“La Marcha de Siqueiros”: Arte y revolución en escena

Con el fin de mostrar los años en los que el muralista permaneció en prisión en el Palacio Negro de Lecumberri, la asociación civil Tijuana Innovadora en conjunto con la compañía de teatro tijuanense Teatro en el Incendio presentarán la puesta en escena La Marcha de Siqueiros en la Ciudad de México
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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El paso de David Alfaro Siqueiros por la prisión del Palacio Negro Lecumberri no fue un mero episodio en su vida, sino un capítulo profundamente conmovedor en su trayectoria.  Confinado por sus ideales políticos, encontró en las paredes de la prisión una tela inusual para expresar su pasión y solidaridad con los oprimidos.

El mural “La Marcha de la Humanidad” que creó en su celda es un testimonio conmovedor de su compromiso inquebrantable con la justicia y la igualdad. Las figuras angustiadas y los rostros anónimos en su mural encapsulan las luchas y los sueños compartidos por tantos. Fue este episodio pieza central para crear la obra de teatro La marcha de Siqueiros,  que tendrá una única función el 8 de septiembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

La historia de la compañía Teatro En El Incendio y la asociación civil Tijuana Innovadora se desarrolla en el Palacio Negro de Lecumberri, donde Siqueiros estuvo por su participación en huelgas ferrocarrileras y se enmarca en su intento de utilizar el arte como herramienta de escape y transformación.

“Esta obra busca generar la reflexión sobre la relación del arte con la transformación social y qué mejor personaje que David Alfaro Siqueiros, muralista mexicano que tenía una filosofía artística muy aguerrida. Él hacía la revolución también con el pincel, buscaba que el arte no estuviera encerrado en la galería, sino a pie de calle, que fuera público y que fuera la comunidad quien terminara de completar la obra con su desplazamiento por sus muros”, explica Gilberto Corrales, director de la puesta en escena.

“Es una invitación a pensar en qué hacemos ahora con la tecnología y en cómo reacciona el público, sus hábitos de consumo de entretenimiento y cómo se asocia al teatro”
Gilberto CorralesDirector

La propuesta escénica es participativa en el sentido que involucra a ocho personas del público en la experiencia. La audiencia se convierte en especta-actores, y en parte integral de la representación, guiados por señales y monitores de oído para interactuar con la escenografía y las acciones, permitiéndoles completar la obra de manera similar a la filosofía de Siqueiros.

Mientras que en escena, el actor  Felipe Tútuti, quien ha participado en películas como Belzebuth, Los días más oscuros de nosotras, Papalote y Workers, entre otras, interpreta al muralista mexicano.

La escenografía evoca su estilo muralista y transmite sus sentimientos internos mientras estuvo encarcelado en Lecumberri.

“Convocamos a ocho personas del público a que pasen al escenario, les colocamos unos monitores de oído por medio de los cuales les damos indicaciones sobre desplazamientos y acciones que tienen que realizar. Nos apoyamos con el auxilio de una señalética que se va proyectando en vivo en la escenografía, esto para relacionar los trazos y esas acciones con las sensaciones internas del personaje”, precisa el director.

Su inspiración con la pandemia

La marcha de Siqueiros surgió como un proyecto de investigación durante la pandemia. Este momento sirvió como clave para que la compañía Teatro En El Incendio recrearán con más exactitud lo que pudo haber pasado David Alfaro en la cárcel.

“Trata, precisamente, de unas personas que están confinadas en Lecumberri y utilizan el arte como herramienta para escapar de la realidad y entenderla de otra forma. Me parece que ahí fue una coincidencia muy fortuita para expresar lo que este personaje representa para la historia del arte mexicano, pero sobre todo queríamos que se hiciera una reflexión sobre el poder del arte en la actualidad”, explica.

La marcha de Siqueiros se presentará el el viernes 8 de septiembre en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, a las 20:30 horas

La historia, que se sitúa en el Palacio Negro de Lecumberri, como la última ocasión en la que estuvo Siqueiros por un por un delito de disolución social que se le adjudica por estar contra algunas decisiones del gobierno de Adolfo López Mateos.

Estos hechos verídicos, investigados por la dramaturga Bárbara Perrín y el escritor Daniel Salinas se entrelazan con la ficción. Como la participación de Siqueiros en la realización de una obra de teatro con presos, aprovechando la realización de biombos para la escenografía. La obra también introduce al asesino de Trotsky, Ramón Mercader, y otros personajes, construyendo una narrativa rica en momentos relevantes y conflictos.

“También conocemos al dramaturgo Roberto Hernández, quien se inspira en una historia real. Siqueiros participa en la realización de una obra de teatro con los presos y la realización de biombos para la escenografía, aprovechamos esta anécdota para desarrollar  esta historia en la que vemos a Siqueiros armando una revolución y así escaparse de prisión”, narra Corrales a Reporte Índigo.

La propuesta apunta a una reflexión sobre la función social del arte en la sociedad actual, considerando la innovación tecnológica y las dinámicas de interacción social. Siqueiros mismo fue innovador en su arte, y la obra invita a la audiencia a pensar en cómo el arte puede adaptarse a los tiempos actuales.

“Consideramos que es un momento para reflexionar acerca de la pertinencia del arte en la sociedad actual, en el que el artista se está enfrentando al fenómeno de la innovación tecnológica, la inteligencia artificial y la realidad virtual. Hay una invitación indirecta por parte de la obra a pensar en la innovación como un verdadero instrumento de transformación social.

La música está a cargo de Mario Alvarado, quien a través de sensores capta las emociones del actor principal para convertirlas en música. Daniel Primo está a cargo del video escenográfico, Alejandra Escobedo en iluminación y Gilberto Corrales en la dirección

“Creemos que está muy ah doc con las políticas culturales de la actualidad que buscan que el arte logre esta vinculación con la comunidad en general, que no sea una cuestión exclusiva, o de galería o apreciada como algo ajeno a nuestro tiempo, sino que responda a nuestro tiempo”, apunta.

Una experiencia destacada

La marcha de Siqueiros es una pieza que fue realizada en Tijuana; que llegue, por primera vez a la Ciudad de México representa una oportunidad para el director Gilberto Corrales, quien ya había escenificado algunas piezas en el Teatro de la Ciudad como Cielito, sweet y El patético Dios con prótesis.

“Esta obra es un parteaguas y por eso estaba muy contento de programarla en el Teatro de la Ciudad. Me siento súper orgulloso, porque es una propuesta peculiar, porque es la mezcla de los elementos donde todo tiene un sentido, incluso, que estemos en el Teatro responde a una historia sobre la creación de una obra de teatro y que termina incitando al levantamiento de los presos, y motivó un accidente que complicó el caso de defensa del Siqueiros”, cuenta.

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