Entre los movimientos artísticos más destacados de México, se encuentra el muralismo, una corriente que tuvo como exponentes a pintores como José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros; no obstante, las mujeres también han participado en esa actividad desde al menos hace un siglo, aunque no con el mismo reconocimiento.
Una de esas exponentes emblemáticas fue Aurora Reyes, escritora, activista y muralista, quien pintó, entre otras obras, el mural “Atentado a las maestras rurales” (1936), localizado en el Centro Escolar Revolución, al sur del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Cerca de ese espacio, en el Zócalo capitalino, recientemente los artistas Roberto Carlos Treviño, María Dolores Gómez, Ivann Garc y Adry del Rocío, plasmaron murales con efecto tridimensional (3D) en el suelo como parte de la intervención urbana “Somos amor y paz”.
Sobre esta actividad y otros trabajos realizados en la misma alcaldía Cuauhtémoc, la muralista Adry del Rocío, nacida en Guadalajara, Jalisco, en 1984, dice a Reporte Índigo sentirse emocionada y feliz por el impacto que tuvieron las obras, pues de eso se trata el arte público.
“Yo dejo una parte de mí en cada mural, pero al final de cuentas no es mío, es de la gente que me vio hacerlo, que pasó por ahí, que se sorprende, que se toma un segundo para tomarle una foto y, de forma muy personal, es que el arte hace del extraño un amigo en segundos.
“Me ven trabajando y la gente abre su corazón y sus experiencias. En cuanto al poder de un mural, también eso es lo mágico, que transforma un espacio y a la comunidad”, afirma.
Romper fronteras
El 31 de enero de 2023, la artista tapatía recibió el Mayor’s Urban Design Award, en la categoría de arte urbano, por el mural “Nuestra fuerza colectiva no tiene fronteras”, pintado a las afueras del Centro Comunitario Este de Las Vegas, en Estados Unidos.
Ese día, Adry se convirtió en la primera mexicana en ganar ese premio, lo que subraya el impacto transfronterizo de la plástica nacional.
“El reconocimiento de Las Vegas fue una sorpresota y muy significativo por ser la única latina y mexicana en recibir este premio. Fue un gran honor porque, con tantas obras que se realizaron el año pasado, entre arte urbano, plástica y escultura, y escuchar que yo gané, es un trofeo que no solo me lo cuelgo yo, también es para el equipo de producción y para la comunidad latina y mexicana que está ahí”, señala.
El mural ganador muestra a una mujer que sostiene entre sus manos el nido de un águila real con sus polluelos y a una niña observándolos, mientras de su cabellera emanan pencas de nopal y de elotes en tonalidades azules, moradas y verdes.
Protagonistas, no musas
Lo anterior destaca en un contexto en el que la presencia de las mujeres en el arte se ha fortalecido y se ha hecho más visible, lo que se contrapone a la idea del papel de ese sector como musas o espectadoras.
“Cuando era más joven, admiraba a los grandes muralistas de México, todos hombres, lo que ahora me genera sentimientos encontrados porque también se unían para que a las mujeres no les dieran murales, y me da coraje. Pero estoy muy contenta de este momento en particular, porque tenemos la oportunidad de expresarnos y de hacer lo que nos gusta”, expresa.
Por lo que, desde hace tiempo, Adry del Rocío decidió retomar en su obra como personaje principal a la mujer y reivindicarla con un discurso reivindicativo, aunado a lo estético.
“Considero que todas somos bellas por dentro y por fuera, pero somos más que eso; somos creadoras, somos trabajadoras. Quiero dar ese empoderamiento a las mujeres que vean mis obras, que sean las protagonistas de su propia historia y que no estén a expensas de alguien o pidiendo permiso”, subraya.
La artista agrega que mediante sus trazos busca proyectar la fuerza de las mujeres a través de la imagen de una niña, una anciana, o representadas como diosas.
Revolución compartida
Para Adry del Rocío pintar cosas positivas en un mural es mejor que retratar problemas como la violencia de género de manera explícita, pues no quiere abonar con más imágenes de alarma a los paisajes cotidianos, sobre todo, desde que es mamá.
Además de potencializar su creatividad y perspectiva respecto a cómo abordar las problemáticas sociales, el ejercicio de la maternidad ha transformado su quehacer artístico.
“Ser madre te da como un poder extrahumano. Ahorita ya mi hijo tiene dos años, pero al principio casi no dormía y aun así me aventaba murales y sí era muy pesado porque, bajar máximo cada dos horas de la grúa para amamantarlo, estar un ratito con él y luego subirme a pintar otra vez, es difícil, pero también ha sido súper bonito, ha valido la pena”, indica.
En el marco del Día Internacional de la Mujer que se conmemora cada 8 de marzo, Adry desea que las mujeres encuentren su pasión y la sigan pues la vida es muy corta y es mejor si existe la posibilidad de levantarse cada día y hacer lo que a cada quién le gusta.
“La vida es dura, nada es regalado y, sobre todo en México, la vida cuesta el doble o el triple porque a veces las oportunidades no se comparan como en otro país, pero sí se puede.
“Tenemos la capacidad, la inteligencia, la pasión, el amor y las manos para hacer. Si una puerta se nos cierra, hay que tocar en otras 20. Va a haber muchas voces que te digan que no puedes, como en mi caso, pero escucha la voz que hay en tu corazón”