La lección de Scarlett

El sueño de muchos se hizo realidad esta semana, cuando se filtraron en la Red imágenes de Scarlett Johansson desnuda, en varias escenas de la película “Under the skin”.

Aunque muchas publicaciones en medios y redes sociales halagaron la apariencia de la actriz de 29 años, millones de posts expresaron la decepción de otros tantos.

La razón de la controversia no fue que Johansson se viera mal. De hecho, luce un cuerpo tonificado y curvilíneo. Sin embargo, sus seguidores se sintieron decepcionados. ¿La razón? Esperaban más. Se les había prometido algo que no recibieron.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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El sueño de muchos se hizo realidad esta semana, cuando se filtraron en la Red imágenes de Scarlett Johansson desnuda, en varias escenas de la película “Under the skin”.

Aunque muchas publicaciones en medios y redes sociales halagaron la apariencia de la actriz de 29 años, millones de posts expresaron la decepción de otros tantos.

La razón de la controversia no fue que Johansson se viera mal. De hecho, luce un cuerpo tonificado y curvilíneo. Sin embargo, sus seguidores se sintieron decepcionados. ¿La razón? Esperaban más. Se les había prometido algo que no recibieron.

Y ahí es donde se asoma el verdadero problema: años de estar expuestos a imágenes retocadas en exceso han distorsionado la forma en que percibimos la belleza.

Hay una razón por la que revistas, fotógrafos, celebridades y personas de todo tipo han decidido protestar ante el uso exagerado de Photoshop y sus secuaces, pues crear ideales inalcanzables hace más daño que bien.

Incluso una actriz tan admirada como Johansson no es inmune a las críticas, que también es víctima de sus propios prejuicios sobre cómo debe lucir.

“(El papel) me hizo darme cuenta de que juzgo todas las cosas que la gente juzga de sí misma, de qué tan insegura puedo ser sobre mi propia imagen”, dijo a The Examiner. “Todos lo hacemos. Supongo que las mujeres aún más”.

Pero interpretar a Laura en el thriller basado en la novela de Michael Faber, la obligó a abandonar sus inhibiciones y sus inseguridades, y aprendió una lección valiosa.

“Tuve que liberarme de eso, y fue un reto muy grande, pero también fue muy interesante”, expresó la actriz. 

La revolución de la apariencia

Los retoques no son el único ideal contra el que hay protestas. Ayer se celebró el Fashion Revolution Day, una conmemoración creada para hacer conciencia sobre las malas prácticas de las empresas de moda y apoyar la producción ética de ropa y accesorios, en el día del aniversario del desplome de una maquiladora en Bangladesh.

La iniciativa fue lanzada por miembros de la industria textil, entre ellos diseñadores, periodistas y empresarios, y propone que durante un día al año –el 24 de abril– quienes deseen apoyarla utilicen su ropa al revés, con la etiqueta por fuera.

Todo con la finalidad de preguntar, e inspirar a las personas a responder, “¿Quién hizo tu ropa?”.

“Es una pregunta muy personal y creo que lo que nos hace sentir incómodos, es que no sabemos la respuesta (…), no sabemos de dónde vienen las prendas que usamos”, explica Sarah Ditty, de Ethical Fashion Forum, en el sitio Web de la campaña. “Ese miedo de no saber nos hace sentir incómodos, pero también es una conversación muy importante y que debemos tener”.

Las marcas de fast fashion como Express y H&M suelen encargar la producción de sus prendas a contratistas de países asiáticos, y no cuidan las condiciones de trabajo de las personas que las fabrican.

La plataforma Free2Work.org –que incluye información sobre el origen de productos de todo tipo, y los califica de acuerdo a su respeto por los derechos laborales– otorga calificaciones inferiores a B a este tipo de empresas, y afirma que son pocos los casos en los que los creadores de las prendas ganan un salario suficiente para vivir.

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