El sector cultural y la comunidad artística apoyó con fuerza la candidatura del ahora presidente Andrés Manuel López Orador (AMLO), con la idea de que haría valer al arte como punta de lanza dentro de su proyecto de nación.
Pero a siete meses de que López Obrador tomó el poder, los ánimos cambiaron entre los artistas mexicanos, ya que el presupuesto otorgado al sector Cultura tenía un detrimento considerable en comparación con periodos anteriores.
“Este cambio no sólo no ha sucedido, sino que se ha desvirtuado. La primer señal de esto fue la disminución del presupuesto de Cultura, nunca nos hubiéramos imaginado que en un gobierno que fue llevado al poder por los ciudadanos, incluyendo a una gran cantidad de artistas, creadores y periodistas, lo hiciera (…) No podemos creer que lo primero que se haya hecho sea recortar este presupuesto”, comenta el director de cine José Antonio Cordero.
José Antonio forma parte del Movimiento Colectivo por el Arte y la Cultura de México (MOCCAM), el cual es apartidista y suma la voz de actores, músicos, escritores, cineastas y cualquier otra persona dedicada a los oficios afines; actualmente se estima que son alrededor de 300 personas quienes lo conforman.
Por su parte, el curador en jefe del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), Cuauhtémoc Medina, dice que la llegada de la austeridad republicana, junto con este golpeteo político entre los sectores culturales, ha traído el escepticismo entre quienes forman parte de este rubro, hacia el mando federal.
Recientemente, Edgar San Juan, subsecretario de desarrollo cultural, de la Secretaría de Cultura, precisó que ningún apoyo, estímulo, fondo o beca sería tocado durante su gestión, acción que aplaude el actor Tenoch Huerta.
“Es importante que se legisle a favor de la cinematografía nacional, como se hizo en la década de los 40 y los 50, donde el Estado garantizaba que el 50 por ciento de las salas tenía que exhibir cine nacional, se hizo con leyes, no fue espontáneo que la gente prefirió el cine mexicano. Los mercados y los públicos se van creando”, agrega el histrión.
Sin embargo, el descontento es claro entre la comunidad artística, porque además se observan signos de un discurso político que pudiese encausarse hacia una postura autoritaria y paternalista, completamente ilógica para el quehacer laico de la nación.
El paternalismo innecesario
La austeridad con la que se ha manejado el gobierno ha afectado la propagación del arte en el extranjero, ejemplo de esto fue que a María Novaro, titular del Instituto Mexicano de Cinematografía, comunicó que su viaje al Festival Internacional de Cannes no estaba autorizado por presidencia, cuando ella ya se encontraba en la Riviera francesa. Para Medina, este acto es injusto por parte del Estado mexicano.
“Cuando se impide a un funcionario público cumplir sus deberes en el extranjero, con el sistema que impuso la presidencia, el pretexto es económico, pero el resultado está en los hechos, el establecimiento de una relación de autoridad paternal sobre el funcionario”, comenta.
Actualmente se reparte la Cartilla Moral por parte del gobierno, con la que se pretende educar al ciudadano con valores familiares y sociales. El presidente ha dicho que es voluntario y necesario leerla, de esto Huerta indica que el arte debe estar fuera.
“(Antes) nos metieron una propaganda tan cabrona durante 40 años que creímos que había que meter la cultura en el libre mercado, si ahorita tienen su propia ideología, allá ellos, el arte debe verse exento de eso, no debe ser panfletario”, platica el actor.
No sólo la comunidad artística es afectada
José Antonio Cordero asegura que no sólo la cultura se ve afectada por las decisiones del gobierno, ya que la ciencia también es un apartado que se ha visto perjudicado.
“Si a esto le sumamos lo que pasa con la ciencia, cada que el presidente comenta sobre los científicos, habla de una carta dorada, esto nos está hablando que se está pintando de un color fascista”, explica el miembro de MOCCAM.
Medina se abstiene de vaticinar el futuro de la llamada Cuarta Transformación, pero observa que se está generando una sociedad opresiva.
“Lo que a mí me parece es que todas las posiciones que han adoptado, que son técnicamente ideológicas, pueden plantearse como contraproducentes, si no consiguen satisfacer el filtro crítico de los científicos y de los intelectuales y artistas, lo único que van a poder desarrollar es una forma de poder autoritario”, argumenta Medina.