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Para hablar de las demandas de las mujeres, de la comunidad LGBTTTI y de otras corporalidades vulnerabilizadas, que día a día enfrentan la violencia sistemática de la sociedad, nació la exposición Callejeras y Revoltosas, en el Centro Cultural Border.
Lis Misterio, curadora de la muestra, comenta en entrevista para Reporte Índigo que la exhibición es resultado de seis años de investigación que llevan haciendo en la revista Hysteria!. El material enmarca el objetivo de los activismos artísticos y da testimonio para no olvidar qué fue lo que pasó.
“Una vez me cuestionaron el por qué sigo hablando y trabajando sobre el feminismo cuando, por ejemplo, a mí no me obligaron nunca a casarme o cuando yo sí acabé la carrea, lo hago porque si bien he tenido ciertos privilegios, todas las mujeres nos enfrentamos al miedo de salir a la calle todos los días, nos cuidamos de un acoso o secuestro; entonces, para mí es importante que no quitemos el dedo del renglón sobre esta violencia que vivimos y esta exposición es un pretexto para protegernos y hacer conciencia de lo que está pasando”, afirma Misterio.
Algunas de las piezas que se encuentran en Callejeras y Revoltosas, es el mural Ataque terrorista a la iglesia o fiesta pagana al cielo del placer, de Nicolás Marín y Tadeo Cervantes, artistas poblanos que hace cinco años se vistieron de rosa, se escribieron la palabra puto en la espalda y se metieron a las iglesias de Puebla a hace un ritual que buscaba exorcizar la violencia homofóbica que ellos habían vivido.
Transformar y trascender
Nathan Ambriz es el coordinador de Jauría Trans, un espacio seguro, de encuentro y acompañamiento para personas y aliados trans, ubicado en Centro Cultural Border.
“Llevo siete años en transición y en algunos de ellos me he enfocado también a hacer activismo, ya venía con regularidad a Border y por junio de 2017 conozco a Eugenio Echeverría (director del Centro Cultural) y me presenta la idea de crear un espacio para dar apoyo a la comunidad trans. Pensó en mí porque yo conocía las necesidades y los sentires de cada persona que hace transición. Así comenzó la idea”, platica Ambriz a Reporte Índigo.
En noviembre de 2017 dio inicio el acompañamiento para personas trans. El nombre buscaba reflejar la fuerza de la comunidad, por lo que Nathan se puso a investigar sobre lobos y se dio cuenta que se parecían en la organización, es decir, cuando una persona trans desafortunadamente es asesinada, convoca a salir al espacio público para pedir justicia.
Por ello se escogió Jauría Trans, porque si a alguien hieren o lastiman del grupo, toda la comunidad acude al aullido.
A lo largo del año y tres meses que lleva el proyecto, Nathan ha apoyado desde niños de siete años que los acompaña su familia hasta jóvenes de 20 años en adelante.
“Lo que hago es dar una asesoría de manera general, veo en qué situación se encuentran, qué necesitan en ese momento, cómo se desarrollan con la familia, en la escuela, en su trabajo, ver si necesitan apoyo psicológico”, explica el coordinador.
En Jauría Trans se sesionan seis proyectos: Mujeres trans, Hombres trans, Personas trans no binarias, sus parejas, un grupo mixto y otro de familiares.
Para Nathan, espacios como éste significan más que nada resistencia, donde les permite cargarse las pilas, hacerse de herramientas y salir al mundo hostil con un blindaje, que les ayuda a sobrellevar la violencia que existe.
De acuerdo con Echeverría, a 13 años del nacimiento de Border, uno de los grandes logros, es poder ser más críticos con la sociedad que los visita.
Centro Cultural Border se encuentra ubicado en la calle Zacatecas número 43, Colonia Roma, en donde la exposición Callejeras y Revoltosas se puede visitar de lunes a sábado, de 15:00 a 18:00 horas, y domingo de 11:00 a 14:00 horas hasta el 7 de abril.