María de los Ángeles Rodríguez Lemus ha trabajado en la Biblioteca Central Estatal “Wigberto Jiménez Moreno” desde hace 15 años, los mismos que tiene de vida el recinto, el cual fue fundado en 2007 para integrar la cultura del libro con las tecnologías de la información y la comunicación.
Durante el tiempo que ha estado en la instancia cultural, Lemus, bibliotecaria de formación, expresa que ha sido un gran orgullo y “un golpe de suerte” trabajar en ella, pues tiene la colección de libros más grande de todo León, Guanajuato.
Actualmente su colección cuenta con 240 mil 336 libros, entre ellos, material bibliográfico, audiovisual, publicaciones periódicas y cartográficas; además de ser, orgullosamente, una de las instancias que promueven la inclusión gracias a su colección de 1918 ejemplares escritos en sistema braille.
“Los leoneses desconocen que tenemos una sala para personas con discapacidad visual. Existen, por lo menos, tres estantes con material impreso y en tinta con imágenes, algunos otros con letras más grandes para la gente con debilidad visual”, platica Rodríguez Lemus.
La Sala Braille cuenta con libros de todos los géneros, pero destacan los infantiles y juveniles como: El barco de Camila, de Allen Morgan y Jirina Marton; Un diente se mueve, Daniel Barbot; Las aventuras de Pepe, el mocoso, de Padilla Ortiz; incluso un tomo titulado Relatos de Edgar Allan Poe.
Los últimos años han realizado la dinámica “Mi experiencia en la oscuridad”, que consiste en la interacción de un grupo de personas con los ojos vendados con los libros en braille, además de que se les enseña la escritura de esta técnica.
“La escritura es de derecha a izquierda, porque tiene un efecto de espejo, para que cuando volteas la hoja ya la puedas leer de izquierda a derecha”, cuenta María de los Ángeles.
Posteriormente recorren toda la biblioteca con la ayuda de bastones y guías, quienes les brindan indicaciones orales.
“El objetivo de la actividad es sensibilizar a las personas para que nazca la empatía por las personas con discapacidad. Es parte de nuestra labor, crear un impacto en la comunidad y así podamos acercarnos y ofrecer nuestra ayuda a la gente que lo necesite”, expresa la bibliotecaria.
Aunque Rodríguez Lemus confiesa que con la pandemia sufrieron un declive y un cambio muy marcado en cuanto a sus horarios y asistencia del público, esperan que la gente poco a poco comience a llenar nuevamente los pasillos de la Biblioteca Central Estatal, pues en tiempos anteriores “era todo un éxito”, ya que su asistencia llegaba a los dos mil 400 usuarios por día.
Algo que puede celebrar es que ya se cuenta con más tecnología pues, desde 2020, la biblioteca puso a disposición todo su acervo de manera digital.
“Además de la promoción digital, y de hacer esta evolución, no queremos dejar a un lado el contacto con el libro físico, porque todos los niños vienen de esta generación de ver todo de manera digital. Es muy bonito ver a las familias enteras, mamás que venían desde antes de tener a sus hijos, y que siguen acercando a sus hijos al material bibliográfico en físico, esa es nuestra lucha y así seguiremos”, recalca.
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