La autora Frida Cartas presenta “Transporte a la infancia”, un libro que le permitió sanar

En Transporte a la infancia, Frida Cartas lleva a los lectores a los recuerdos de una infancia marcada por la violencia y la dificultad de expresar su identidad de género. La obra ofrece una mirada sin juicio que le permite reconciliarse con su pasado
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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A través de la escritura, Frida Cartas encontró la manera de sanar y expresar todo aquello que le fue prohibido en algún momento, como su libertad para ser y amar.

En su libro Transporte a la Infancia, las letras le regalan la capacidad de regresar simbólicamente a su niñez, ofreciendo a la pequeña Frida los regalos y experiencias que le fueron negados, como juegos, viajes y el pastel de Navidad y cumpleaños que siempre quiso.

En entrevista con Reporte Índigo, la escritora comparte que la inspiración surgió ante la necesidad de comunicarse con su madre y entregarle una especie de diario en el que pudiera hablar abiertamente del dolor que vivió en su niñez.

Fue publicado de manera autogestiva durante la pandemia en 2020, y este año la editorial Almadía le dio la oportunidad de lanzarlo como un libro.

“Presentarlo públicamente me ha llevado a pensar el por qué y cómo nació este escrito. Me queda claro que no fue una idea planeada, más bien fue un ejercicio de invocación de la memoria, de intuición”, cuenta la también conductora y activista.

Frida revela que la nostalgia del encierro la llevó a expresar en palabras sus experiencias pasadas, destacando su deseo de ser madre como una forma de proteger a otros de la manera en que ella hubiera querido ser cuidada.

A este punto de su madurez, reconoce que el ejercicio de escribir el libro fue terapéutico, permitiéndole reconstruir su pasado. La obra, aunque refleja la crueldad del mundo hacia la infancia en contextos desfavorecidos, se convierte en un acto sanador para la autora.

“Fue volver al pasado, y recordarlo no fue algo bonito, fue doloroso.  Muchas memorias son horrorosas y violentas, pero el ejercicio de poder construir algo a través de la escritura resultó ser una especie de caricia a esa criatura.

“Gracias, Fridita, porque fue tu resistencia, aunque dolió mucho, la que hoy me permite mirar atrás y decir que lo logramos. Este libro es para ella, no solo para la adulta, sino para la niña que estuvo ahí siempre”
Frida CartasAutora

“El ejercicio de escritura resultó terapéutico, porque a pesar de que es doloroso y que refleja lo cruel y poco amable que es el mundo para las infancias, en donde se acrecienta a violencia, porque son contextos de gente sin estudios, como mis papás, que emigraron de Oaxaca a Sinaloa, pude sentir que había sanado un poco”, agrega.

La autora destaca la mirada adulta y sobreviviente que adopta al hablar sobre su historia, alejándose de la eterna victimización. Además, aborda el aspecto político de su obra al señalar las graves problemáticas de salud mental y violencia de género en la sociedad mexicana, evidenciando la conexión entre la infancia vulnerable y los desafíos que enfrentan las personas trans y las mujeres en la vida adulta.

“Me pienso más como una sobreviviente que como una eterna víctima. Porque son temas que se deben hablar. A raíz del libro, mi novio y yo vimos un informe en la página del INEGI, niños entre 10 y 14 años sufren de violencia por su  identidad de género; eso nos da una muestra de lo cruel que es el país. Vivimos en una sociedad en la que niños de 10 años se cuelgan en el patio de su casa”, informa.

Una escritura por la salud mental

La originaria de Mazatlán, Sinaloa, describe el proceso creativo como un “mar de emociones”, donde la escritura se convierte en un acto de autodefensa. No solo cuenta su historia, sino que denuncia las violencias presentes en la sociedad contemporánea, desde ideas suicidas hasta feminicidios trans y asesinatos por razones de género.

Lo más impactante es la conexión entre su proceso de escritura y la experiencia colectiva de la merma en la salud mental. Aborda la epidemia de violencia que afecta a la sociedad, convirtiendo su obra en un grito político y de denuncia. Aunque no se presenta como un acto de denuncia directa, Transporte a la Infancia ilumina las sombras del dolor, mostrando una realidad que muchos prefieren ignorar.

“Cuando escribí el libro me acordé que me habían diagnosticado con ideas suicidas, pero sólo pensaba en descansar, no me quiero matar, quiero dormir más, apagar todo lo que estaba en la cabeza y en el cuerpo. Te soy sincera, fueron más los momentos del libro en los que escribía poco y lloraba mucho”, narra.

Frida, feminista y activista, fusiona su experiencia con el feminismo aprendido en la Ciudad de México. Su escritura se convierte en un arma, no de destrucción, sino de creación y resistencia. Describe la escritura como una antorcha de fuego, iluminando y proporcionando calor, un “apapacho” para el alma.

'Amo el feminismo, pero reconozco la presencia de transfobia en algunos círculos, siendo más pronunciada en España. Afortunadamente, hasta ahora no he experimentado ataques ni casos en mis redes'
Frida CartasAutora

El libro, que a veces fue escrito entre risas y lágrimas, narra historias cotidianas que trascienden la academia y la pedagogía de los movimientos activistas. En lugar de explicar el ABC de la diversidad, invita a la empatía, a conectarse con las experiencias humanas más allá de las etiquetas.

“Este libro es mi arma de autodefensa, con el cual pude crear escudos. También veo a la escritura como fuego para iluminar, o para quemar, es una metáfora que me gusta mucho, porque me lleva a pensar en calor, y el calor es un apapacho”, apunta.

Transporte a la Infancia no es simplemente un libro autobiográfico, es una obra que desafía y transforma, un recordatorio de que cada historia compartida puede iluminar y sanar. Con Frida Cartas como guía, este viaje emocional nos lleva desde el dolor hasta la resiliencia, dejando una huella imborrable en el corazón del lector.

“Es un libro fuerte e íntimo, pero creo que puede ayudar a alguien que esté pasando por lo mismo, puede salvar vidas. Quizá suene egoísta, pero si yo hubiera leído un texto de una persona que habla sobre sus deseos de  morir, ahora, tal vez, me sentiría menos  sola o triste”, concluye Frida Cartas.

La importancia del amor

En medio de la actualidad, para Frida Cartas la idea de una revolución de amor resuena como una necesidad imperante. En un mundo plagado de miedo, odio y guerra, hablar de amor se vuelve revolucionario, desafiando el bullying normalizado y la crueldad hacia las infancias.

“Sí es revolucionario el amor, porque el miedo está plagado de odio, guerra e invasión. En un mundo cruel con las infancias y en contextos de guerra y migración, hablar del amor aporta luz y perspectiva, desafiando el bullying normalizado. Aunque tachen de cursi la idea, es crucial abogar por la revolución del amor y su capacidad transformadora en medio de tanto odio”, abunda.

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