La extinción de las especies es el único problema ambiental que es verdaderamente irreversible, una vez que se pierde una, es imposible volverla a tener. Por ello, el cuidado de la naturaleza se vuelve esencial. La edición 2020 del Informe del Planeta Vivo, publicación de WWF, alerta sobre el declive que están viviendo las poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios, ya que han disminuido en un 68 por ciento en promedio a nivel global; sin embargo, en América Latina el problema es más grande, porque la reducción es del 94 por ciento.
El Informe, dado a conocer hoy en todo el mundo, destaca que el motor más relevante de la pérdida de biodiversidad en los sistemas terrestres es el cambio de uso de suelo, principalmente la conversión de hábitats nativos prístinos (bosques, praderas y manglares) en sistemas agrícolas, mientras que gran parte de los océanos ha sufrido sobrepesca.
En los últimos 50 años, el comercio global, la expansión urbanística, el consumo y el crecimiento de la población humana, han fomentado la destrucción y degradación acelerada de la naturaleza.
“La conclusión es clara, la naturaleza está siendo transformada y destruida a una velocidad sin precedentes en la historia, con un costo muy alto para el bienestar del planeta y de la humanidad”, afirmó Roberto Troya, director regional de WWF para América Latina y el Caribe, durante la presentación del Informe.
Esta creciente destrucción afecta directamente en la salud de los humanos, al contribuir al surgimiento de enfermedades zoonóticas como el COVID-19, pero también al comprometer la seguridad alimentaria.
“La pérdida de hábitats, la modificación de ambientes naturales y, en general, la pérdida de biodiversidad son factores que han propagado las enfermedades infecciosas emergentes. Las enfermedades que se originan en animales causan casi 3 millones de muertes cada año. Para prevenir futuras pandemias tenemos que cambiar y restaurar la relación de la humanidad con la naturaleza”, argumentó María José Villanueva, directora de Conservación de WWF México.
El problema en América Latina
De acuerdo con el Informe, en América Latina y el Caribe la pérdida de biodiversidad se debe en un 51.2 por ciento a los cambios de uso de suelo, incluyendo la pérdida de hábitat y la degradación de los suelos.
La agricultura insostenible, la infraestructura, el crecimiento urbano, la producción de energía y la minería son las principales causas de los cambios, mientras que en los hábitats de agua dulce, la fragmentación de ríos y arroyos y la extracción de agua son amenazas comunes.
Sin la biodiversidad del suelo, explican los expertos, los ecosistemas terrestres pueden colapsar, pues hasta el 90 por ciento de los organismos vivos de estos ecosistemas pasan parte de su ciclo de vida en estos hábitats.
“Además de la producción de alimentos, la biodiversidad del suelo proporciona una amplia gama de funciones y servicios de los ecosistemas, incluida la retención y purificación del agua, el ciclo de los nutrientes, la degradación de algunos contaminantes y la regulación de los gases de efecto invernadero, así como el mantenimiento de plantas y animales”, indicó Luis Germán Naranjo, director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia.
El Informe del Planeta Vivo concluye que a fin de revertir esta pérdida de biodiversidad, la conservación es fundamental pero no suficiente. Exige transformar los patrones de producción y consumo de alimentos, impulsar un modelo donde los límites del planeta sustenten las decisiones políticas y económicas, y emprender acciones que ayuden a detener los motores del cambio de uso de suelo, reducir los desechos y favorecer dietas más saludables y sostenibles.
WWF propone impulsar un Nuevo Acuerdo para la Naturaleza y las Personas, ahora que los líderes mundiales se reunirán de forma virtual en la Asamblea General de la ONU a partir de mañana, 15 de septiembre.
¡Participa!
WWF invita a las personas a apoyar su petición en panda.org/pandemics. Solo es necesario sumar su nombre para hacerles un llamado a los líderes del mundo para que implementen marcos de políticas y planes de acción para evitar futuras pandemias.