Han pasado casi 500 años del encuentro entre Moctezuma II y Hernán Cortés, evento que precedió la conquista, el Museo del Templo Mayor (MTM), cuya zona arqueológica está destruida debido a una batalla que sucedió 1521, montará una serie de exposiciones para conmemorar este acontecimiento histórico que encaró dos formas de ver, pensar, actuar e, incluso, de comprender el mundo.
El encuentro sucedió en lo que actualmente es el cruce de República de El Salvador y Pino Suárez, muy cerca de donde está el Museo del Templo Mayor. Ahí, Moctezuma II recibió a los soldados españoles, debido a ello se decidió hacer una exposición que hablara desde el punto de vista indígena.
La muestra Tetzáhuitl. Los presagios de la conquista de México tiene que ver con la historiografía náhuatl que es una combinación entre los sucesos naturales con los sucesos extraordinarios o sobrenaturales, por lo que la exposición se divide en dos módulos: a la izquierda del vestíbulo del MTM, se contempla el complejo y ancestral pensamiento mexica, y a la derecha, su contraparte europea.
“A veces le pregunto a la gente ‘¿cómo comienzas a contar una historia, con el momento de lo que te ocurrió o un poco antes, con los antecedentes?’ En el caso de la historia náhuatl ellos decidieron contar la conquista, la caída de Tenochtitlán y de Tlatelolco con una serie de presagios que empiezan 10 años antes”, afirma Patricia Ledesma, directora general del MTM.
La exposición está formada por alrededor de una treintena de piezas más una serie de imágenes de objetos que no podían venir al museo, por su tamaño, ya que eran demasiado grandes, por ejemplo, un retablo que está en Santiago Tlatelolco, que es uno de los elementos importantes, de hecho hay una razón particular por la cual es el santo patrono de ese lugar y se ve en la muestra.
También tiene una reproducción de un monumento histórico que está en la esquina de Avenida Hidalgo y Paseo de la Reforma, el cual forma parte del atrio de la iglesia de San Hipólito.
Tetzáhuitl. Los presagios de la conquista de México permanecerá en el Museo del Templo Mayor (Seminario 8, Centro Histórico de la Ciudad de México) hasta marzo de 2020. Cabe mencionar que también generará un catálogo con escritos que detallarán sus contenidos, así como ciclos de conferencias sabatinas a finales de este año e inicios del próximo, cuya programación se dará a conocer en las redes sociales del MTM y del INAH.
La visión indígena de la Conquista
El módulo mexica inicia con los misteriosos tetzáhuitl que antecedieron al fin de Tenochtitlan, explicando la estrecha relación que existía en Mesoamérica entre los planos terrenal y sobrenatural, y con ello lo normales que eran los tetzáhuitl, en un mundo donde lo humano y lo divino convivían, donde las prácticas adivinatorias no eran tabúes sino maneras de ordenar al mundo.
“La ignorancia es una de las razones por las cuales hicimos esta exposición que tiene como varias vertientes. Estamos buscando no sólo darle repuestas a la gente, sino también remover este tipo de comentarios que a veces se dan y que tienen mucho tiempo y resultan demasiado simples para lo complejo que es la historia y la antropología a medida que avanzan los estudios”, comenta Ledesma.
En este caso, dice, mucha gente asume sobre la conquista que, por ejemplo, cuando Moctezuma recibe a Cortés y sus hombres y los interpreta como dioses, como divinos, pues era un hombre ignorante o supersticioso.
“Mucha gente me pregunta por qué pensaban que ellos eran dioses si sangraban, iban al baño, comían y se morían, pero tiene que ver con la forma en la que ahora nosotros pensamos qué es un dios. Lo que se trata en la primera parte es mostrar la forma en la que explicaban el mundo y que ellos pensaran que Cortés y sus hombre eran divinos tiene que ver con que los tuvieron que meter en alguna de las categorías que tenían para explicarse el mundo”, asegura Ledesma.
El que los mexicas los catalogaran como divinos no quiere decir ni que se hayan postrado a sus pies ni que hayan querido cumplir todas sus promesas. En la época mesoamericana el contacto con lo divino era mucho más horizontal, muy diferente al pensamiento actual, donde dios está muy lejos de la humanidad y no hay manera de contactarlo, es más ni si quiera de negociar con él.
“Ellos pensaban que lo divino no estaba tan desconectado de lo humano, que la humanidad tiene poder de decidir, de decisión, puede negociar, luchar, reclamarles cuando no cumplen lo acordado, es una manera muy distinta de entender lo divino”, señala la directora de la exposición Tetzáhuitl. Los presagios de la conquista de México.
El montaje recrea físicamente ocho tetzáhuitl mexicas recogidos en las obras de los frailes Bernardino de Sahagún y Diego Durán, estos son: la caída de un rayo en el templo de Xiuhtecuhtli; el incendio repentino del Templo Mayor; la aparición de seres monstruosos; el paso de un cometa; la presencia de una mujer llorando por las calles tenochcas; una grulla parda con un espejo de obsidiana en la cabeza; una piedra parlante que se negó a llegar a la capital mexica; y el tetzáhuitl de un agricultor que, raptado por un águila, fue llevado a una cueva en la que atestiguó una visión de Moctezuma dormido, signo de que el tiempo del tlatoani estaba por terminar.
“Fue muy difícil representarlos, porque estamos hablando de patrimonio inmaterial, pero sí encontramos muchas imágenes muy bonitas, casi todos los presagios están plasmados en el Códice Florentino y en el Durán”, platica Ledesma.
Eran hombres de fe
En 1519, faltaba casi un siglo para que Galileo Galilei publicara los primeros ensayos científicos basados en la experimentación y la comprobación, de forma que quienes arribaron ese año a Mesoamérica todavía creían en voluntades divinas que guiaban sus pasos.
“Mientras que los europeos se consideraban muy racionales y renacentistas, los indígenas eran muy supersticiosos, pues tampoco era así, porque finalmente la experimentación y el conocimiento científico en Europa se arraiga hasta mucho más adelanta, casi terminando el siglo XVI. Los españoles también creían en presagios, milagros y en la adivinación; la idea es permitirle a la gente un poco más de consideración a la hora de juzgar al otro”, explica la directora del Museo del Templo Mayor.
Para ilustrar este sistema de creencias, se muestran piezas como la escultura moderna de un caballo y una armadura de caballero del siglo XVI, préstamo del Museo Regional Cuauhnáhuac; dos esculturas del apóstol Santiago del Museo Franz Mayer; y un retablo de la Virgen de los Remedios, de la Pinacoteca de La Profesa, entre otras.
En este apartado, la exposición también presenta textos de los propios conquistadores, además de fotografías y otras herramientas museográficas que, en el cierre de su recorrido, se ven complementadas por dos piezas que entremezclan la adivinación prehispánica con la europea.
Para Patricia Ledesma es un gusto tener una exposición así, que habla de puntos de vista distintos, porque permite conocer a otros seres humanos, sus semejanzas y diferencias, algo que permite la reflexión sobre lo que somos hoy.
“Necesitamos hacer estos ejercicios de tolerancia, de respeto y de comprensión hacia los demás y espero que la gente que visite la exposición logre salir con reflexiones parecidas” señala.