¿La clave para eliminar el VIH?

Al lograr analizar la estructura molecular de la cáspide, se podrían desarrollar fármacos que detengan o interfieran el proceso de replicación del VIH en las células humanas, señalan Juan Perilla y Peijun Zhang, de las universidades de Illinois y Pittsburgh, autores del estudio publicado en Nature.

La cáspide es una envoltura cubre al ARN (ácido ribonucleico que contiene la información genética que determina cómo se unirán los aminoácidos), y se rompe cuando este virus infecta a una célula humana para replicarse.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
Comparte esta nota
Con este hallazgo se podría interferir con el proceso de replicación del virus. Y se evitaría, con fármacos, que se propague en las células humanas

Al lograr analizar la estructura molecular de la cáspide, se podrían desarrollar fármacos que detengan o interfieran el proceso de replicación del VIH en las células humanas, señalan Juan Perilla y Peijun Zhang, de las universidades de Illinois y Pittsburgh, autores del estudio publicado en Nature.

La cáspide es una envoltura cubre al ARN (ácido ribonucleico que contiene la información genética que determina cómo se unirán los aminoácidos), y se rompe cuando este virus infecta a una célula humana para replicarse.

Su estructura molecular es tan compleja, que todavía no se ha descifrado por completo.

Aunque no existe una solución médica para evitar la propagación del VIH en una persona que se contagia, esta investigación podría dar pie a que se evite su replicación en las células humanas.

Klaus Schulten, otro de los autores, dice que todavía es un misterio sin resolver cómo se forma la cápside, pues “tiene dos propiedades completamente opuestas entre sí”.

“Por un lado tiene que proteger el material genético, pero una vez que infecta una célula tiene que permitir su liberación”. 

Lo que “tiene que ocurrir además en el momento oportuno, ni demasiado pronto, ni demasiado tarde; y ése es el momento en el que podemos tratar de actuar”, añade Klaus.

Para este estudio se utilizaron distintas tecnologías, tales como cristalografía, resonancia magnética nuclear, microscopía y la súper computadora Blue Waters del Centro de Supercomputación de la Universidad de Illinois.

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil