La atención de las emociones, pilar para la sana convivencia y el adecuado desarrollo

Cuidar la salud mental, reconocer las emociones y atender los padecimientos neurológicos, son algunas de las acciones recomendadas por especialistas para mantener el cerebro en buen estado, así como procurar un bienestar individual y colectivo
Karina Vargas Karina Vargas Publicado el
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Los efectos de la emergencia sanitaria por el virus SARS-CoV-2 han impactado en la vida cotidiana de distintas maneras desde su inicio; sin embargo, las repercusiones en la salud mental, como el estrés, la ansiedad o la depresión, han sido una alerta constante en cada fase de la pandemia por parte de las autoridades sanitarias, quienes han subrayado la importancia de diagnosticar, acompañar, prevenir y atender los trastornos mentales y de las emociones.

Estos padecimientos se manifiestan, principalmente, como alteraciones del pensamiento, de las emociones o del comportamiento, y causan malestar o deficiencias funcionales, según señala la Organización Panamericana de Salud (OPS).

Cifras del Informe Mundial sobre la Salud Mental, transformando la salud mental para todos, presentado a inicios de junio pasado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), señalan que 970 millones de personas padecen algún desorden mental, 71 por ciento de la población con psicosis no recibe atención médica y, en promedio, a nivel global, sólo el dos por ciento de los presupuestos para salud se destina a la salud mental.

Entendiendo esta condición como un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad, según la OMS.

Con motivo del Día Mundial del Cerebro, que se conmemora cada 22 de julio, especialistas subrayan la relevancia de cuidar este órgano a nivel físico, neuronal y emocional. Al respecto, la psicóloga Blanca Ramírez, exsecretaria de la Sociedad Internacional de Tanatología, hace énfasis en la atención de las emociones, identificándolas como un pilar para la sana convivencia y el adecuado desarrollo.

“Estamos muy bombardeados de información acerca del cuidado de las dietas, del comer balanceado, del ejercicio físico, de salir al mundo a hacer actividades sociales, laborales, etc.; sin embargo, la base de todo eso, es la salud mental. Es decir, nuestros pensamientos, todo lo que llega a nuestra mente y que se va a filtrar a todo lo que hacemos y a la manera en la que nos vinculamos con la sociedad”, expresa.

La especialista describe las emociones como todas aquellas sensaciones o mensajes que el cuerpo recibe y que muestra y percibe de acuerdo con los conocimientos, vivencias e historia de cada persona, “no hay emociones buenas ni malas, simplemente son experiencias de cada ser humano que pueden dejar sensaciones agradables o incómodas, pero son neutrales”.

Detalla que cada emoción define la manera en la que cada ser humano se relaciona con el mundo, por lo que es relevante reconocerlas, nombrarlas y trabajar con ellas.

Química cerebral y postpandemia

Blanca Ramírez comenta que lo que se vivió por el confinamiento, como la falta de socialización, de desarrollar las habilidades cotidianas y las actividades sociales, fue generando la idea de una amenaza a la seguridad, a la integridad, a la salud, a la economía y a la manera en la que las personas se vinculaban con ellas mismas y con lo demás.

“Por todo esto, lo que nuestro cerebro hace es empezar a liberar hormonas como el cortisol o la adrenalina y se van a todo el cuerpo, y a partir de ello las emociones se potencian. Vinieron emociones muy fuertes y siguen hasta ahora procesos de ansiedad, depresiones y distimias –que es como una depresión enmascarada–“, comenta.

La también logoterapeuta de la plataforma tuterapia.com narra que en el tiempo en el que se ha desarrollado la pandemia y hasta la actualidad sigue atendiendo a personas que buscan iniciar un proceso terapéutico, porque han perdido su identidad o se sienten solas debido al impacto de la emergencia sanitaria y las pérdidas que esto trajo consigo.

Por lo que asegura que, si bien las consecuencias del confinamiento y la incertidumbre han encendido las alertas sobre la vulnerabilidad de la salud mental y emocional, y su relación con el bienestar físico, esto puede ser benéfico para poner el reflector en el cuidado del cerebro.

Agrega que también ayuda a romper los mitos respecto a la atención terapéutica, que relacionan el tema de la salud mental con los centros psiquiátricos, con debilidad o con una incapacidad de gestionar los problemas.

“Lo que hace el terapeuta es acompañar, caminar al lado de la persona para ir develando, a lo mejor todo eso que se empantanó, y ayudarle a limpiar esa visión. No necesitamos estar transitando por procesos muy complejos o depresiones muy profundas para ir a terapia”
Blanca RamírezPsicóloga y especialista en tanatología

“No minimicemos nuestras pérdidas, no hay pérdidas chicas ni pérdidas grandes, todas son significativas. Hay que poder hacernos conscientes del valor de nuestros propios duelos y animarnos a transitarlos y a ponerles nombre. Yo siempre les digo: ‘duelar para vivir’”, comenta.

Trastornos neurológicos

En la conmemoración del Día Mundial del Cerebro 2022, la Federación Mundial de Neurología (WFN, por sus siglas en inglés) resaltó la necesidad de poner en práctica el Plan de Acción Mundial Intersectorial sobre Epilepsia y otros Trastornos Neurológicos (IGAP) 2022-2031, adoptado por la Asamblea Mundial de Salud de la OMS en mayo.

Esto, con el propósito de promover la salud cerebral y mejorar el acceso a la atención y el tratamiento de los trastornos neurológicos, que son aquellas enfermedades del sistema nervioso central y periférico como la epilepsia o el Alzheimer, y padecimientos cerebro-vasculares como la migraña, la esclerosis múltiple, el Parkinson o los tumores cerebrales.

La WFN manifestó que el objetivo de la conversación este año se centra en cinco objetivos: generar conciencia de que la salud del cerebro es vital para el bienestar mental, social y físico; impulsar la prevención de enfermedades mentales y neurológicas; y hacer esfuerzos globales para brindar una salud cerebral óptima.

Además de fortalecer la educación en el cuidado de la salud; y garantizar el acceso equitativo a los recursos, el tratamiento y la rehabilitación para atender los padecimientos cerebrales.

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