No es una broma, Ray Bradbury tenía razón. El autor de ciencia ficción marcó un precedente al escribir su novela “Fahrenheit 451” en la que hablaba de una sociedad distópica en la que estaba prohibida la lectura de libros.
Hoy en pleno Siglo XXI, se ha aprobado la censura en Internet bajo el error de código http 451, que hace alusión a la obra de Bradbury.
El grupo de trabajo de ingeniería de Internet, mejor conocido como el IETF por sus siglas en inglés, llevaba dos años impulsando el uso de este código. El IETF es un organismo independiente fundado en 1986 ubicado en Fremont California dedicado a mejorar la infraestructura Web.
En 2012, el blog del informático Teren Eden hizo un pronunciamiento en cómo no existía un código de censura en Internet, pero cómo es que debería existir.
De ahí salió la idea de tomar el número que Bradbury inmortalizaría en su literatura.
Esta medida podría aplicarse en páginas Web que presenten un problema legal o de riesgo en la seguridad informática.
Todavía no hay nada que impida a algún gobierno prohibir el uso del código, por lo que es probable que esta medida pueda empezar a usarse de manera inevitable en el futuro próximo.
Con temple de acero
La doble de riesgo, Olivia Jackson, quien participó en cintas como “Mad Max: Furia en el camino” y el nuevo episodio de La guerra de las galaxias “El despertar de la Fuerza”, sufrirá la amputación de su brazo izquierdo después de un accidente en el set de la nueva película de la franquicia de Resident Evil, según reportó el diario londinense The Sun. ˝Mi rostro está lleno de horribles cicatrices, desearía estar como antes, pero estoy agradecida de estar viva”, comentó.
Año nuevo, Netflix nuevo
El servicio de streaming anunció sus estrenos para el 2016, pero también sacó el listado de las películas que se van. Entre las cintas que llegan cintas están: “Tenemos que hablar de Kevin” (2011), “El hombre de al lado” (2009) entre otras, de los filmes que se van está “Zoolander” (2001), “Rocky” (1976).
Genes para soñar
En el 2016, la ciencia perseguirá nuevos horizontes, entre ellos el encontrar la genética que sirve para la regulación del sueño, según publicó el sitio Nature.
Neurocientíficos esperan lograr avances en la materia, pero el camino ha sido difícil ya que los genes podrían tener otra función dentro del cerebro.
