Vivir Quintana, guiada por las palabras de su madre, abraza con ternura la nostalgia arraigada en su corazón, dando vida a “La Casa de la Esquina”. Esta canción no solo refleja la esencia íntima de su familia, sino que también se convierte en un tributo a los detalles cotidianos que dan forma a la vida diaria de las calles de su natal Coahuila de Zaragoza.
“Mi mamá me decía que ya había hecho canciones a todo el mundo, pero a mis padres ninguna; descubrí que no lo hacía, porque realmente tenía una nostalgia muy adentro, como haberme ido de casa. En este aprendizaje me di cuenta de que veía a mis papás de manera horizontal, y que no quería perder tantos detalles de ellos”, cuenta la cantautora a Reporte índigo.
De forma natural, la canción se volvió una especie de terapia y un viaje de redescubrimiento, donde la artista se dio cuenta de la importancia de no perderse los detalles de la vida familiar.
Con la colaboración de familiares, vecinos y niños locales, el video se volvió en una postal para la posteridad, marcando un punto de partida significativo para la próxima etapa musical de Vivir Quintana.
Resignifica el concepto del amor
Este nuevo capítulo se revelará por completo en su próximo disco Te Mereces un Amor. Cabe destacar que el título del álbum proviene de una canción que inicialmente no estaba destinada a formar parte de este material. Sin embargo, al escucharla, Quintana sintió que era la pieza clave que le otorgaba sentido al álbum en su totalidad.
“La inspiración para esta pieza surgió de una conversación con una amiga, quien expresó sentirse incapaz de merecer una historia de amor saludable y profunda. Esto nos llevó a varias amigas a cuestionarnos sobre las expectativas y las nociones preconcebidas en torno al amor”, sostiene.
Para este álbum, Quintana se propuso cuidar aún más sus palabras, siendo consciente de la necesidad de desafiar los patrones dañinos presentes en las relaciones y transmitir un mensaje a la sociedad.
“Se romantiza mucho mi tóxico, mi tóxica. Y la gente se ríe, pero en el fondo llamamos relaciones tóxicas, en un país donde hay violencia de género y falta de empatía. Con este álbum, quiero cuidar lo que expreso y evitar frases posesivas. A veces, por quedar bien, mantenemos relaciones que ya no nos hacen bien, pero en este árbol genealógico, también se puede podar”, resalta la cantante y autora de “Canción sin miedo”.
La artista busca crear un legado musical que fomente una observación más consciente de las palabras que se usan. Invita a cuestionar y replantear las conexiones con familiares y amigos que podrían no ser beneficiosas.
Además, a través de su música, desea que sea una especie de recordatorio de la importancia de despedirse a tiempo de relaciones que ya no contribuyen al bienestar emocional.
“La música me ha dado la oportunidad de descubrirme como persona, como mujer, sobre todo, de conectar con temas muy importantes y sensibles. El otro día me preguntaban que porqué no cambiaba la línea de las canciones que componía, pero a mí me gusta conectar con eso y sobre todo estar pendiente de lo que pasa en el contexto social en el que yo vivo.
“Incluso con mi familia, amigos y amigas, pero también con lo que pasa en el país, en mi colonia. Siento que es súper bonito, y a la vez muy doloroso, porque nos encontramos con cosas que no son todas positivas”, revela Vivir Quintana.
Su concierto en el Lunario
La cantante Vivir Quintana expresa su entusiasmo y nerviosismo debido a su próximo concierto el 16 de febrero en el Lunario del Auditorio Nacional. Este evento representa un hito significativo en su carrera. Sin embargo, su enfoque no está solo en el logro personal, sino en la conexión y disfrute del público.
“Este concierto es para agradecerle a la gente que me ha apoyado. Más que decir que va a ser mi primer Lunario, y estoy nerviosa, va dirigido para que la gente lo disfrute”, cuenta.
Para este momento, Quintana tiene preparadas varias sorpresas; primero, como telonera tendrá a la cantante Agris, posteriormente interpretará gran parte de todo su repertorio, incluyendo temas que nunca ha tocado en vivo.
De esta forma, el Lunario significa varias cosas para la artista, pero, principalmente, le da una batuta sobre el peso de la responsabilidad y la gratitud que siente por el impacto de su música en la vida de los demás. En medio de sus éxitos y reconocimientos, Quintana reconoce que la creación musical conlleva una carga de responsabilidad hacia su audiencia y hacia las historias que le han confiado.
“Me hace sentir muy contenta, pero también la responsabilidad de seguir haciendo esta música, porque me han tocado un montón de historias. Un día estaba en la Feria del Libro de la Ciudad de México; se me acercó una chica y me dijo que gracias a mí, su abuelo, que era mi abusador, ya estaba detenido.
“Esas cosas también pasan, la música también me ha dado la oportunidad de conectar con un montón de compañeras que están con esta preocupación, al igual que yo, de que las cosas cambien, de que el porcentaje de la violencia baje, de tantas mujeres asesinadas todos los días”, recalca.
El compromiso de Quintana con la lucha contra la violencia de género se refleja en su conexión con compañeras y compañeros del movimiento feminista. Reconoce el papel fundamental que han desempeñado en su carrera y en su compromiso por transmitir mensajes de empoderamiento y conciencia a través de su música.
“He visto en muchas compañeras artistas y compañeros artistas que siempre nos fijamos sobre todo el trabajo que nos ha costado llegar y los sacrificios, pero también hay que agradecer que en medio de tanta falta de empatía, de tanta violencia que se vive en todo el mundo, también hay que voltear y darnos cuenta de toda la gente que nos ha apoyando, y que sí está interesada en este discurso”, concluye.
Los corridos
Para este año, Vivir Quintana tiene planes de lanzar un proyecto especial que comenzó en 2018, enfocado en corridos que narran las experiencias de mujeres que han enfrentado privación de libertad por defenderse de sus agresores.
En el transcurso de 2024, tiene la intención de compartir todo el material, reconociendo la complejidad y la responsabilidad que implica abordar estas historias con respeto.