La música como acto de sanación con Ampersan
El grupo Ampersan transporta a una atmósfera que reúne naturaleza, raíces ancestrales y sonidos electrónicos. Sus integrantes comparten los detalles sobre su nuevo disco y la presentación que tendrán
Karina CoronaEscapar del caos citadino para reconectar con las raíces y paisajes naturales, para experimentar un viaje donde se pueda convivir con la gente de otros lugares puede ser, en ocasiones, la génesis para vislumbrar un proyecto estético y, así, inspirarse y crear. Recolectar esas vivencias, el gusto por las tradiciones mexicanas y el rescate de las lenguas maternas, han sido el eje para Ampersan, banda originaria de Jalisco, quienes, después de años de ensayo y compartir experiencias con otros y otras artistas, encontraron su lev motiv para hacer y crear música.
“Siempre está en nuestra estética la combinación de lo rural con lo natural, vivimos en la ciudad porque aquí está el trabajo, pero tratamos de buscar encuentros hacia la naturaleza, inspiración, espacios bonitos de llenarte de otras culturas y otras formas de ver la vida. La nostalgia, en la ciudad, de extrañar esos espacios, pero es una inspiración nuestro México, que es riquísimo en climas, ecosistemas y diversidad biológica”, explica Zindu Cano, vocalista y guitarrista de la banda.
Sus viajes a Veracruz o sus recorridos por el sur del país han fomentado su interés por la música tradicional, el pensamiento y la forma de vivir de la gente de las comunidades, lo que ha permitido que la agrupación aprenda nuevas formas de creación, retroalimentándose de los fandangos y huapangos, de las diversas festividades que existen en México, para así crear su propia identidad.
En los primeros años del proyecto, en 2007, los miembros fundadores de la banda, Zindu Cano y Kevin García (jarana, guitarra y voz), relatan que todo fue por inercia, dejaban que la música les marcara el camino; fue hasta que sacaron su primer disco Flor de biznaga (2011), cuando tuvieron claro su objetivo para alcanzar un impacto positivo en la gente al conectar con su música.
Para Kevin de Ampersan, fue a través de los fandangos que se dieron cuenta que la música era parte de un organismo social mucho más amplio y no era solamente el comercial, esto influenció mucho su manera de ver la música y entender por y para qué hacer este arte.
“Todo este proceso ha sido muy orgánico, en un inicio era por el propio interés en la música, vivirla y dejar que nos llevase por donde ella nos quisiese llevar. Estas idas a los pueblos fueron dándole forma a la cuestión estética, y nos marcaron mucho en cuestión ética y filosófica.
Cuando muere una lengua para Ampersan
El vínculo de Ampersan con la poesía surgió por un trabajo para titulación de Zindu, quien estudió Letras Hispánicas, esto le dio la oportunidad de descubrir varios textos, que ahora están recopilados en su próximo álbum 6 conejo.
La cantante tenía la inquietud de explorar otro canal de difusión para los textos literarios, y así plasmar una obra nueva a partir de algo existente. Para la banda, la identidad es un rasgo fundamental, de ahí su necesidad de preservar la palabra, la lengua materna, y las letras de los poetas y escritores.
El disco 6 conejo es su carta de amor hacía las letras y las lenguas originarias, en donde se toma la poesía para hacerla canción. Hasta ahora, han lanzado cuatro sencillos que expresan su gusto por la cultura latinoamericana.
Una de estas piezas es “Cuando muere una lengua”, poema de Miguel León-Portilla, el cual musicalizaron junto a Rubén Albarrán, a quién conocieron en un festival de música en San Francisco, Nayarit. Este encuentro hizo que conectaran musicalmente y pudieran hacer el rescate del texto a través de la lengua náhuatl.
Ernesto Cano Lomelí, padre de Zindu, reconocido músico, etnomusicólogo y compositor de la ciudad de Guadalajara, junto a Jerónimo González, del grupo Sonex, ayudó a moldear este proyecto al ritmo de sonidos tradicionales de América Latina, pero incorporados a la actualidad con tintes electrónicos.
Cada álbum representa una posibilidad de renovación, de cambiar de piel y aprender de la metodología de transformación a través del tiempo. Por eso, para 6 conejo se inspiran en los poemas del puertorriqueño, Luis Palés Matos: “Falsa canción de baquiné” y “El Gallo”, para los que retoman son jarocho y electrónica; del poeta Nicolás Gullén, “Dolorosa”, el cual está impregnado de música cubana, y también hicieron un arreglo del cantante Juan Pablo Villa, que tiene la influencia del canto cardenche.
“También pensamos, ¿y qué pasó con la presencia femenina? Y por eso elegimos a María Sabina, influyó muchísimo musicalmente para nosotros. Es súper poderoso, es una energía del universo femenino, no como feminista, sino de la energía misma, un empoderamiento de la mujer sabia, mujer medicina y como también este tema para nosotros es importante, porque María Sabina, a través del rezo y cantos, sanaba, la música también tiene que ver mucho con la sanación de nosotros mismos”, expresa Zindu.
Para Kevin, es momento de ver y aprender, de que los hombres cierren sus bocas y entiendan todo ese conocimiento y transformación, a través del amor que les enseña la mujer.
El poder transmutador del canto y la propia poesía los han llevado a explorar nuevas posibilidades, a valorar la cultura oral de los pueblos originarios y a preservar sus lenguas, tan subvaluadas en la era actual, por lo que cobra sentido el poema de León-Portilla en voz de Ampersan: “cuando muere una lengua, entonces se cierra a todos los pueblos del mundo una ventana, una puerta, un asomarse a modo distinto a cuanto es ser y vida en la tierra”.
Para Ampersan, son plegarias que buscan llegar a nuevos oídos, para encontrar la sabiduría plasmada en texto o las voces de los antepasados y así, darles su lugar en nuevas estrofas.
Si bien, han sido tiempos complicados para la banda, donde reconocen que los músicos y artistas escénicos están tambaleándose, Zindu y Kevin coinciden en que esto les ha permitido reconocer el valor de la perseverancia, de disfrutar todos los frutos que se obtienen a través del trabajo y del esfuerzo empleado.
Además, reafirmaron que la música será su eterna acompañante a lo largo de su vida y, así, encontrar una nueva ruta de trabajo.
“Son momentos de encierro y de incertidumbre, es algo angustiante, pero hay que volcarnos en nueva creación; hacer música desde casa es una ventana a la salud mental, espiritual y emocional, para mí ha tomado un valor especial, de reencontrarme con la música de manera íntima. El encierro me trajo a la creación, es momento de sobrevivir, trascender con amor, creatividad, pero siempre acompañándonos”, reflexiona Zindu.
Su nombre
El poeta Ricardo Yáñez les otorgó el símbolo griego con el que se nombran y, así dan sentido al espíritu de su proyecto, que se refiere a ser eclécticos y no delimitar el sonido, a tocar desde música tradicional, rock y hasta electrónica, para conjuntar caminos de diferentes épocas y disciplinas artísticas.