La dieta correcta podría mejorar las funciones cerebrales
Una nueva investigación busca comprobar que las personas con un deterioro cognitivo leve, a menudo un indicador de Alzheimer, podrían beneficiarse de una alimentación que obligara al cerebro a usar las cetonas como fuente energética, en lugar de a los carbohidratos
José Pablo EspíndolaEn un estudio piloto se observó en 14 adultos mayores con deterioro cognitivo leve con indicadores de la enfermedad de Alzheimer que una dieta cetogénica e hipoglucídica (disminuir el consumo de carbohidratos y aumentar el de proteínas) mejoró las funciones cerebrales y la memoria.
Los investigadores de Johns Hopkins Medicine explicaron que los participantes que siguieron una dieta modificada de Atkins (muy escasa en carbohidratos e hiperlipídica) demostraron mejoras leves, pero medibles, en las pruebas normalizadas de memoria, en comparación con aquellos en una dieta baja en grasa.
Los resultados a corto plazo, publicados en el Journal of Alzheimer’s Disease, distan mucho de comprobar que la dieta modificada de Atkins tiene el potencial de evitar que el deterioro cognitivo leve evolucione hacia un diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia. No obstante, son bastante prometedores como para justificar estudios más amplios y más prolongados sobre cómo la dieta puede afectar las funciones cerebrales.
“Nuestros resultados iniciales han indicado que posiblemente no necesitamos restringir el consumo de carbohidratos tan tajantemente como lo hicimos al principio. Puede que eventualmente veamos las mismas propiedades beneficiosas si agregamos un suplemento de cetonas que permitiría seguir la dieta con más facilidad”, explica el doctor Jason Brandt, profesor de psiquiatría y ciencias de la conducta de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.
De poder comprobar esos resultados preliminares, el experto opina que sería un verdadero agente de cambio, ya que, normalmente, el cerebro utiliza la glucosa como combustible primario. Pero, en investigaciones se ha comprobado que, en las etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer, el cerebro no es capaz de usarla con eficacia como fuente energética.
Valiéndose de gammagrafías cerebrales que muestran el uso energético, los investigadores también determinaron que los cerebros de personas sanas o con deterioro cognitivo leve pueden usar las cetonas, un químico que proviene del desecho de las grasas alimenticias, como fuente energética alternativa.