Cuando Max Aub se exilió en Francia, en 1939, debido a la Guerra Civil Española, vivió en carne propia el rechazo, fue internado en un campo de concentración por sus preferencias comunistas y, de 1940 a 1942, estuvo en constante persecución, hasta que logró llegar a México para, finalmente, radicar aquí por el resto de su vida.
Parte de ese rechazo, de cómo lo vapulearon y segregaron, lo manifestó en la obra de teatro Morir por cerrar los ojos, que pudo publicar en México en 1944. El texto también llegó a España de manera censurada y el paso del tiempo lo fue dejando en el olvido. Lo escrito por Aub nunca llegó a hacerse realidad en un escenario de teatro.
En 2018, la actriz española María de Orduña, estando en México, rescató la historia de Aub, en la que se comparte la perspectiva del personaje llamado María, quien presencia la detención de su esposo Julio en Francia, en 1940, por no contar con un pasaporte que avale que es del país ibérico.
De Orduña logró hacer una función el 27 de noviembre de 2019, con motivo del 80 aniversario del Exilio Republicano Español. La intención era tener una temporada el siguiente año, pero llegó la crisis sanitaria y todo se vino abajo.
Ahora, después del confinamiento, De Orduña aprovechó para convocar de nuevo a parte del elenco y reemplazar a quienes ya tenían otros compromisos. Comenzaron teniendo un trabajo de mesa extenuante por seis meses para estudiar la obra, más dos meses de ensayos en modalidad virtual, y al fin, en el Foro Shakespeare lograron abrir su temporada tan esperada.
“La obra se publicó por primera vez aquí, sin censura, porque en España estuvo censurada mucho tiempo y siempre pensé que el lugar de arranque de la obra era México, por intuición, aunque no sé cual”, describe la ahora directora de teatro.
Ante esta gran carga xenofóbica, tanto en el texto de Max Aub, como en el presente, con el actual conflicto en desarrollo de Rusia contra Ucrania, y sin olvidar los millones de personas desplazadas alrededor del mundo, María considera que esta repulsión sin sentido a los extranjeros ha sido una constante en la historia de la humanidad.
“Creo que nunca nos hemos distanciado de esto, la xenofobia es el tema principal, porque es lo que da lugar después a que se genere la Segunda Guerra Mundial. Cuando leí la obra pensé que está en plena actualidad, porque toca temas que no hemos dejado de tener, pero ahora con todo el conflicto de Ucrania, de repente vas viendo los personajes de Aub y es ¡exactamente igual!”, platica en videollamada.
Reflejo del pasado
Para hacer la puesta en escena de Max Aub, María de Orduña decidió hacer algunos cambios a la obra original, conservando por completo el lenguaje plasmado por el autor español, pero sí contrayendo parte de la narrativa.
“Decidí conservar íntegramente el lenguaje, lo único que hicimos fue algunos cortes de texto, porque eliminamos algunos personajes para que pudiera llevarse a escena de una manera más fácil, pero no hemos movido ni una coma, ni una palabra, es tal cual se escribió en los años 40”, describe.
Lo que le impactó muchísimo a la artista fueron los campos de concentración que describe Aub, que al menos en Francia todavía se les llama “campos administrativos” o “de refugiados” y que así como en Estados Unidos existen estas jaulas de detención para migrantes en la frontera, lo mismo ocurre en el país liderado por Emmanuel Macron.
“A mí me parece alarmante que en el siglo XXI todavía sigamos utilizando este tipo de espacios para hacinar gente y en qué condiciones, qué implica también la dignidad y la humillación del ser humano, todo esto a mí me resonó mucho y tuve ganas de investigarlo y llevarlo a escena”, subraya la española.
Lograr un cambio desde el teatro
El debate de si el cine, el teatro o el arte en general pueden generar una conciencia, un adoctrinamiento o cambio moral en los individuos, es una constante entre los creadores culturales, para María de Orduña, este es un camino que debe manifestarse para sí hacer un impacto a futuro en las sociedades.
La labor de la directora está en hacer un rescate de la obra de Max Aub, en recordar este pasado tortuoso, que al fin se haya montado la obra, a casi 80 años de su publicación, en tener presente el papel que desempeñó Francia ante la Guerra Civil Española, de solo recibir a migrantes, sin garantizarles derechos humanos.
“La obra habla también de estos personajes que salen de la guerra y acaban hacinados ahí en Francia, ¡por luchar contra el fascismo!, y decían ‘es tonto, estamos aquí encerrados, por hacer lo mismo que están haciendo los gobiernos’. Pero también es cierto que México fue un país de acogida y fue de los primeros en enviar barcos y pudo echar una mano”, explica De Orduña sobre el contexto en el que se desarrolla el texto de Aub, aunque la parte del refugio en tierras aztecas no esté en la obra.