer pues, a pesar de sentirse muy orgullosa de su trabajo y de lo que ha logrado, confiesa que tiene sentimientos encontrados.

Para Ortiz, se trata de una cuestión de sensibilidad y visualización, algo que considera hace mucha falta, no sólo en El Colegio Nacional, sino en otras instituciones.

“Por supuesto no soy la única mujer con la calidad artística que merece estar en El Colegio, me han antecedido más mujeres que por alguna razón no lo estuvieron y eso tiene que cambiar, las cosas tienen que ser equilibradas. Ocho mujeres en pleno siglo XXI es algo que tenemos que reflexionar y que se abra una brecha diferente para las nuevas generaciones”, indica.

La opción es la diversidad

La nominada al Grammy Latino observa que, poco a poco, se está reconociendo el trabajo de más mujeres a nivel internacional, como las orquestas sinfónicas en el extranjero han cambiado radicalmente en Estados Unidos al interpretar piezas de compositoras.

“La gente que programa y hace curaduría tiene que estar más abierta y hacer trabajo exhaustivo para ver, por ejemplo, a Latinoamérica. La mayoría de las orquestas se han regido por lo que dice Europa, de alguna manera, ha dictado por muchos años cuál es el futuro de la música de concierto, qué se toca y se programa, las referencias estéticas y esto está cambiando”, expresa.

Por ello, opina que la solución es la diversidad, realizar una curaduría inteligente, que sea incluyente, así, el universo musical y de las orquestas ganaría al reunir talento de todo el mundo.

“Es un tema fundamental y esta actitud diversa también tendría que estar, creo yo, en los miembros de El Colegio Nacional, de investigación y ver quiénes son las personas que están haciendo los trabajos más interesantes en diversas disciplinas”, expone.

Continuando con el panorama mexicano, la compositora opina que ya hay más diversidad. Por ejemplo, celebra que la Orquesta de Cámara de Bellas Artes, a cargo de Ludwing Carrasco, estrene en casi todos sus conciertos piezas de compositoras.

Esto permite que las piezas contemporáneas tengan más espacios para su divulgación y que las orquestas amplíen su programa.

“Esto no había sucedido en las orquestas, son instituciones que han programado la música del pasado; por supuesto, no hay nada en contra de eso, pero creo tiene que haber esta actitud más abierta de incluir música de nuestros compositores vivos y latinoamericanos.

“También obras de los jóvenes compositores, ya la historia dirá qué obras trascienden o no, pero la responsabilidad de las instituciones sí es con los compositores, su entorno y comunidad”, valora.

Un camino con obstáculos para Gabriela Ortiz

Actualmente, Gabriela Ortiz, quien ha sido reconocida con varios premios como la Medalla Mozart, otorgada por la Embajada de Austria, considera que se encuentra en un momento fructífero de su carrera, porque ha tenido incentivos que le han permitido lograr que su música se interprete a nivel internacional, a cargo de orquestas como la Filarmónica de Los Ángeles y la de Nueva York.

Y, aunque comparte que su camino ha sido complejo, ha logrado que la mirada se dirija a este continente, por ello, todo el esfuerzo ha valido la pena.

“La música, en mi caso, me eligió, lo he hecho con tanta pasión y con tanta disciplina, porque esto es lo que me gusta hacer. Ahora están ahí los resultados; cuando alguien tiene absoluta dedicación, pasión, seriedad, compromiso, disciplina. tarde que temprano las metas se pueden lograr, y yo he tenido la fortuna que los intérpretes son quienes también difunden mi música”, externa.

Para Ortiz, una parte fundamental y característica de su trabajo es que tiene una base autobiográfica, externa sus vivencias personales, lo que ve y absorbe del acontecer social y político que la rodea y la incita a cuestionarse y reflexionar.

La compositora dice que sin estos elementos el arte no tendría sentido, así como tampoco dedicarse a la composición musical. En este sentido, para Gabriela la pandemia tuvo un impacto al momento de crear.

“La música ha sido un viaje fascinante, con muchos obstáculos y sacrificios, pero también con satisfacciones. Cuando ves el compromiso de los músicos y la reacción del público, todo cobra sentido”
Gabriela OrtizCompositora

“Estaba escribiendo un concierto para piano y tuvo un giro debido a que tuvimos que parar la vida, reflexioné muy a fondo qué es lo que implicaba, pensar en temas que quizá no había puesto la suficiente atención, como el cambio climático, las cosas injustas que suceden en el país, que la humanidad sigue cometiendo los mismos errores, históricamente hablando, y pareciera que de repente no aprendemos”, cuenta.

Por último, agradece que la música le permita estar fuera de la realidad, la cual, confiesa puede ser muy dura. Por ejemplo, escuchar piezas verdaderamente a fondo, como el Adagio de la Quinta Sinfonía de Mahler, son momentos mágicos y espirituales que le enriquecen el alma.

“En algún momento estuve con una enfermedad seria y salí adelante, eso me ayudó a apreciar mucho más la vida. La música también me ha ayudado a tener un incentivo a dejar algo, ha sido la herramienta idónea que me ha ayudado a decir que por algo estoy aquí, es mi explicación más contundente de arraigarme a estar viva y seguir haciendo lo mío”, concluye.

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