Aguerrida y revolucionaria desde su comienzo, La Casa del Cine es una trinchera para mostrar el lado más independiente del cine mexicano e internacional; sin embargo, debido a la pandemia global en desarrollo, cerrará sus puertas mañana, 17 de diciembre.
El proyecto de exhibición, ubicado en el corazón de la Ciudad de México, creado por Jorge Sánchez, José Rodríguez “Rolo” y Carlos Sosa, desde un inicio fue una iniciativa por amor al arte; apenas era redituable para los gastos, pero con la llegada del coronavirus, solo sumó deudas.
Carlos Sosa, quien además es productor, comenta para Reporte Índigo que La Casa del Cine tiene adeudos de su renta, que habrá gastos por todavía cubrir, pero al menos todo su personal se va con sus salarios al corriente, definitivamente con un poco de tristeza, pero también con miras en lo que depare el futuro próximo.
“Nuestra deuda no es mayor, ni nos vamos quebrados, nos vamos en ceros, nos vamos contentos. Ninguno de los empleados se va con deuda, todos cobraron todo el año, nunca se les dejó de pagar, fueron muy solidarios, alguna vez hicieron hincapié en que podían cobrar menos para que pudiéramos estabilizarnos, pero nadie se va sin pagar, se llevan su aguinaldo, los que tienen que finiquitarlos, se llevan su finiquito y muchos otros se van a la productora de cine conmigo”, platica Sosa, director del inmueble fílmico fundado el 20 de noviembre de 2010.
Sosa opina que en definitiva son necesarios más espacios como este, no solo en el Centro Histórico de la capital, sino en cada barrio de la ciudad y de otras urbes de México, para subsanar el tejido social y la vida de las personas.
“La Casa del Cine es un lugar que le dio la posibilidad a muchas personas que no habían tenido encuentro con el cine, demostró que la gente sí quiere ver cine nacional y de calidad. Lo que creo es que una casa del cine no va a cambiar absolutamente nada en esta sociedad si no hay un apoyo suficiente por las autoridades culturales, de que haya una casa del cine en cada barrio, porque nosotros cambiamos vidas”, argumenta Carlos Sosa.
Entre las anécdotas que rescata el productor está que recientemente una joven les escribió de manera privada en sus redes sociales para explicarles que estuvo al borde del suicidio, pero al conocer La Casa del Cine, en República de Uruguay 52, decidió seguir adelante por encontrar un espacio como este.
“El día que ella planeaba suicidarse, caminó por el Centro, fue a comprar las cosas para su suicidio, pasó por La Casa del Cine, entró, nos conoció, platicamos con ella, le recomendamos una película y lo primero que pensó fue ‘hay banda bien buena onda que está haciendo cosas increíbles’; vio la película y decidió no suicidarse, ya con eso valieron nuestros 10 años, salvamos una vida, eso es lo que vale nuestra década”, narra el cofundador.
Esta semana el inmueble se despedirá con algunas proyecciones para definitivamente clausurar sus funciones el 17 de diciembre. Sosa se dedicará a sus proyectos de producción y en la vía virtual permanecerá un catálogo selecto para ver en la comodidad del hogar.