“La crianza es un tiempo de la utopía”: Alejandro Zambra

El escritor chileno incorpora en Literatura infantil un diario de paternidad y relatos de ficción. El libro detona reflexiones sobre el papel de los padres en la crianza y el adultocentrismo
Abida Ventura Abida Ventura Publicado el
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Alejandro Zambra  (Santiago de Chile, 1975) fue padre hace cinco años y, como un escritor habituado al registro de sucesos, una de las cosas que hizo desde que supo que su hijo venía en camino fue tomar notas.

“Fue muy natural, del mismo modo que para otras personas es natural tomar fotos”, dice en entrevista.

Cuando nació su hijo, la atmósfera que conlleva el proceso de crianza lo sumergió en una dimensión que, en algún momento, fue ganando  espacio en la ficción.

Esas anotaciones y registros se convirtieron luego en un proyecto literario: Literatura infantil (Anagrama), una especie de diario de paternidad  y relatos de ficción detonados a partir de su naciente experiencia paterna y relámpagos de su propia infancia.

El volúmen, que se presenta mañana 25 de julio, a las 19:30 en la librería El Péndulo Roma, explora la paternidad del autor, pero también el ser hijo, un tema que ya ha estado presente en otros de sus libros, como Formas de volver a casa (2011).

Considerado un relato íntimo con partes de ficción, el libro resulta en un híbrido que condensa esos sentimientos, casi siempre contradictorios, que implica la crianza en cualquier momento.

“Creo que la sensación del tiempo cambia totalmente y se entra en una zona muy neurótica que tiene que ver con el futuro, con los planes, la educación, los temores y hay otras zonas muy pacíficas, de una deliciosa lentitud, digamos. Creo que se abren dos espacios simultáneos muy contradictorios,  el tiempo de la crianza es un tiempo de la utopía, de la imaginación y del trabajo diario a la vez”, comenta el chileno afincado en México.

Las absurdidades del adultocentrismo

Es en esos registros del día a día de la convivencia con un recién nacido o un niño pequeño donde el autor aprovecha para reflexionar sobre la idea de paternidad, el casi nulo papel que los padres han jugado en la crianza, sobre la figura de la paternidad en la literatura y el adultocentrismo que impera en nuestra sociedad.

Y aunque a veces relata episodios de adultocentrismo indignantes, como una vez que no pudo entrar a una librería con su niño porque estaba prohibido entrar con líquidos, así fuera solo un biberón, Zambra se aleja del registro de denuncia para hacerlo con humor y señalar las absurdidades de una sociedad que parece querer negar su propia infancia.

“Al pasar a la escritura me interesó más el registro humorístico, pero cuando viví esas experiencias fueron muy lacerantes, como cuando no me dejaron entrar a una librería porque tenía un bebestible. Al momento de escribir pensaba que tenía sentido compartir, más que la denuncia, esta sensación absurda de que pareciera que es muy poca la gente que ha tenido hijos o que ha sido niño en la historia de la humanidad. Es muy impresionante que no nos hayamos puesto de acuerdo en cuestiones tan básicas y que nos importan a todos”, dice.

“El niño es como una especie de borrador del adulto y que hay que normalizarlo para que se vuelva un adulto funcional lo antes posible, que deje de hacer preguntas y se transforme en un ciudadano más, lo menos iracundo y lo más domesticado posible”
Alejandro ZambraEscritor

En la otra línea, añade, “entendemos que los adultos somos como el remanente del niño, lo que quedó después de pasar por todo este proceso en que te dicen qué es lo que tienes que pensar y hasta lo que tienes que sentir”.

Para el autor, ese discurso de superioridad del adulto es difícil de sostener cuando te involucras en la crianza de un hijo. “Aunque suena a lugar común, cuando se tiene la oportunidad maravillosa de presenciar el crecimiento de un niño es imposible no pensar en todo lo que perdiste, en lo difícil que es sostener el discurso de la superioridad del adulto”.

Verse más allá de edad

Sin embargo, más que plantear una discusión de adultos contra niños y viceversa,  Zambra sostiene que lo que le interesa “es la posibilidad de pensarse más allá de la edad”.

“Una cosa que a mí me gustaría conseguir para mí mismo y, ojalá todo el mundo lo consiguiera, es situarse de manera simultánea en el presente, en el pasado y en el futuro, que me parece una experiencia más rica y más verdadera de la vida. Una cosa que me obsesiona hace mucho tiempo es nuestra capacidad de olvido, cómo vive uno pensando que su versión actual supera a las anteriores”, dice.

El escritor lamenta que el tema de la paternidad en la literatura esté mayoritariamente tomado por los libros de autoayuda y manuales y relata  que en Literatura infantil, más que un diario pensado para su hijo como futuro lector, quiso plasmar reflexiones para compartir con los lectores.

“Más que la mirada de este lector futuro que será o no será mi hijo, porque capaz que  no lo quiera leer o, más bien, preferiría contarle todo, me interesaba lo que tuviera sentido compartir con otros lectores porque el libro se nutrió mucho de esas conversaciones”.

Uno de esos temas es la incertidumbre que se instala en todos los aspectos de la crianza y sobre el que la literatura permite reflexionar, sin la necesidad de llegar a una respuesta.

“Empecé a escribir desde que supe que venía en camino el niño, en algún momento me convencí de que tenía sentido de que esto fuera un libro, en buena medida porque empecé a encontrarme con una comunidad en la que esta clase de escritura no es frecuente, hay algo, pero en el fondo escasea y sentí que tenía que hablar desde este lugar tan extraño que permite la literatura, que es hablar sin soluciones artificiales, sin gritoneo obligatorio, sin claridades falsas, sobre todo de la incertidumbre que es un territorio que está presente todo el tiempo”, comenta.

Relatos inspirados en su infancia

 Literatura infantil está dividida en dos partes: el diario de paternidad y una serie de relatos de ficción.

Esta segunda parte, dice Zambra, está alimentada tanto de su experiencia paterna, como de las memorias de su infancia.  “Recuerdo tener a mi hijo en brazos, pensar en su educación y  recordar un momento de mi infancia, comiéndome una marraqueta con palta en el patio del colegio junto a otros niños en unos banquitos, mientras veíamos a los niños de los cursos superiores agarrarse a combos en un colegio de hombres y de ahí empezó a salir el cuento, ‘Garabatos’”, comparte el autor.

Presentación editorial

  • Literatura infantil se presenta mañana, 25 de julio, a las 19:30, en la librería El Péndulo Roma
  • Participan Paola Carola, Alberto Villareal y el autor
  • Dirección: Álvaro Obregón 86, colonia Roma
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